Sí, lo sé, estoy más para allá que para acá, pero no puedo evitarlo.
Creo que llevo tanto tiempo deseando ser mamá que se me acumuló de tal manera el instinto que no se me ha calmado del todo con angelote.
Quiero volver a ser mamá, lo estoy deseando. Cada día que pasa aumenta esta apetencia, quiero volver a estar embarazada, quiero volver a dar a luz (espero que no por cesárea), quiero volver a tener entre mis brazos a un recién nacido, quiero, quiero, quiero...
Pero mi chico no lo tiene tan claro. No estamos de acuerdo en este tema y me parece que me va a costar mucho convencerle de que vayamos ya a Valencia. De broma le digo que el día que menos se espere le digo que tengo un congreso de un par de días, me voy a Valencia y me vengo con los blastos puestos. Él de momento no cede. Bueno, esto no es cierto del todo, dice que quizás para septiembre del año que viene, que antes no. Pero es que somos tan mayores...
Sé que quien esté intentando ser madre por primera vez le revolverá las tripas que yo ya me esté planteando el segundo, pero no puedo evitarlo. No es ni muchísimo menos como antes y sé que el fracaso estará más que amortiguado. Pero no quiero tener sólo un hijo, quiero más. ¿Para qué esperar a intentarlo?
Mi chico se caga literal ante la posibilidad de que nos pongan dos y me quede de mellizos. Familia numerosa, casi nada. Y yo no puedo responderle nada porque no puedo asegurarle ni que sí ni que no.
¿Quién sabe lo que nos tiene el destino preparado? A lo mejor al final no resulta y nos quedamos con angelote. A lo mejor viene uno, a lo mejor vienen dos...
Cuando tienes un hijo todo cambia. La infertilidad, los tratamientos, los ves de otra manera. No hay tanta ansiedad, tanto estrés, tanta sensación de estar en el corredor de la muerte. Por lo menos por ahora no siento eso, espero poder contároslo en persona pronto...