domingo, 21 de diciembre de 2014

Mantener en secreto la ovodonación

Nosotros no hemos dicho a nadie que angelote es fruto de la ovodonación, y esto a veces es un problema...
 
Por mi parte lo hubiera dicho sin más tapujos a mi familia porque de hecho hubo un tiempo en que me sugirieron que probara con ovo, pero por parte de la familia de mi chico es otro cantar. Así que entre los dos decidimos que íbamos a tratar el tema con igualdad, ni su familia ni la mía.
 
Además quiero que mi hijo sea el primer en saberlo, creo que debe ser él el que tiene que saber de donde viene, y esta es nuestra decisión.
 
Pero hoy me he dado cuenta de que si tratáramos el tema con naturalidad podríamos ayudar a más personas. Hemos tenido comida de amigos, amigos que nos vemos de cuando en cuando y otros que hace tiempo que no nos vemos. Ha sido un día genial, pero me he venido a mi casa con una pena en mi corazón. Una amiga, que hace tiempo que no veo, que lleva tiempo con su pareja, que no tienen hijos (bueno, él sí, de una anterior relación), me ha confesado que quiere ser madre pero que le han dicho que seguramente tenga que recurrir a ovodonación. Y llorando me ha dicho que no está preparada para eso, que qué suerte que yo finalmente lo consiguiera, que mi hijo es un milagro (la verdad es que lo siento así) y que lo está pasando muy mal.
 
Y me he mordido la lengua, y me he cabreado conmigo misma por lo hipócrita que he sido, porque le he mentido, le he tenido que mentir, y lo único que me ha salido decirle es que no se cierre puertas, que a mí también me dijeron lo de la ovo y que la contemplé como una posibilidad, que incluso si tuviera que recurrir a ella para darle un hermano a angelote lo haría sin dudar. Y ella me decía que no sabía lo duro que era renunciar a los genes, que mi angelote era mío y se parecía a mí pero qué iba a sentir ella si lo hacía y no lo veía como suyo. ¡¡Qué mal lo he pasado!! ¡¡Qué ganas de decirle que mi hijo es de ovo, que está equivocada, que lo va a ver como suyo, que es SU HIJO!!
 
He llorado con ella. Quiere ser madre, pero no está preparada para ovo. Me ha tomado como ejemplo, como mal ejemplo. No lo he conseguido con mis genes, soy mamá, soy mamá gracias a la ovo, y tú también lo puedes ser.
 
Me siento mal, siento que le he fallado, que si le hubiera contado lo mío le habría ayudado a dar el paso. Hubiéramos hablado de sus miedos, de su angustia, y sé que si le hubiera contado que angelote vino a mi vida gracias a la ovo, todo habría cambiado para ella. Sólo he podido darle el número de teléfono del IVI y darle la referencia de la doctora Crespo. Y sonreir con una sonrisa vacía cuando me ha dicho que si yo lo conseguí, por qué ella no.
 
Hipócrita.

jueves, 4 de diciembre de 2014

En paro

Pues eso, que se suponía que iban a ser un par de días por un problema administrativo y voy camino del mes.
Que debería estar preocupada y lo que estoy es increiblemente contenta por poder estar todos los días a todas horas con angelote. Bueno, miento, porque he tenido que hacer algunas cosas ineludibles a pesar de que estoy en el paro, pero exceptuando cosas puntuales, los dos juntitos, juntitos, juntitos.
 
Todos mis compañeros están que trinan, y los entiendo porque se nos está acumulando el trabajo de mala manera y cuando volvamos va a ser un infierno. Pero es lo que hay, así que mientras ¡¡disfrutemos!!
 
Dicen que seguro que para el día 15 reenganchamos, pero digo yo que si vienen navidades, pues ya para el 2015 comenzamos nuevo ciclo laboral y nuevo año...
 
Me parece increíble estar mirando juguetes para mi angelote. Todo es tan emocionante, lo vivo todo con tanta intensidad que a veces me asusta. Esto es una "secuela" de mi infertilidad, que todo me parece apasionante, cada pequeño avance de mi angelote y cada momento especial que vivo con él.
 
Y uno de esos momento fue ayer cuando le preguntamos ¿dónde está mamá? Y me miró, sonrió, ME SEÑALÓ CON SU DEDO, y dijo: mamma (ya no soy amma como puse en una entrada anterior). Y ahí me veis llorando, con las lágrimas saliendo como cataratas de la tremenda emoción de ver a mi hijo identificando a su mamá.
 
Pues ya tengo regalo de Reyes, con esto ya estoy más que satisfecha.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Quiero intentarlo de nuevo

Sí, lo sé, estoy más para allá que para acá, pero no puedo evitarlo.
 
Creo que llevo tanto tiempo deseando ser mamá que se me acumuló de tal manera el instinto que no se me ha calmado del todo con angelote.
 
Quiero volver a ser mamá, lo estoy deseando. Cada día que pasa aumenta esta apetencia, quiero volver a estar embarazada, quiero volver a dar a luz (espero que no por cesárea), quiero volver a tener entre mis brazos a un recién nacido, quiero, quiero, quiero...
 
Pero mi chico no lo tiene tan claro. No estamos de acuerdo en este tema y me parece que me va a costar mucho convencerle de que vayamos ya a Valencia. De broma le digo que el día que menos se espere le digo que tengo un congreso de un par de días, me voy a Valencia y me vengo con los blastos puestos. Él de momento no cede. Bueno, esto no es cierto del todo, dice que quizás para septiembre del año que viene, que antes no. Pero es que somos tan mayores...
 
Sé que quien esté intentando ser madre por primera vez le revolverá las tripas que yo ya me esté planteando el segundo, pero no puedo evitarlo. No es ni muchísimo menos como antes y sé que el fracaso estará más que amortiguado. Pero no quiero tener sólo un hijo, quiero más. ¿Para qué esperar a intentarlo?
 
Mi chico se caga literal ante la posibilidad de que nos pongan dos y me quede de mellizos. Familia numerosa, casi nada. Y yo no puedo responderle nada porque no puedo asegurarle ni que sí ni que no.
 
¿Quién sabe lo que nos tiene el destino preparado? A lo mejor al final no resulta y nos quedamos con angelote. A lo mejor viene uno, a lo mejor vienen dos...
 
Cuando tienes un hijo todo cambia. La infertilidad, los tratamientos, los ves de otra manera. No hay tanta ansiedad, tanto estrés, tanta sensación de estar en el corredor de la muerte. Por lo menos por ahora no siento eso, espero poder contároslo en persona pronto...

domingo, 23 de noviembre de 2014

"Amma"

Mi angelote lleva dos días que dice "amma".
 
Antes decías papa, caca, lala, tata, pero no mama. Y ahora lo dice. Y no sólo lo dice, sino que me mira y me dice "amma". Y yo muero. Se me saltan las lágrimas de felicidad porque no puedo creerme que esté viviendo todo esto.
 
Estoy disfrutando de mi hijo al máximo. Ahora duerme su siesta, está con su papá, y sé que en cuanto se despierte, si sigue como estos días, lo hará diciendo "amma", y en cuanto me vea me echará sus brazos y mi corazón correrá desbocado ante tanta felicidad.
 
"Ammá", soy su "ammá", quiere ir con su "ammá". ¿Sabéis esto lo grande que es? ¿Lo increíble que es? Merece la pena, todo merece la pena. Por favor, luchad, luchad hasta que verdaderamente ya no podáis, tenéis que escucharlo, tenéis que vivirlo. Que vuestro hijo os mire, os sonría, alce los brazos y con gran alegría y satisfacción diga "ammá".

viernes, 14 de noviembre de 2014

Nueve meses y nueve meses

Mi angelote lleva casi el mismo tiempo dentro que fuera de mí.
 
Me parece increíble que ya llevemos 18 meses juntitos, nueve de los cuales lo llevamos haciendo fuera de la barriga.
 
Mi embarazo fue muy bueno físicamente. Emocionalmente fue muy duro, sobre todo durante los primeros meses en los que vivía aterrorizada de que pasara algo y no siguiera adelante. Pero siguió, y nació mi angelote.
 
No suelo hablar mucho de él en el blog. Sí en los comentarios de otros blogs en los que se habla sobre los bebés, pero hoy quiero hacerle una entrada a mi niño.
 
Mi angelote es un rubiales de ojos almendrados y pestañas larguísimas al que le gusta observar absolutamente todo. Lo que más le gusta en el mundo son los árboles mecidos por el viento, los perros, los carteles de helados (supongo que por los colores), los luminosos y las personas.
 
Angelote compromete absolutamente a todo el mundo. Se queda mirando fijamente a la persona en cuestión y no para de mirarla hasta que esa persona le dice algo. Y si no lo consigue empieza a hacer ruidos y a "hablar" como diciendo "tío, que te estoy llamando y no te coscas". Y cuando lo consigue dedica la mejor de sus sonrisas, que es encantadora. Todo un embaucador.
 
Angelote no está gordo ni delgado, pero es larguísimo, la ropa le queda ancha porque estoy usando de 12-18 meses, pero es que si no le queda corta. A veces lleva manga francesa cuando debería ser larga. Como siga así, puede dedicarse al baloncesto sin problema.
 
Angelote tiene dos hoyuelos en la cara y uno en el mentón. Tiene la boca muy grande y seis dientes. Dos abajo muy pequeños y cuatro arriba más grandes con grandes separaciones entre ellos y unos más crecidos que otros. Angelote tiene una nariz pequeñísima que contrasta con sus grandes ojos, su gran boca y sus enoooooooormes manos y pies.
 
A angelote le encanta estar con sus papás, dormir con ellos y jugar los tres. No es especialmente cariñoso ni le gusta estar pegado a su mamá, pero sí tiene que estar con ella porque en el momento en que desaparezco me reclama al instante.
 
Angelote se despierta de muy buen humor por las mañanas, pero de un humor de perros por las tardes. No le gusta nada el pescado, pero le encanta la carne, sobre todo la ternera. La verdura se la come sin problemas y su fruta preferida es el plátano.
 
A angelote le encanta bañarse y pone el cuarto de baño hasta arriba de agua. Tenemos una canción inventada para cuando llega la hora del baño y se vuelve loco al escucharla porque ya sabe lo que le espera. Le gusta tanto que cuando le sacamos de la bañera llora y patalea.
 
Angelote es un niño más bien tranquilo, que frunce el ceño cuando emite sonidos, que ya dice papá y mamá y nene, y tata, caca, lala, nana y millones de ruiditos encantadores.
 
Angelote es lo mejor que me ha pasado en la vida, ahora mismo está durmiendo y le echo de menos, estoy deseando que se despiete para poder abrazarlo, sobetearlo y ver la cara de felicidad que se le pone cuando me ve aparecer por la puerta.
 
A angelote lo quiero con toda mi alma, se han acabado las jornadas de 40 horas (oficiales) a la semana, me he reducido la jornada y no echo ni un minuto de más. Cuando llega la hora de salir me voy corriendo para llegarlo antes posible y poder estar con él.
 
Angelote llama la atención donde quiera que va. Es guapísimo y tan simpático que todo el mundo está prendado de él.
 
Y desde luego, los que más prendados están son sus papás.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Mi donante

Mi donante es una estudiante de enfermería de 21 años que un día vio un cartel en su facultad sobre donación de óvulos y que preguntó a una amiga sobre este proceso ya que ella se había sometido hacía menos de un año.
 
Mi donante es una chica generosa y solidaria, a la que, además, un pellizquito de dinero no le venía nada mal para hacer frente a un par de cosas que tenía en mente.
 
Mi donante es rubia y tiene los ojos claros, no es alta ni baja, ni gorda ni delgada. Le gusta mucho leer y es bastante responsable, aunque también le gusta mucho irse de juerga y hace botellón fin de semana sí y otro también porque su economía no está muy allá.
 
Mi donante ha donado sin que lo sepan sus padres porque tiene miedo de que la regañen o de que la convencieran para que no lo hiciera. Lo sabe su amiga y una hermana que acaba de casarse y que son uña y carne. A la hermana no le ha parecido muy bien, pero ha respetado su decisión. La amiga ha sido quien le ha acompañado en todo el proceso, la ha apoyado y le ha ido explicando qué tenía que hacer. Incluso le ha enseñado a ponerse las "banderillas".
 
Mi donante es pizpireta, aunque un poco tímida, no tiene novio, pero tampoco le van los rollos de una noche. Se está sacando el carnet de conducir, pero ahora va a todos sitios andando o en su bici. Le gusta el cine, pero jamás iría a una película en versión original porque necesita gafas y es demasiado presumida como para ponérselas en público.
 
Mi donante tuvo el valor de someterse a una estimulación ovárica, meterse en un quirófano y pasar por una punción. Cualquier aque haya pasado por un TRA sabe lo que es eso. Ella lo hizo.
 
Mi donante donó sus óvulos para que yo consiguiera mi sueño. Ellá donó células y yo soy mamá.
 
En mi mente mi donante siempre está sonriendo (como angelote) y es guapa (como angelote). Tiene las manos y los pies grandes (como angelote), es risueña (como angelote) y deseo que sea feliz (como angelote).
 
Una vez me preguntaron que si me gustaría conocer personalmente a mi donante. Mi respuesta fue NO. Tengo a mi donante idealizada, tengo una imagen de ella por fuera y por dentro, y aunque la realidad superara mis expectativas, no encajaría con mi imagen y me desencantaría.
 
Sin ella, mi hijo no estaría aquí. Sin mí, mi hijo no estaría aquí. Sin mi marido mi hijo no estaría aquí.
 
Formamos parte de una ecuación donde ella es la incógnita...

miércoles, 29 de octubre de 2014

El proceso de ovodonación

Hasta poder tener a angelote he pasado por tres tratamientos de ovodonación. Los dos primeros fueron en una clínica de prestigio local en la provincia de al lado y el tercero en IVI Valencia.

Voy a ser sincera: creía que lo conseguiría fácilmente. Estaba convencida de que a la primera o, como mucho, a la segunda, estaría embarazada y por fín el embarazo seguiría adelante. Según la clínica mi problema estaba en mis óvulos y esto era la causa de mis múltiples pérdidas. Mis óvulos eran muy viejos y producían los abortos y los ectópicos. Pero me quedaba embarazada con mis viejióvulos. ¿Cómo no iba a quedarme embarazada con los óvulos de una mujer joven y sana? Para mí era de cajón... Sabía que cabía la posibilidad del negativo, pero tenía todo a mi favor.

Cuando me dijeron que tenían una donante compatible conmigo lloré de la emoción. Pensé que por mis características físicas tardarían en encontrarla, pero no fue así, tuve un pequeño golpe de suerte. Justo antes de que nos dijeran lo de la donante estuvimos rellenando un cuestionario sobre nuestras características físicas y rh. Me llamó la atención que tuviera que poner los datos de cuando tenía 20 años, ya que ni mi peso ni mi color de pelo eran los mismos.  Me dijeron que me avisarían para comenzar con la medicación. Iba por ciclo sustituido, no natural. Para quien no lo sepa, cuando se hace una trasferencia (de cualquier tipo de embrión, con gametos propios o donados) lo pueden hacer en ciclo natural (sin medicación) o sustituido (con medicación). En el sustituido te paran los ovarios para que no ovules y te engordan el endometrio con medicación. En el natural se aseguran que hayas ovulado y el engorde del endometrios es el propio de después de ovular, no hace falta medicación. Sí se pone progesterona en ambos casos desde un par de días antes de la transferencia.

En mi caso primero tomé anticonceptivos, luego tuve que pincharme Decapeptyl, y para el engorde del endometrio Progynova, hasta seis pastillas al día. También me tuve que pinchar ovitrelle. La progynova (valerato de estradiol) me sentó realmente mal. Me daba angustia, sudoraciones, taquicardias, etc. Pero pensaba que era por mi bebé, así que con todo el gusto del mundo me tomé todo lo que me mandaron. Además no había nada de pinchazos diarios, ni de preparar la medicación, ni los efectos secundarios de la estimulación. Todo un lujo y tranquilidad. También tuve que hacerme en dos ocasiones análisis para ver los niveles de estradiol y de la prolactina, así como controles ecográficos cada tres-cuatro días, para medir el endometrio. Con todo esto conseguí que mi endometrio midiera 8 mm. y que fuera trilaminar. El endometrio tiene que tener un determinado grosor y estar trilaminar para una mejor recepción de los embriones. Por otro lado nos iban llamando por teléfono para informarnos sobre la donante. Nos dijeron cuantos óvulos habían sacado, cuántos habían fecundado y finalmente cuantos embriones habían conseguido. En total fueron seis embriones de los cuales dos me tranfirieron en fresco y los otros cuatro los congelaron.

Y vino el día de la transferencia: lo vivimos con muchísima ilusión. Como siempre tuve que ir con la vejiga llena, lo cual me resultaba muy molesto porque a veces tenía que esperar porque iban con retraso. En una ocasión tuve que hacer un poco de pis para aliviar la vejiga ya que no podía más. Pasamos a quirófano y allí, mi chico y yo cogidos de la mano, vimos como dos puntitos de luz se instalaban en mi útero. Después fuimos a la habitación a estar en reposo una horita y para casa.

Y la temida betaespera... Tuve que tomar progesterona via vaginal y también me mandaron aspirina. Los primeros días de la betaespera prima la emoción, la ilusión, el pensar ¡¡esta sí que sí!! Pero conforme pasan los días se empieza a instalar el miedo de no haberlo conseguido. Que sea un negativo. Pero intentas ser positiva y pensar que no, que la ovodonación tiene una tasa muy alta, y que por qué no vas a estar tú en ese porcentaje de las que lo consiguen a la primera. Y que en caso de que no, pues tienes a cuatro frigopeques esperando para un nuevo intento. Fue un negativo. Un negativo duro de asimilar por todas las esperanzas puestas en este tratamiento. Pero un negativo y seguido, no un negativo y final. Volveríamos a intentarlo... Como debía esperar a que me bajara la regla para ese nuevo intento pasó bastante tiempo porque el decapeptyl me retrasó muchísimo la regla. Así que mientras me bajó la regla y me volvieron a preparar el endometrio porque volví a hacerme la transfer en ciclo sustituido, pasaron cuatro meses. Cuando descongelaron los embriones me avisaron de que uno no había sobrevivido y que, de los tres que quedaban dos eran buenos y uno muy regulero. Tras un tira y afloja entre mi chico y yo, finalmente me pusieron a los tres. Y ahí sí es cierto que pensaba que, si no funcionaba esta vez, no sabía hacia donde tiraríamos. Y ya sabéis que tampoco funcionó. Que de nuevo fue negativo y ese negativo fue un mazazo para mi chico. Le afectó mucho y se derrumbó. ¿Qué haces cuando la técnica de fertilidad que supuestamente tiene más tasa de éxito no funciona?

Pero después de ese negativo y de un embarazo nada esperado que de nuevo terminó en aborto, vino el IVI. Y con él todas las respuestas a nuestras preguntas y la solución a nuestros problemas. Tras detectarme y operarme de una malformación uterina, vino mi tercera ovodonación. Y esta vez fue en ciclo natural porque, según la doctora Crespo, mi cuerpo no reacciona bien a la medicación. De hecho, sin tomar ningún tipo de hormona, mi endometrio llegó a casi 10 mm., más grosor que con medicación, y, evidentemente no tuve ningún efecto secundario. Tampoco tuve que hacerme analíticas de hormonas, y me hicieron un par de ecos. Aquí sincronizaron a la donante con mi ciclo y, tras ovular (me piché ovitrelle), me transfirieron dos preciosos blastos cuyo resultado fue un inesperado positivo y, tras ocho meses, la llegada de mi angelote. Durante la betaespera tuve que pincharme heparina, ponerme óvulos de progesterona (desde un par de días antes de la transfer) y, además, pincharme progesterona intramuscular cada 48 horas que, por cierto, es dolorosísima. Pero mereció la pena, vaya que si mereció la pena...

Esta entrada es para todo el mundo, pero en especial para las que van a comenzar con el proceso de ovodonación. Quería informar sobre el proceso en sí, la medicación y la diferencia entre ciclo natural y sustituido. Por cierto que el primero parece tener mayor tasa de éxito. Si alguien tiene alguna duda o quiere preguntar algo, pues ya sabéis... ¡

¡Mucho ánimo!!

jueves, 23 de octubre de 2014

Reto Handwriting Tag

Pues resulta que Aún eres joven ha hecho una entrada sobre un premio muy original, llamado Handwriting Tag y estaba leyéndolo y viendo que letra tiene Ser Educadora. cuando al final de la entrada veo que me ha "nominado" para que yo también lo haga. ¡¡Y me encanta!! Es que me parece un "premio" fuera de lo común y me gusta que se vea algo personal como la letra que tenemos.
 
Esto es lo que hay que poner "a mano":
 
- Tu nombre
- Tu blog
- Canción favorita y autor
- Frase favorita
- Tres palabras que te definan
- Lo que siempre has querido decir y nunca has dicho (a tí mismo o a alguien en concreto)
- Invitar a tres blogs a hacerlo.

Y aquí el resultado:



Bueno, pues aquí está el reto conseguido...
 
Besitos!!!!!
 
 

 

domingo, 19 de octubre de 2014

La infertilidad me sigue afectando

No va a ser ninguna sorpresa si os digo que la mayoría de blogs que sigo van sobre la infertilidad.
Y hay días que me llevo alguna alegría, pero hay otros como hoy que veo malas noticias y me vengo abajo.
 
No sé si hay alguna persona que después de pasar por la infertilidad puede olvidar su camino. Yo no lo hago. Ni se me olvida, ni pretendo que se me olvide. Por eso cuando veo a muchas de vosotras que sigue en la lucha, que se llena de esperanza para luego volver a caer, que quiere ser positiva y luego se viene abajo, yo caigo también.
 
Sé que esto es un blog y que nadie me conoce personalmente, pero soy una persona extremadamente sensible, y me afecta mucho lo que pasa alrededor. Y esto me pasa también con vosotras. El hecho de ser mamá no hace que me haya vuelto inmune a la infertilidad de las demás, y cuando leo que no hay buenos resultados, que hay piedras en el camino, que hay que seguir esperando, que puede que sea que sí, pero a lo mejor hay un NO, pues también sufro porque me veo reflejada y vuelvo a sentir todo lo que sentía cuando estaba en la lucha. Porque daría todo lo que está en mi mano para que nadie sufriera por la infertilidad. Porque esto es tremendamente jodido, es inhumano, es desconcertante, apabullante, frutrante, cansado, extenuante, una putada. Sí. Una auténtica putada. Lo siento de verdad por la que le toque esto. Es una mierda, con todas las letras.
 
No quiero personalizar en ninguna, pero sé que podeis identificaros en las palabras que estoy diciendo. Que sepais que pienso en vosotras, que me gustaría que todas podais tener a vuestro angelote como yo tengo al mío, o, lo que es más difícil, ser felices en vuestra vida. Yo lo era, os lo prometo, a pesar de todo no era tremendamente infeliz, tenía mis ratos, pero conseguía ser feliz. Pero os entiendo, os entiendo tanto, tanto, tanto...
 
Se me saltan las lágrimas, son lágrimas de tristeza, de impotencia, de frustración. ¿Por qué? ¿Por qué la vida es tan injusta? Os mereceis ser mamás. Os lo merecéis.

sábado, 11 de octubre de 2014

A ella se lo debía. A vosotros no...

En mi anterior entrada (Te lo debía) hablaba sobre lo bien que me trató una enfermera en una de mis pérdidas y como le dí las gracias después de unos años al volvérmela a encontrar.
 
Pues esta entrada va de todo lo contrario. Voy a hablar de dos especímenes con los que me encontré en alguna ocasión y de cómo me gustaría decirles unas palabritas...
 
Supuestamente esta entrada debería ir dedicada al cara-acelga de fertilidad. Sí, el que se negó a hacerme un simple análisis hormonal porque según él, como tenía la regla todos los mese no tenía problemas de ovualción. El mismo que puso el grito en el cielo cuando comprobó que quien lo sustituyó pidió la prueba de abortos de repetición cuando yo sólo había tenido dos ectópicos y un aborto, no dos abortos. Tampoco va dedicada esta entradada, aunque podría haber sido, al "simpático" MIR que me diagnóstico un sangrado normal entre reglas cuando era un ectópico lo que tenía y que me recetó un "no te mires tanto que el que se mira se encuentra". Pero no, esto no va para ellos porque hay dos "profesionales" que dejaron en una minucia sus actuaciones, que les adelantaron y consiguieron la "pole" en falta de empatía y trato vejatorio y soez.
 
Va por ustedes...
 
El primero fue un ginecólogo que, caprichos del destino, es un cliente de mi marido, pero no sabía que yo soy su mujer. Todo empezó después de mi quinta pérdida, me mandaron hacer una histeroscopia diagnóstica que salió bien (todavía no me lo explico pero esto ya lo expuse en la entrada de "Errores médicos y otros sinsentidos") y, al cabo de un mes, recibí en mi casa una carta de la Seguridad Social citándome para una consulta de control en ginecología. Pensé "ostras qué majos, van a hacerme un seguimiento por todos los problemas que estoy teniendo". Y llegó el día de la cita y, como la hora era a la una de la tarde, pues evidentemente me fui a trabajar. Pues a las diez y media de la mañana me llaman por teléfono y yo, al ver que era uno de esos números tan largos pensé: "uy, pero si esto es del hospital". Descuelgo y antes de poder decir nada escucho a una mujer preguntar por mi nombre y al confirmarle que soy yo me grita que por qué no estoy en consulta, que me están esperando. Estooooo ¿perdone? tengo la cita a la una como voy a estar allí a las diez de la mañana. ¡¡¡A la una!! ¿pero qué dice usted? Que si quiere que la veamos que se venga ahora mismo.
 
 
Fui corriendo a la consulta y lo primero que hice fue enseñar mi carta con la citación a la una de la tarde. ¿Ve como pone a la una? "eso es un error, a la una no se dan citas". Bueno, para qué discutir...
Total que entro y me encuentro al ginecólogo con una MIR y antes de poner siquiera acercarme a su mesa me espeta: Pero vamos a ver ¿usted para qué viene? Me quedo parada y lo único que se me ocurre decir es lo obvio: Pues porque me han citado ustedes. Por no decirles: nada, hombre, que estaba yo sin saber qué hacer y digo ¡¡oye, y por qué no hago para que me vean el potorro que hace ya un mes que nadie me lo ha visto!! En fín, que el hombre se pone a hablar con la MIR diciendo que es que estas cosas no las entendía, que esta visita era inútil, que había que hacerla pero porque ya que había ido... Todo esto delante de mí como si yo no estuviera. Y yo todavía de pie. Me dice que me siente y me pide que le explique el periplo. Le empiezo a contar y le dice a la residente: mira, ha tenido cinco embarazos y ningún hijo. Tienes que poner un cinco y un cero. Cinco, cero. Y a mí, al escuchar aquello, ese cinco, que significaba las veces que había estado embarazada, y ese cero que tantas cosas comprendía a pesar de su poco valor, pues hizo que me entraran unas ganas de llorar tremendas, que me entraran ganas de largarme de allí y de arrepentirme de decirle a mi chico que no hacía falta que me acompañara que iba yo sola.
No me dijo nada, ni una palabra, NADA, como si le hubiera contado que había ido a comprar un saco de patatas. Que falta de humanidad, de tacto de todo. Me sentí fatal.
 
Al preguntarme si había seguido un tratamiento de fertilidad le dije que sí, pero por privado. Y ahí, por primera vez levantó la cara de la mesa, me miró y con burla dijo: ¡por lo privado, por lo privado! ¡teniendo aquí una unidad de reproducción asistida! Con un tono como diciendo que era tonta del culo. Y me fui haciendo más pequeñita en aquella silla tan incómoda, y lo único que quería era no llorar porque no quería que ese médico me viera llorando. Me concentraba por mantener las lágrimas en su sitio, aunque me costaba tragar saliva con el pedazo de nudo que tenía en la garganta.

Y llegó la hora de la exploración. Mandó a la MIR y me dijo que todo estaba correcto. Como la vi un poco más cercana le pregunté si creía que debía arriesgarme a intentarlo de nuevo con mi historial, y antes de que terminara de hacer la pregunta, el simpático ginecólogo me cortó y dijo con tono despectivo: "no le contestes, que se lo pregunte al del privado". Todavía alucino de como me trató. Me vestí como pude y me salí. Me fuí corriendo al cuarto de baño y lloré.

Y la segunda nominada es una muy agradable enfermera de urgencias con un sentido del humor un tanto especial.
Cuando tuve mi tercera pérdida, esa en la que fui a la eco pensando que iba a volver a ver a mi bebé y su corazón latiendo y me dieron la noticia de que estaba muerto, fue cuando conocí a la enfermera que me abrazó y me dijo que lo sentía. Minutos después me encontraría todo lo contrario. Me mandaron a urgencias para realizar el ingreso a planta para hacerme un legrado. Fui a urgencias y me atendió una enfermera que empezó a preguntarme por el motivo por el que había acudido. Después hizo como un pequeño historial y entre otras preguntas me dijo si era el primer embarazo. "No, es el tercero". "¿Y cuántos hijos tienes?" "Ninguno" (temblándome la voz) "UY, QUÉ TORPE ERES ¿NO? JAJAJA"

¿Os lo podeis creer? Yo a día de hoy todavía no. Acababan de decirme que había muerto mi bebé, y se ríe en toda mi cara diciéndome que era torpe por no haber sacado adelante ningún embarazo. ¿Cómo puede haber "profesionales" así?
Tal era mi asombro que en verdad pensé que no había escuchado bien porque me parecía imposible que alguien me pudiera estar diciendo eso. Cuando salimos de la consulta le pregunté a mi chico para cerciorarme, y antes de terminar de preguntar me dijo que sí, que ya sabía lo que le iba a preguntar y sí había dicho eso. También me dijo que por primera vez en su vida le habían entrado ganas de pegar a alguien, pero que evidentemente no lo iba a hacer.

En fín, yo no sé si es que tantos años de infertilidad dan lugar a acumular situaciones surrealistas como esta, o es que tengo el colmo de la mala suerte o en mi ciudad están los más "semabraos" del campo de la medicina...

viernes, 3 de octubre de 2014

Te lo debía

Ayer fue un día de hospital con angelote.
Me pusieron el mismo día que tenía que ir al oftalmólogo y a la revisión de cardiología infantil.
 
Lo primero porque desde que nació angelote tiene el lagrimal del ojo derecho obstruído y parece que no se le pasa. Lo segundo porque desde que estaba en la barriga, en la eco de las 20 semanas le detectaron una mancha en el corazón que ya se ha resuelto y ayer le dieron el alta por fín.
 
Después de terminar en oftalmología nos dirigimos a cardiología infantil. Primero debíamos pasar por enfermería y luego al cardiólogo. Cuando nos llamaron a enfermería nos encontramos con tres profesionales muy simpáticas, cariñosas y cercanas. Supieron hacerse con angelote, y eso que tenía sueño y cuando tiene sueño y no le dejan dormir se transforma. Un diez para ellas. Con los nervios del momento y que angelote se puso a llorar nada más tumbarlo,  no me fijé en sus caras, pero cuando la cosa se relajó y levanté la mirada me di cuenta que una de las enfermeras era la misma que estaba en la consulta de ecografía cuando me dijeron en uno de mis embarazos que el corazón se le había parado.
 
La miré, ella me sonrió y sin darme cuenta, mi boca se abrió y empezaron a salir palabras algo atropelladas y nerviosas: "Gracias por amar tu trabajo y por ser tan buena persona. Te ví sólo durante unos minutos hace años y todavía me acuerdo de tí. Me abrazaste cuando perdí me embarazo, me dijiste que lo sentías y me trataste con una humanidad que ningún otros profesional de este hospital ha tenido conmigo. Me he acordado muchas veces de tí y hoy te he vuelto a encontrar. Aquel día me trataste con cariño a mí y hoy lo estás haciendo con mi hijo. Dudo que haya muchos profesionales como tú, espero que no cambies nunca y que sigas siendo tan humana. Gracias de corazón".
 
Ojalá hubiera más personas como ella
 


jueves, 25 de septiembre de 2014

Niños deseados y estilos de crianza

Una vez leí, no sé si en un foro, en un comentario a un blog, o en otro sitio "no te pienses que eres más madre por haber deseado más tiempo a tu hijo".
 
Esto me hizo reflexionar sobre hasta qué punto puede incidir la infertilidad en la manera en que tratamos a nuestros hijos. Seguramente habrá madres (y padres) de todo tipo independientemente de si la búsqueda ha sido corta o larga, si han necesitado o no tratamiento, si su hijo fue deseado o no... Pero en mi caso os puedo decir que estoy segura de que sí que ha influido el tiempo de búsqueda, las pérdidas y todo el camino recorrido en mi manera de ver y disfrutar la maternidad.
 
En mi entorno, a pesar de que los niños son queridos, hay mucha predisposición a dar una visión negativa de los bebés y los niños. Frases del tipo "me toma el pelo", "parece que lo hace por joder", "es malísimo" y muchas más que oyes día sí y día también hacían que yo adquiriera esa visión catastrofista de lo que era tener un hijo. Gente quejándose de noches sin dormir, de no poder tomarse una cerveza a gusto, de lo malo que es para comer, de lo que le duele la espalda de ir detrás del niño, de la tortura que supone que se vista o se bañe o se corte el pelo o haga los deberes o se limpie el culo o... y así hasta el infinito me hacía parecer que en vez de un bebé la gente tenía un gremlin. Porque a pesar de que todo esto es verdad, la gente suele contar más lo negativo que lo positivo.

Cuando me quedé embarazada todo el mundo presagiaba que lo que íbamos a vivir era el apocalipsis final, que nos iba a cambiar tantísimo la vida que casi que nos ibamos a arrepentir de nuestra decisión.Luego finalizaban con un "pero se quieren con locura". Jolines, quince minutos hablando de lo mal que lo pasan siendo papás y de lo bueno con cinco palabras lo han rematado. Muy pocas personas, las puedo contar con una mano, me hablaban solo de lo positivo de ser padres o me hablaban más de las cosas buenas que de las malas.

Supongo que me ha tocado un niño bueno, o supongo que me esperaba pasarlo tan mal que para mí no ha supuesto tanto cambio ni tanto problema. Vamos a ver, pues claro que no duermo como antes, y hay noches que me doy con un canto en los dientes si duermo seis horas (no seguidas). Pues claro que no puedo tomarme una cerveza tranquilamente porque mi angelote llama nuestra atención y tengo que cogerlo en mi regazo y hacer malabares para que no me tire el vaso con sus manos. Pues claro que me arriñono intentando cambiarlo y descambiarlo porque no quiere estar boca arriba  y tardo a veces veinte minutos en vestirlo. Pues claro que hay días que come fatal, y escupe la comida, y tengo que fregar el suelo veinte veces y se pone de comida hasta los ojos (literal) y la ropa y la trona y a mí. Pues claro que tiene momentos en que se queja y llora y solo se calma en brazos y no puedes dejarlo en ningún sitio porque vuelve a llorar y no puedes hacer otra cosa que tenerlo en brazos y morirte del dolor de riñones.

Pero es que esto es ser papás ¿no? Quiero decir, que esto es lo que yo me esperaba... Creo que esto va en función de expectativas, y ya lo sé que también del niño, que hay bebés de alta demanda y es independiente de las expectativas que tú tengas. Pero es que hay gente que, por lo que me cuenta, en vez de bebés creían que iban a tener nenucos, y que cuando llegara la noche les iban a quitar las pilas y hasta el día siguiente.

Cuando alguien me pregunta que si angelote es bueno yo siempre respondo ¡¡pues claro!! qué maldad va a tener si es un bebé. Pero no se refieren a eso, sino a si no llora, si come y si duerme. Y respondo que sí, que no llora, que come y duerme. Pero cuando pasan un rato conmigo pues saltan  ¡¡claro que es bueno!! Si es que en cuanto se queja lo coges. Si es que si cierra el pico no le das más comida. Si es que si es la hora de dormir y no tiene sueño no le acuestas. Si es que... Bueno, pues esa es mi manera de entender la maternidad. Y, de momento, me va fenomenal. Mi angelote es un niño súper feliz y yo también.

A veces creo que hay gente que lo ha pasado tan mal con sus bebés que desean que todo el mundo lo pase mal y les fastidia que estés molida, con dolor de espalda y cansadísima pero con una sonrisa de oreja a oreja y hablando de lo feliz que eres siendo mamá. Hoy mismo me he encontrado con un vecino y me ha dicho con una sonrisa de oreja a oreja y cara de satisfacción: ¡¡menudas ojeras, se hace notar el niño eh!! Y yo le he contestado: pues claro que se hace notar, eso es lo que más me gusta. Estoy cansada, pero tan contenta... Y oye, que se le ha quitado la sonrisa de golpe y me ha mirado como si estuviera loca.

Creo que si hubiera tenido a mi hijo hace años, cuando me quedé la primera vez, no hubiera sido así. Pienso que hubiera tirado más hacia otra manera de criar. No coger tanto en brazos, dejarlo que llore para que se acostumbre, obligarle a comer... Y compartiría esa visión catastrofista de los infantes.

No pienso que todo el mundo que ha pasado por la infertilidad tenga esta manera de criar y la misma visión que yo, pero me gustaría que alguna vez se hiciera un estudio para ver si es significativo el estilo educativo respecto a niños fruto de la lucha contra la infertilidad (a lo mejor ya existen estudios sobre esta temática).

¿Vosotros pensais que puede tener relación?



sábado, 20 de septiembre de 2014

FELIZ aniversario

Pues resulta que mañana, hace la friolera de doce años, mi chico y yo nos prometimos amor eterno en una preciosa ermita de un pueblo de nuestra provincia.

Para mí fue un día inolvidable, sobre todo porque me lo pasé en grande. Ver a toda la familia reunida, volver a ver a primos que hacía tiempo que no veía pero con los que compartí parte de mi infancia, ser consciente de que adquiriamos un compromiso formal el uno con el otro, para mí fue un día precioso.
 
Tuvimos la suerte de que salió todo muy bien y la gente lo disfrutó, que al fin y al cabo era lo que yo quería, que todos pasáramos un día estupendo.
 
Siempre hemos celebrado nuestro aniversario. Más allá de algún regalo puntual, lo que más nos ha gustado era celebrarlo cenando en el mismo sitio en el que celebramos el banquete. Y así lo hicimos durante unos años. Luego preferimos cambiar el sitio de la celebración con tal de no coger el coche y hemos ido cambiando el restaurante porque nos gusta probar cosas diferentes.
 
La celebración era en pareja. Mi chico y yo. Unas velas, música de fondo, manos entrelazadas y buena conversación. Para mí el mejor de los regalos. Pero llegó un día en que, como cualquier celebración, mi aniversario se convirtió en una fecha agridulce. Porque año tras año seguíamos siendo dos. Porque año tras año pensaba que ese iba a ser el último en pareja, y la composición familiar no cambiaba. Porque año tras año íbamos siendo un año más viejos y un poco más tristes. Porque año tras año en nuestras conversaciones siempre se colaba nuestra frustración por no poder ser padres, lágrimas por las pérdidas que ibamos acumulando y tristeza por un futuro nada halagüeño. Hasta que llegó un año en el que ya no decía: "a ver si para el próximo estoy embarazada o soy ya mamá". Porque me cansé de esperar, de desear, de poner fechas. Creo que me resigné y en mi interior se fue labrando la certeza de que ese día no llegaría. Qué triste llegar a estar en esa situación. La no esperanza es demoledora...
 
El año pasado celebré mi aniversario estando embarazada. Sin embargo todavía teníamos muchos miedos y yo no quería lanzar las campanas al vuelo. Hasta que no tuviera a mi hijo aquí no habría conseguido mi victoria.No habría vencido al monstruo de la infertilidad. Lo celebré feliz, pero con muchas reservas.
 
Pero este año sí. Este año POR FIN seremos tres a la mesa. Este año cambiará nuestro tema de conversación. Puede que incluso no podamos ni conversar si angelote se pone en modo "soy el centro de atención". Este año puede que se vuelvan a derramar lágrimas, pero serán de alegría y de emoción. Este año nuestro aniversario será el más especial de los doce que hemos celebrado.
 
Mi chico lo ha preparado todo y no suelta prenda. No sé donde lo vamos a celebrar, sólo me ha indicado que debemos ir arreglados. Así que le he comprado a mi angelote una camisa y un pantalón que está para comérselo.
 
Y, sin embargo, todavía me parece mentira...
 
 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Perdona, pero yo ya he estado embarazada...

La sociedad en la que vivimos no está preparada para tratar con las penas de los demás. Cuando es una alegría lo que vemos en otra persona nos contagiamos rápidamente y le alentamos para que siga sintiéndose alegre. Cuando lo que vemos es tristeza, en seguida queremos que se le pase, que deje de estar triste y para eso somos más torpes.
 
A lo largo de mis pérdidas yo me he encontrado dos maneras de tratarme mi entorno con la intención de que dejara de estar triste. Una era hacer como si no hubiera pasado nada (no me hablaban del tema) y otra evitar cualquier cosa/tema/objeto que pudiera hacerme recordar que no era madre y había perdido un embarazo. El problema estaba en que sí había pasado algo y que no hacía falta ver a una embarazada o un carrito para yo recordar que había abortado porque lo tenía en mi cabeza. Ciertamente el ver una embarazada o un bebé agravaba mi penar, pero el no verlo no lo aliviaba.
 
Esta invisibilidad ha hecho que la gente crea que únicamente he estado embarazada y soy madre de mi angelote. Y esto no es así. Sé que mucha gente no comparte esto, pero para mí, desde el momento en que sabía que estaba embarazada, pensaba, hablaba y sentía a mi hijo. Aunque, como no se han cansado de repetirme, no fuera más que un puñado de células, para mí ya era mi bebé. Por tanto, he estado embarazada seis veces. Seis.
 
Que sí, que han sido pérdidas tempranas, pero eso no quiere decir que no duelan, porque yo ya quería a ese niño o niña que se estaba formando en mi barriga.
 
Y de esta manera, cuando me quedé embarazada de angelote y se enteraron de que todo iba medianamente bien, me decían cosas como "pues ya verás como se te ponen de dura las tetas" o "anda que como te den nauseas no sabes lo mal que se pasa" o "verás que sueño te entra por la noche, yo estaba muerta". Y yo tragaba saliva y decía: "ya lo sé, me ha pasado antes". Y entonces se sobresaltaban y me miraban con cara de no entender hasta que caían en la cuenta, y lejos de disculparse o decir alguna frase empática me soltaban un: "bueno, bueno, pero no es lo mismo, ahora sí que sí". Pues perdona pero no porque he estado embarazada. HE ESTADO EMBARAZADA. No resfriada, ni acatarrada. EMBARAZADA.
 
Hoy en día me sigue pasando. Si me preguntan por como fue el embarazo y les digo que bien, me dicen que no me fíe para el próximo, que no hay dos embarazos iguales. Pues y tanto, en algunos he tenido nauseas y en otros no, en alguno me he sentido más cansada y en otros no, en algunos he tenido sangrado de implantación y en otros no, en uno no hacía más que hacer pipí constantemente y en otros no, en uno me dio un hambre voraz y en los otros no. Pero esto no cuenta, porque no siguieron adelante.
 
Así que a la próxima que me diga algo así voy a tener que decirle "perdona pero yo ya he estado embarazada... Y seguro que más veces que tú"

domingo, 14 de septiembre de 2014

Lo que cuesta ser mamá

Cualquiera que se haya dado una vuelta por mi blog, puede hacerse una idea de lo mucho que hemos sufrido mi chico y yo hasta conseguir ser padres.
 
He hablado sobre el padecimiento, el sufrimiento emocional, la tristeza, el miedo, las lágrimas que hemos derramado, las operaciones que hemos pasado, todo lo que hemos hecho hasta conseguir ser papás. Pero hay algo más de lo que nunca he hablado y que, queramos o no, también es importante. Algo que también ha ayudado a que seamos padres y que también intercede en que se siga intentando o abandone. Exacto. Estoy hablando del aspecto económico de la infertilidad.
 
No os voy a engañar. Más bien tendría que decir que qué os voy a contar a muchas de vosotras que no sepais. A nosotros ser papás nos ha costado dinero. Mucho dinero. Y eso que, en definitiva, sólo hemos realizado una FIV y dos ovodonaciones. Y aún así todavía no me he atrevido a sumar la cantidad total de todo lo que nos hemos gastado. Hablando en pesetas son millones, varios millones de las antiguas pesetas. Y no estoy contando gasolina, noches de hotel, manutención, medicación, etc.
 
En la primera clínica a la que acudí, los tratamientos eran algo más baratos que en el IVI, pero me gasté muchísimo dinero en la medicación ya que me medicaban muchísimo para intentar conseguir más folículos. Con deciros que cada vez que entro a la farmacia donde compré la medicación les falta sacarme la alfombra... Hasta me regalaban cositas (un espejo, una cremita, un gel de baño) cuando les hacía el pedido.
 
Cuando cambiamos a IVI sabíamos que los tratamientos eran más caros. Y ciertamente lo son, hasta 2000 euros más que la otra clínica me costó la ovodonación. Lo que hice fue hacerme socia de ASPROIN y con esto tienes derecho a un porcentaje de descuento en las visitas y tratamientos al IVI. Ciertamente me ahorré bastante porque, claro está, también me gasté bastante.
 
Y es que me acabo de dar cuenta que no he contado las dos histeroscopias quirúrgicas a las que me sometí. Tampoco he contado todas las pruebas que me mandaron y que me realicé en mi ciudad (análisis, histerosalpingografía, ecografías, etc.). Pero en este caso pude pasar casi todo por mi seguro privado, así que eso que me ahorré.
 
¿Cómo puede una familia trabajadora soportar este tremendo gasto? Pues, en nuestro caso, echando mano de nuestros ahorros. De todos. Y siguiendo ahorrando todo lo que podíamos desde que empezamos con este problema. Tenemos la suerte de que, al no ser tan jóvenes, compramos nuestro piso cuando todavía no había empezado el boom del ladrillo y nuestra hipoteca es más que asequible. También que el negocio de mi chico, hasta que llegó la crisis, le daba más alegrías que penas (ahora es otro cantar...). Y, por supuesto, que eramos hormiguitas precisamente por el pensamiento de que los negocios no son sueldos estables y que lo mismo puedes estar arriba que abajo (como así ha sido). Ahora tenemos que remontar después de semejante desembolso. Y soy consciente de que no nos podemos quejar "ni mijita" porque hay gente que se entrampa hasta las cejas para poder someterse a un tratamiento de fertilidad. Y gente que, como mi hermana-prima, ni siquiera ha podido acceder a lo privado por no tener dinero. Joder, qué mal.
 
Las clínicas son clínicas de fertilidad, pero también son un negocio. Esto es más que evidente. Para ellos es un tratamiento más. Te dan el presupuesto y te dicen lo que cuesta como el que va a comprar un cuarto de choped. "En total son tantos miles de euros" y piensas en que el dinero se está acabando y que no sabes que vas a hacer si fallas porque alguna vez tendrás que parar. Porque ya no puedes más anímicamente y porque lo último que te apetece es seguir pagando mes a mes un tratamiento del que has obtenido un negativo. Sin hijo, pero con deudas.
 
Este es el lado menos bucólico de la búsqueda de la maternidad, pero es una realidad. He pagado mucho dinero por mi hijo (y lo volvería a pagar). Si no hubiera tenido ese dinero, quizás, por no decir seguro, no sería madre. Triste, pero cierto.

lunes, 8 de septiembre de 2014

El no bautizo

De momento no vamos a bautizar a angelote. Hemos decidido que vamos a esperar a que sea más grande a ver por donde se decanta y si quiere ser bautizado o no.
 
Esto, que en un principio no debería causar mayor problema sí que lo está siendo. ¿Por qué? Pues porque todo el mundo piensa que tiene derecho a opinar, a intentar imponer su criterio y a decidir que su punto de vista es el válido. Peeeero resulta que angelote es una persona, aunque sea bebé, y resulta que, mira tú que coincidencia, angelote es mi hijo, y puestos a que alguien decida pues va a ser que la que tiene la última palabra es su mamá y su papá...
 
Cuando me dicen que si es que no lo voy a bautizar, siempre respondo que eso no lo sé, que puede que en un futuro él quiera pertenecer a la Iglesia y entonces seré la primera que estará a su lado en la pila bautismal. Vamos, que le quito al cura el aceite para ungirlo y todo, que no tengo problema. Y entonces pues saltan que qué tontería, pues que lo haga ya, que qué malo tiene bautizarlo, que va a estar discriminado, que en el cole le van a mirar mal, que si la comunión, que si el apocalipsis final (bueno esto no lo dicen, pero ya mismo lo dirán). Y mira, que si yo no te he dicho que no bautices a tu hijo pues que a qué te pones a decirme que yo bautice al mío. Pues se molestan, oye, que qué borde me pongo.
 
Pues me pongo borde porque si sacas una vez el tema, pues oye, lo hablamos y ya está, pero que sea un tema recurrente cada fin de semana pues termina por tocarme un poco el porompompeiro. Porque si me lo dijeras después de haber salido de misa y haber recibido la comunión y haberte confesado, pues hasta podría ser más empática, pero cuando la última vez que has pisado la iglesia ha sido el mismo día que yo, es decir, para la última boda que asistimos, pues no me hagas comulgar (nunca mejor dicho) con ruedas de molino.
 
En fín, que lo que sí vamos a hacer es una fiesta de celebración por el nacimiento de mi niño, y será el mismo día que mi chico y yo hacemos doce años de casados. Nos hace mucha ilusión hacerle esta fiestecita a mi angelote, y estoy preparando un discursito para leer a la familia, y regalitos y sorpresas, jejeje. Será una comida, de no bautizo, claro. Y hemos tenido que decir en el restaurante que en el menú quiten "tarta de bautismo", y simplemente pondrán el nombre de mi niño. Sin más.
Pues otro drama con esto. Porque claro, vamos a celebrarlo con la familia más cercana (hermanos y padres), y de nuevo vienen las opiniones no pedidas de que no podemos hacer eso, que la gente espera que le invitemos (¿ein?), que nosotros hemos ido a los bautizos de los primos (claro, porque me han invitado y yo he querido ir ¿cual es el problema?), que no vamos a recibir regalos y nosotros sí hemos hecho regalos a los primos (alucino pepinillos, yo regalo porque me da la gana, no para que me regalen) y un largo etcétera. Pero vamos a ver, ¿te dije yo que me parecía una barbaridad que en los bautizos de tus hijos fuéramos 100 invitados? Pues toma nota y haz lo mismo nena.
 
Tanto me han calentado la cabeza que he estado a punto de echarme atrás y no celebrar nada. Pero no, que venga quien quiera y el que no, pues bye bye. Tengo ganas de juntarme con mis hermanos y mis padres, que estamos todos desperdigados, y pasar un buen rato, y eso es lo que va a pasar, que nos lo vamos a pasar genial.
 
 Pues ya me he desahogao!!!

He editado para aclarar que me parece estupendo quien bautice a sus hijos, y también quien no los bautice, que esto no va sobre bautizar si o no, o religión si o no, ni nada parecido, sino en que yo tengo una opinión y no la respetan y siento que es igual de respetable que la decisión de bautizar cuando son bebés.

Aclarado queda ;)

viernes, 5 de septiembre de 2014

¡¡He vuelto!!

Ni tengo vergüenza ni la he conocido.
Me fui sin decir ni un hasta luego, ni un adios, ni un feliz verano, si es que...
Y es que empecé con el trabajo y bueno, un poco de lío, de agobio, de mal rato. Menos mal que enseguida me cogí vacaciones y hasta ahora que vuelvo a trabajar y estamos buscando a alguien que se quede con nuestro angelote porque de momento no vamos a llevarlo a la guardería.
 
He estado leyendo lo que he podido de vuestras entradas, pero la verdad es que en vacaciones he desconectado del todo. Y lo hemos pasado de maravilla. Hemos estado 20 días en cuatro sitios diferentes y angelote lo ha llevado más que bien, no me puedo quejar.
 
En fín que ya os iré contando más tranquilamente y espero ponerme al día con vuestras entradas...

viernes, 8 de agosto de 2014

El misterio del trocito de ovario

Resulta que el otro día, hablando con mi hermana-prima, me recordó las risas que nos echábamos con el "misterio del trocito de ovario".
 
Redundando en la entrada de errores médicos y otros sinsentidos os cuento como fue mi segundo ectópico... Me acuerdo perfectamente que llevaba un par de días de retraso. Era mi segundo mes con omifín y ese día nos tocaba ir a la consulta de reproducción asistida de la Seguridad Social. Llegué del trabajo y le comenté a mi chico que por qué no me hacía un test y así descartábamos embarazo para ir a la consulta sabiendo si había funcionado el omifín o no. Aunque no estaba de acuerdo (odiaba que me hiciera test de embarazo porque siempre me salían en blanco o un NO EMBARAZADA si era clear blue), claudicó. Y ahí fui a por uno de los test de embarazo que pedía por internet, los cuales junto con test de ovulación, vendían en un pack por cuatro perras y te mandaban chorrocientas tiras mojapipís. Esto, que parece una ventaja, no lo es. Os lo digo en serio. Huid de estas tiras del demonio que te hacen que, cuando llevas horas de retraso en la regla, caigas en la tentación de mojar la dichosa tirita para comprobar, después de mirarla del derecho, del revés, al trasluz y bajo el microscopio, sólo aparecía una asquerosa raya.
En fín, que me voy del tema...
 
Cogí la tira, la mojé de pipí, la dejé a solas durante unos minutos y allí que fuimos los dos al wc a comprobar que, una vez más mis tiras eran defectuosas (no tenía otra explicación) y nos habían vendido las que no anunciaban embarazo. Pero no fue así. Allí, mirándonos de reojo, casi imperceptible, apareció una segunda raya. Mi chico decía que eso no era embarazo, que tenía que marcarse como la otra raya. Y yo, que a esas alturas ya estaba más que empapada de internet y que conocía las rayas fantasma y todas sus variedades, le refuté que no, que eso era que estaba embarazada.
- Bueno, se lo enseñamos al gine y él que decida- dijo mi chico.
 
Y allí que fuimos. Y, efectivamente, cara-seta (que tío más estirao y singracia era el de reproducción asistida) nos dijo que sí, que enhorabuena (esto no lo dijo, pero que menos...) y nos daba cita para dos semanitas después para hacer eco.
 
Pero ya sabeis que no llegué. Un día empecé a encontrarme mal, me fui a urgencias y allí empezó mi calvario. Este segundo ectópico vino complicadillo porque no había manera de que bajara la beta con el metotrexate (medicación que te ponen para que se pare el ectópico). De repente un día la beta bajaba y a los dos días volvía a subir como la espuma. Bajaba y subía, y cada vez que subía lo hacía más. Hasta que un día me empezó a doler el lado, me exploraron y corriendo me llevaron a quirófano. Parece ser que estaba a punto de reventar la trompa...
 
Cuando me desperté me dieron la noticia: Valeska, te hemos quitado la trompa y también casi todo el ovario porque estaba afectado por el ectópico.
Me cayó como un jarro de agua fría... Pero ¿cómo que casi todo el ovario?
-Sí, te hemos dejado un trocito, pero su función es meramente de desahogo hormonal, no podrás ovular por ahí. Pero no te preocupes que tu fertilidad no tiene por qué quedar afectada. Puedes quedarte embarazada perfectamente.
 
Hombre, tan perfectamente no, porque era con los dos ovarios y me costaba lo mío como para pensar que con uno iba a ser igual o más sencillo...
 
En fín. Yo pensaba en ese trocito de ovario y me lo imaginaba como una minicuña de queso (no sé por qué) flotando cerca de mi útero. Sin trompa a la que acompañar, solito, pequeñito. El pobre minitrozo. Pero nunca más se supo de ese minitrozo. Nadie me pudo localizar jamás esa cuña flotante. Y eso que me hice ecografías a porrillo. Cuando me hacían la eco y empezaban a rebuscar por el lado derecho hasta que decían ¡pero dónde está el ovario! y yo respondía que lo había perdido por un ectópico pero que me habían dejado un trocito, se me quedaban mirando como si hubiera dicho que ayer estuve de viaje en la luna y me respondían: pero qué trocito mujer, si aquí no hay nada. Y yo repetía lo que me había dicho el gine que me operó: sí, un trocito, para la liberación hormonal. Y me miraban como si tuviera dos cabezas y ocho brazos, y me decían: pero qué me estás contando. Usted flipó cuando se despiertó de la anestesia. Bueno, eso no me decían, pero era lo que dejaban entrever.
Y yo misma hubiera dudado de esto si no fuera porque ese mismo gine que me operó dio la misma información a mi familia. Ellos no estaban presentes cuando me lo dijo a mí, y yo no estaba presente cuando se lo dijo a ellos, así que...

Finalmente pedí el historial clínico. Quería saber qué había pasado en esa operación, qué pasó con el ectópico, mi trompa, el ovario quitado y la minicuña. Y el resultado es que allí no ponía nada de que el ovario estuviera afectado por el ectópico, ni tampoco que me hubieran dejado un trozo. Nada. Lo único que ponía era que habían realizado "Salpingectomía y ooforectomía derecha" (quié ici que me quitaron la trompa y el ovario derecho). Y en anatomía patológica ponía que en el bote que les habían mandado estaban una trompa bastante perjudicada y un ovario. Y fin.

Con lo bien que me lo pasaba presumiendo de tener ovario y cuarto. Con mi minibabybel flotante. Pero no, no había, ni hay, ni habrá nada.

Así se resolvió el misterio del trocito de ovario...

viernes, 1 de agosto de 2014

Mi paso por los foros y otros apoyos virtuales

Cuando decidimos ser papás, vivíamos en la más absoluta inopia. Yo creía que esto de tener un hijo era pan comido, que era más fácil quedarse que no quedarse, que si no te cuidabas y tu pareja te miraba el potorro te podías quedar embarazada. En fín, seguro que hay gente que sí, que le pasa esto, pero no fue nuestro caso.
 
La verdad es que hasta que no pasó un año no me preocupé mucho. Quería quedarme embarazada, pero pensaba que se podía tardar un tiempo y que esto era normal. Cuando llevábamos más o menos un año empecé a preocuparme y, evidentemente, para internet que fui. Al meter mis palabras en google me salió de las primeras entradas comentarios de mujeres en un foro "muy femenino". No podía parar de leer las experiencias de muchas mujeres en su "deseo de ser mamá", y fue ahí cuando empecé a leer el tema de las ovulaciones, mocos cervicales, t.o. (test de ovulación que yo no sabía que eran esas iniciales, ni tampoco lo que era un test de ovulación), t.e. (test de embarazo), psicosíntomas, temperatura basal, etc, etc, etc. Un nuevo mundo se abría ante mí, el mundo de la fertilidad y todas sus variantes, y ahí que me puse a enterarme de todo lo que podía. Al principio sólo leía, hasta que me aventuré a participar. Al principio en los temas generales, luego hicimos un grupito muy majo en el que además de hablar sobre las veces que nos acostábamos con nuestros chicos y hablábamos de síntomas, compartíamos otras aficiones y nos lo pasábamos muy bien. Ahí fue cuando me animaron a que empezara los estudios de fertilidad al llevar tanto tiempo en ello y no haber quedado embarazada.
 
Cuando tuve el primer ectópico compaginé esa parte del foro con otra que hablaba sobre "embarazo extrauterino". Ahí también encontré gente muy apañada que me ayudó mucho con lo que me había pasado y más todavía cuando volví a pasar por segunda vez por un ectópico.
 
 
En ambos casos la gente que conocí se fue embarazando y, poco a poco, dejaba de entrar, así que el grupito se fue diluyendo hasta que fui la única que quedó sin embarazarse. Dejé de participar.
 
Cuando empecé con las pruebas de fertilidad me volví a mover dentro del foro a otro apartado que era de "fertilidad-esterilidad", pero mi participación fue más para despejar dudas que tenía.
 
Llegó el momento en que me mandaron omifín, y al buscar experiencias con este fármaco fui a parar aun foro sobre crianza respetuosa y natural en el que encontré a un grupo excepcional con el que me encontré realmente a gusto. Además de poder compartir nuestras penas y alegrías con los tratamientos, eran muy afines a mi manera de pensar sobre la crianza. A día de hoy todavía echo de menos ese grupo que tanto, tantísimo me apoyó, me animó, me cuidó, me mimó. El nombre del post sigue, pero ya no hay nadie de ese grupo que conocí. Me pasó lo mismo que en el otro foro. Poco a poco todas fueron consiguiendo su sueño y yo me quedé rezagada. Fui la única que no lo consiguió. Con algunas sigo manteniendo contacto por face o por whatsapp, tal fue la relación que tuvimos. Y casi todas me felicitaron cuando se enteraron que lo había conseguido.
 
Y vino la palabra ovodonación. De nuevo cambié de foro y qué mejor foro para compartir dudas, experiencias y miedos sobre la ovodonación que uno que se titule tal cual. Ahí coincidimos también un grupo de chicas muy majo que íbamos a empezar más o menos por el mismo tiempo el tratamiento. También participaban chicas que ya lo habían conseguido y nos animaban mucho, nos contaban sus experiencias, nos tranquilizaban, etc. En especial R., a la que tengo muchísimo cariño y que sigue al pie del cañón en el foro, recibiendo a las que llegan, participando con sus consejos, su apoyo. R., sé que me lees, que sepas que ayudas mucho, muchísimo, más de lo que tú crees.
Con este grupito cambiamos la ubicación virtual y nos trasladamos a un grupo secreto en face. Incluso se hizo una quedada y todas las que vivían más o menos cerca quedaron para conocerse, fueron a comer juntas, etc. Me hubiera encantado ir, pero me pillaba tan lejos...
Poco a poco fueron consiguiendo una, tras otra, ser mamás. Nos alegrábamos tanto al ver que podíamos conseguirlo... Todas llevaban una historia muy pesada a su espalda, muchos tratamientos, muchas decepciones, mucha lucha. Nos comprendemos perfectamente, sabemos lo que duele ser infértil, la alegría que da un positivo, pasar las ecos y que todo vaya bien... Es mi pequeña familia virtual, a la que acudo cuando tengo algo que compartir, alegrías y penas, dudas e incertidumbres, pensamientos y sentimientos. Son unas chicas con un par de ovarios.
 
A mí me ha ayudado el mundo virtual, y me sigue ayudando. Desde que empecé a escribir el blog ha sido tal el cariño que he sentido que me arrepiendo de no haberlo hecho antes porque sé que habría sido otro punto de apoyo para mis tratamientos y mis pérdidas. Aquí me siento comprendida al cien por cien por vosotras, me habeis dedicado palabras hermosas y frases que tengo marcadas en mi memoria. El sólo hecho de saber que alguien ha leído una entrada de mi blog y se para para comentarla hace que me sienta escuchada (y aunque no la comente, pero la lea).
 
Particularmente yo recomiendo que se acuda a los foros porque tienen su labor terapéutica. Sobre todo si en tu vida real no encuentras a gente que te comprenda o si eres una persona a la que en el cara a cara te cuesta expresar tus emociones. El mundo virtual ayuda. ¿Pensais lo mismo?

sábado, 26 de julio de 2014

Qué NO decir ante una pérdida

Es más que evidente que soy una experta en la materia. Cinco pérdidas han dado para mucho, y entre ese mucho, ha dado para comentarios de diversa índole. Y a la hora de comentar nadie se priva, desde el familiar lejano hasta la limpiadora del hospital donde estás ingresada para hacerte un legrado.
 
Lo primero y más importante: No le quites importancia a lo que ha pasado. Hay una persona sufriendo mucho por haber tenido una pérdida. Que tú digas que no era más que un puñado de células, que no llegaba a ser un bebé no sólo no me ayuda, sino que hace que me sienta incomprendida. He perdido un embarazo, un proyecto de vida, una ilusión. Hay gente que muestra más empatía con alguien que dice haber perdido cien euros que con alguien que dice haber perdido un embarazo.
 
Por favor, no minimices lo que ha pasado ni minimices mi dolor. Que tú digas que mejor antes que después no hace que esa persona se sienta mejor. Es evidente que puestos a elegir cualquier persona elegiría perder el embarazo en las primeras semanas que a término, pero eso no alivia el dolor que siento en ese momento. Siempre hay algo peor que lo que te está pasando y no por eso te hace sentir mejor. Si se muere tu madre ¿te hace sentir mejor que alguien te diga que por lo menos te queda tu padre? ¿que hay personas que han perdido a los dos? Evidentemente puestos a elegir cualquier persona elegiría perder a un padre y no a los dos a la vez, pero eso no alivia el dolor que siente una persona ante la pérdida. Pues igual (aunque no sea lo mismo).
 
 
No me cuentes historias de otras personas. Ya sé que fulanita pasó por tropecientos abortos y luego tuvo tropecientos hijos, pero yo soy yo y ahora mismo ni tengo tropecientos hijos ni quiero pasar por tropecientos abortos. No me sirve. No me consuela.
 
No insinues que he podido hacer algo que haya perjudicado el embarazo. ¿En verdad esto puede ayudar en algo? Ni haber cogido el autobús, ni haber fregado la casa, ni haber ido a andar, ni haber cargado con bolsas de la compra ha hecho que esto se vaya al garete. Bastante mal me siento como para que añades más culpabilidad y dolor. Y aunque hubiera hecho algo descerebrado ¿para qué decirlo? ¿En qué me ayuda que tú me recuerdes que me dijiste que no fuera en moto?


No hace falta que hables. Si no sabes qué decir o no estás seguro de si vas a meter la pata, basta con que estés a mi lado, me cojas la mano y me digas que lo sientes. Esto vale más que cualquier discurso.

sábado, 19 de julio de 2014

Premio, premio, premiooooooo!

Pues que me he encontrado con un nuevo premio, el cual me ha dado Promediando el círculo. Muchas gracias!!!!
Estas son las reglas:




Las reglas del premio son las siguientes:

Nombrar y agradecer al blog que te concedió el premio.
Responder al cuestionario y dejar uno nuevo.
Nominar a otros 11 blogs de reciente creación o con menos de 200 seguidores.
Visitar el resto de blogs nominados.
Contar 11 cosas sobre ti.
Informar a todos los blogs del premio que has otorgado
 
 
Estas son las preguntas que debo contestar:

1. Contame un color, un olor, un momento del día que sean tus preferidos.
Pues para mí el mejor olor del mundo es el de mi bebé. Y me encantan las mañanas cuando se despierta porque es cuando está más alegre y juguetón.

2. ¿Comida salada o postre dulce?
Salado, salado y mil veces salado. No me gustan los dulces, eso sí, la fruta me encanta.

3. Campamento, ¿sí o no?
¿Para mí? Con mi edad como que no, jajaja. De pequeña sí fuí y me lo pasé en grande, así que voto por sí, siempre y cuando sea por elección y no por obligación.

4. ¿Algún ritual antes de dormir?
Pues no puedo irme a la cama sin desmaquillarme. Es superior a mí.

5. ¿Siempre supiste que querías tener hijos?
Sí. Incluso de pequeña decía que aunque no me casara iba a ser mamá.

6. ¿Sentiste alguna vez que a tu pareja la tuviste que "arrear" un poco con el tema de los tratamientos de fertilidad o siempre estuvieron los dos igual de comprometidos con la idea?
La verdad es que no. Mi pareja ha sido el gran pilar en el que me he apoyado. Es cierto que él no hubiera pasado por todos los tratamientos, pero nunca he tenido que "arrearle".

7. ¿Compartiste desde el primer momento con familia y amigos los tratamientos que iban haciendo?
No. Sentía que si lo contaba añadía presión a la betaespera con gente llamando para ver como estaba y luego tener que ir diciendo a todos que había sido negativo. No quise compartirlo.

8. Si pasaste por una, ¿cómo lograste sobrevivir la betaespera?
Jajaja, eso digo yo. Como han sido cuatro pues ha habido de todo. La primera semana se suele llevar más o menos bien, pero conforme se va acercando el día... Normalmente he intentado distraerme con otras cosas, pero no con mucho éxito.

9. Si tuvieras que darle un consejo a una persona que recién está empezando a sentirse parte del mundo infértil, ¿cuál sería?
Paciencia, paciencia y más paciencia. No te pongas fechas, no pienses que "para el mes que viene empiezo" porque suele haber contratiempos. Y otro consejo es que vayan a una buena clínica y que exijan que les estudien bien completos a los dos antes de iniciar cualquier tratamiento.

10Tenés algo planeado que sabés que vas a hacer cuando finalmente estés embarazada o tengas a tu bebé en brazos? No sé, por ejemplo, voy a comprarme una mecedora / voy a ir caminando a Lujan / me rapo para cumplir con la promesa, etc.?
Pues no he hecho ninguna promesa. Ya soy mamá y lo único que hago es disfrutar, disfrutar y disfrutar.

11. Qué sentís que aprendiste a lo largo del camino de la infertilidad?
Pues me encantaría decir que de todo esto he aprendido algo positivo, en plan moraleja de cuento. Pero lo único que me sale es que la vida es muy perra y muy injusta. Bueno, voy a decir algo positivo, jejeje. Más que aprender, he descubierto que soy más fuerte de lo que pensaba. Y que cuando piensas que ya no puedes más, sí que puedes.

Y ahora once cosas sobre mí:

1. Me dan pánico los grillos y las polillas. Más que las ratas, las serpientes y las cucarachas.
2. Estoy permanentemente a dieta. Y aún así, la de quilos que me sobran, y más después del embarazo.
3. Soy extremadamente perfeccionista. Y esto es un problema, pero para los demás, porque sin querer suelo exigir el mismo nivel de perfección.
4. No puedo evitar fijarme en la boca de la gente. Bueno, podría evitarlo, pero no sé por qué es lo primero que miro. Y si tiene unos dientes perfectos no pasa nada, pero si no los tiene no puedo apartar la mirada.
5.No puedo salir de casa sin haberme echado colonia o perfume. Si alguna vez se me ha olvidado (rarísimo que pase) y no llevaba ninguna muestra en el bolso, he vuelto a casa para echarme. Y si estaba lejos, he pasado por algún centro comercial para perfumarme (de locos, lo sé). Es como si estuviera desnuda. Por cierto mi perfume preferido es Allure de Chanel.
6. Era una devoradora de libros. Ahora con angelote leo muy poquito.
7. Creo que estoy enganchada a internet.
8. De pequeña llevé aparato en la boca y en las piernas. Era Forresta Gump. He llevado ortodoncia desde los 13 hasta los 26 años.
9. Me encanta el sushi y la pasta. Odio, odio, odio, odio las habichuelas.
10. Mi mejor amigo es mi marido.
11. Me da miedo envejecer y me da terror la muerte.

Y los blogs que nomino son (perdonad si alguna ya ha recibido este premio):

- Diario de una baja respondedora
- Aún eres joven
- Nuestro proyecto mandarina
- El peso de la infertilidad
- Larga espera desespera
- Voy caminando a nuestro futuro
- Nuestra última estación
- Una catalana en Baviera
- Piruleta & Patatona
- Con final feliz
- Mi sueño

Estas son las preguntas:

- Si no te hubieras dedicado (o estudiado) a lo que te dedicas (estudias) ¿qué habrías hecho?
- ¿Por qué decidiste empezar a escribir un blog?
- Cuando estás realmente baja de ánimo, ¿a quién sueles acudir?
- ¿Quién te ha sorprendido gratamente y quien te ha decepcionado en tu lucha por ser madre?
- ¿Crees que todavía hay cierto tabú en el tema de la reproducción asistida?
- ¿Cuál ha sido el mejor regalo que te han hecho en tu vida? ¿Y el peor?
- Si tuvieras que escoger una época de tu vida ¿cual sería y por qué?
- ¿Eres fan de algún cantante o artista?
- ¿Tienes algún vicio confesable o inconfesable?
- ¿Algún miedo irracional?
- ¿Qué no te perdonarías nunca?












jueves, 17 de julio de 2014

Confesiones de una madre

La madre no soy yo, sino mi madre...
 
Ayer vinieron mis padres a pasar el día con nosotros y, en la sobremesa, empezamos a hablar de todo lo que había supuesto que angelote hubiera llegado a nuestras vidas. Y me enteré de muchas cosas de las que no tenía ni idea porque mi familia las había ocultado para, supuestamente, protegerme.
 
Así me enteré que estuvieron a punto de hacer una reunión para convencerme y que fuera al psicólogo después de mi tercera pérdida. Mi familia estaba super preocupada por mí. Pero a mí no me dijeron nada...
 
También me enteré que no se atrevían a decirme que mi cuñada se había quedado embarazada y que ella obligó a mi hermano a que fuera él el que me diera la noticia. Parece ser que cuando me lo dijo por teléfono (vivimos en ciudades distintas) no le llegaba la camisa al cuerpo y no podía tragar saliva de lo seca que tenía la garganta. Además querían que fuera la madrina, aunque hubo mucha discusión porque no sabían si me haría ilusión o me sentaría mal. Pero a mí no me dijeron nada...
 
Me he enterado que mi hermano pequeño temblaba de pensar en ponerse a buscar bebé porque pensaban que esto terminaría por hundirme y que respiraron aliviados cuando me quedé embarazada y todo iba bien porque para ellos era como tener vía libre para intentarlo (se quedaron en el primer mes cuando yo estaba de cuatro meses). Pero a mí no me dijeron nada...
 
Ahora me he enterado de lo muchísimo que ha sufrido mi familia, de las lágrimas que han derramado, de la impotencia que han sentido, de lo mucho que han pedido por mí y porque fuera madre. Pero a mí no me dijeron nada...
 
Y ahí está el problema. Ese no decir nada lo sentí como falta de apoyo, porque a mí los mensajes que me llegaban no eran esos, lo que a mí me decían era que me recuperara, que tirara para adelante, que no pensara en lo que me pasaba, que no pasaba nada si no tenía hijos... ¿Por qué? ¿Por qué no me dijisteis todo esto? Esto sí me hubiera hecho sentirme comprendida, hubiera hecho que me abriera más, que os contara más cosas (como me pediais).
 
No hay vuelta atrás, lo hecho no se puede deshacer, pero sí se lo dije a mi madre. Vuestro silencio no me ayudó y vuestras palabras no me ayudaron. Quiero mucho a mi familia, disfruto de estar con ellos, nos llevamos muy bien. Pero aquí se equivocaron.

miércoles, 2 de julio de 2014

De errores médicos y otros sinsentidos

La medicina es una ciencia. Eso dicen, y yo no puedo ponerlo en duda, lo que pasa es que a mí hay cosas que no me cuadran mucho, y eso es algo muy frustrante para alguien tan cuadriculada como yo.
 
A mí me gusta que dos más dos sean cuatro. Siempre. Haga la suma quien la haga, la hora a la que la haga y el sitio donde la haga. Para mí eso es ciencia, y yo esto no me lo he encontrado en la medicina.
 
Mi primer contacto con un error médico fue en mi tierna infancia, cuando a los cinco años un pediatra me diagnosticó sarampión cuando en verdad tenía una intoxicación alimentaria. Lo mejor es que fue mi madre la que le sugirió al pediatra la segunda opción, siendo evidentemente ignorada ya que un ama de casa no puede competir con un estudioso del cuerpo humano. Pues minipunto para mi madre porque no era sarampión. Me había intoxicado.
 
Cuando tenía doce años,  me mandaron hacer unas radiografías porque estaba un poco canija y querían ver si me quedaba mucho por crecer. En aquel entonces medía 1,52 y me dijeron que como mucho dos centímetros. Mido 1,66. Se equivocaron por poco.
 
Me pusieron aparato en las piernas porque, según un diagnóstico médico, las tenía torcidas y debían enderezarlas para no quedarme "imposibilitada". Como mis padres no estaban muy convencidos, me llevaron a otro médico que se llevó las manos a la cabeza y dijo que de eso nada. Me quitaron el aparato y, a día de hoy, no voy a ganar un concurso de piernas bonitas, pero vamos, mi vida más que normal que hago...
 
Y de aquí ya hay un salto hasta que comencé con los embarazos:
 
- Me dijeron que era un sangrado entre reglas, cuando era un ectópico
 
- Cuando me tuvieron que intervenir porque el ectópico no paraba de crecer, me dijeron que el ectópico había afectado al ovario y por eso lo habían quitado. Mentira. Me quitaron la trompa y se llevaron el ovario por delante.
 
- Me dijeron que no tenía problemas de ovulación  porque ovulaba todos los meses y no me quisieron pedir un análisis hormonal. Cuando me lo hice por privado salió mi menopausia precoz.
 
- En una de mis pérdidas el ginecólogo de guardia me dijo en toda mi cara, y con una prueba de embarazo positiva que me había hecho en mi casa, que no estaba embarazada, y que las pruebas de embarazo fallan. Sí estaba embarazada y poco después lo perdí.
 
- En otro de mis embarazos, pasando por diferentes controles por diferentes médicos, me diagnosticaron: embarazo molar, huevo huero y embarazo gemelar (decían que veían dos sacos). Ni entre ellos se ponían de acuerdo.
 
- Me han hecho histerosalpingografía, miles de ecografías, laparoscopia e histeroscopia y me aseguraron que mi útero era normal. En IVI detectaron que tenía útero en T, adenomiosis y un tabique.
 
Como dicen en mi pueblo: "Pa mear y no echar gota"
 
¿A alguien más le ha pasado o es que he tenido muy mala suerte?
 
 
 


lunes, 23 de junio de 2014

Sombras del pasado...

Cuando una ha pasado tantísimo para poder llegar a ser madre, se puede pensar que todo lo pasado queda en el olvido una vez que has conseguido tu objetivo. En mi caso no es así.
 
Hace poco tuve una charla con mi chico y fue él el que me preguntó si todavía me acordaba y me dolía todo lo que habíamos pasado. Mi contestación fue rápida. Si. Todavía me acuerdo y sí, todavía me duele. Es cierto que el dolor se ha amortiguado con la llegada de mi angelote, no voy a obviarlo, pero todo no ha desaparecido como por arte de magia.
A veces pienso como serían esos cinco embriones que tuve conmigo y se fueron, como habrían llegado a ser. Sé que es una tontería, pero a veces soy así, un poco ñoña.
 
Soy consciente de que todavía no he superado todo lo que he vivido y que sigo teniendo miedo de que lo que estoy viviendo se vaya, se esfume, se evapore. También sé que muchos miedos que tengo son compartidos con otras mamás que no han tenido problemas de infertilidad, pero os voy a contar un par de pinceladas para que seais conscientes de como el miedo en ocasiones me sigue atropellando.
 
Tengo un vigilabebés con pantalla. Un regalo de mis cuñados que es una pasada. Pues un par de mañanas, cuando mi angelote ha tardado más en despertarse de lo debido y yo estaba fuera del cuarto haciendo cosas, me comía la pantalla intentando ver si respiraba o no, pero no conseguía distinguir el movimiento de la respiración. Cualquier persona en su sano juicio iría al cuarto a echar un vistazo. Fui incapaz. Me quedé petrificada en la cocina, no podía moverme y empecé a pensar que a lo mejor le había pasado algo, pero no era capaz de ir a la habitación. Me puse a llorar del agobio que me entró. Menos mal que en seguida se movió y se despertó y ya me calmé, fui a la habitación y me lo comí a besos.
 
Sueño muchísimo que pierdo a mi angelote, o que se me cae, o que se ahoga. En la mayoría de los sueños no hago más que gritar su nombre y buscar como una desesperada por todos lados. A  veces me despierta mi chico porque dice que me muevo mucho y lloro y ya sabe que estoy teniendo una pesadilla.
 
Por las noches me despierto sobresaltada buscando a mi bebé y cuando lo veo  tengo que contar hasta tres para comprobar que sigue respirando. Me digo mentalmente: a la de tres: una, dos y tres. A veces no soy capaz y vuelvo a contar tres de nuevo...
 
En fín, que estoy de atar. Y es que soy tan feliz, TAN FELIZ, que pienso si no se dará de nuevo la vuelta y me tocará de nuevo sufrir. Como si haber sido tanto tiempo sufridora me hubiera hecho esperar siempre lo peor.
 
¿Y vosotras también tenéis estos miedos o me voy yo sola a una habitación acolchada?
 
 

viernes, 20 de junio de 2014

¿Estás a favor de la donación de óvulos?

Resulta que estoy suscrita de manera gratuíta a una revista cuyo contenido gira en torno al bebé. Y este mes, dentro de la revista, aparece en el apartado "Mi opinión" esta pregunta "¿Estás a favor de la donación de óvulos? ¿Donarías tus óvulos para ayudar a otras mujeres a ser mamás? ¿Recurrirías a esta técnica para tener hijos? Nuestras mamás opinan".
 
Y aparecen dos columnas, SÍ porque... y NO porque...
 
 
Evidentemente, todos sabemos que opinar es gratuito, que cada uno es libre de tener su idea y pensamiento y, apunto yo, la ignorancia es muy atrevida y el que no lo vive no lo pasa.
 
Razones de las lectoras para decir que NO
 
- Si no hubiéramos podido ser padres de manera natural, hubiéramos adoptado un hijo.
Aquí se ve lo poco, poquísimo, escasísimo conocimiento que tienen las personas sobre lo que es la adopción y lo que requiere este angosto, duro y largo proceso. Que es la frase comodín, que todo el mundo utiliza... "pues adopta". Puf, cuantas veces lo he tenido que escuchar. Seguido del consabido "con la de niños que hay por ahí que necesitan unos padres" (pero los que te lo dicen con los suyos biológicos  ehhhh).
 
 
- Antes de recurrir a esta opción, habría renunciado a la maternidad.
Y hubieras hecho lo correcto. Porque cuando tienes el instinto maternal tan limitado, quizás sea la mejor opción. Tener hijos porque toca... como que no. Si vienen bien, y si no también... no lo veo claro.
 
 
- No podría aceptar el hecho de ver a mi hijo y no reconocer en él ningún gesto o rasgo que me resultase familiar... Creo que no lo sentiría completamente mío.
¿Pero tú has tenido hijos o calcos? Como mis padres estén esperando a reconocer en mí algún gesto o rasgo que les resulte familiar... Les voy a preguntar si sienten que soy COMPLETAMENTE (madreeee) suya. A lo mejor me llevo una sorpresa.
 
 
- La ciencia no tiene en cuenta que, cuando donamos óvulos o esperma, se pueden usar para diferentes madres. Por lo tanto, después, hay hermanos consanguíneos que no saben que lo son. Tampoco estoy de acuerdo con lo que hacen con los embriones.
Las personas no tenemos en cuenta que, cuando convivimos en pareja, podemos llevarnos la sorpresa de tener a nuestra vera un latin-lover o inseminador nato que va dejando su semillita por doquier. Por lo tanto, hay hermanos consanguíneos que no saben que lo son.
Lo de los embriones no sé si se refiere a cuando investigan con ellos o cuando se deshacen con ellos. Esto requiere de un análisis más profundo que algún día tocaré en el blog.
 
 
- Creo que hay que aceptar nuestro destino. Si no podemos tener hijos, podemos llenar ese vacío de otra forma, con la acogida, por ejemplo. Hay muchos niños que nos necesitan.
Y lleva toda la razón. Hay muchos niños que nos necesitan y estoy a favor del acogimiento. Peeeeeero, te doy un consejo: cuando pases las entrevistas de valoración para la idoneidad, hazme el favor de decir exactamente lo que has escrito "oiga, que no puedo tener hijos y necesito llenar este vacío de otra forma, con la acogida por ejemplo". A ver qué ocurre...
Sobre lo de que hay que aceptar nuestro destino pues no he podido evitar el carcajeo. Pues nada, cuando te pongas malita, acepta el destino y "p'alante".
 
 
Sé que en mis comentarios no he sido correcta y algunas opiniones pueden crear diversidad de opiniones. Pero si estas personas han comentado su opinión en una revista, a ver cómo me guardo yo la mía escribiendo en mi propio blog...