viernes, 14 de octubre de 2016

40 semanas

Hoy hago 40 semanas. Hace mucho que no escribo y ando desconectada del mundo bloggeril. Sí que suelo leer las entradas de las bloggers a las que sigo, pero no comento ni tampoco hago nuevas entradas. Has hoy.

Este embarazo ha sido totalmente diferente al de mi angelote. En el de angelote estuve de baja, en este he estado trabajando hasta que me correspondía. COn angelote estaba pendiente minuto a minuto de lo que sentía y los cambios que veía. En este ha habido días enteros que ni siquiera he pensado en que estaba embarazada. Con angelote descansaba y me mimaba, me cuidaba al máximo y estaba tranquila y serena. En este, debido principalmente a angelote, ni descanso, ni tengo tiempo y siempre voy algo estresada de un lado para otro. Muy, muy, diferente. Tanto que no ha nacido y ya veo que el trato de uno a otro no tiene nada que ver y a veces me hace sentir... culpable. Hasta "mala madre". Pero las circunstancias son las que mandan.

Reconfirmado que lo que espero es un niño. ¡¡Estamos muy contentos!!Bueno lo estaría fuera lo que fuera, pero en mi interior, si hubiera podido elegir, hubiera elegido niño. 

Ha sido un embarazo con nauseas hasta la semana 16 más o menos, que me hizo perder peso incluso, pero ya lo he recuperado de sobra. También he sentido miedo y temor a que se torciera, pero era mucho menor que con angelote. Aunque no se puede decir que lo haya disfrutado más por lo que he comentado anteriormente.

¿Y cuando nacerá? Pues de momento está tan a gusto ahí en la barriga de su mamá. No tengo absolutamente ninguna molestia, ni contracciones, ni he manchado, ni nada de nada de nada... Por lo menos está en cefálica, a ver si, igual que el embarazo está siendo diferente, el parto también lo es y puedo tener uno lo más natural posible. Con angelote fue cesárea programada porque estaba de nalgas. Vamos a ver qué pasa...

Releo lo escrito y me parece tan vacuo... No hay emoción, no se ve la ilusión, y no quiero transmitir esto porque no es así. Es que angelote me tiene tan cansada, duermo tan poquito y tan mal, además estamos atravesando una racha un poco difícil con él (los terribles dos años que se alargan y alargan) y la preocupación y los pensamientos se los lleva más angelote que este embarazo. Me preocupa como repercutirá la llegada de Valeskito en Angelote. Ojalá me sorprenda, pero me temo que va a ser toda una revolución que tendremos que gestionar de la mejor manera posible.

Y esto es todo, nada más y nada menos. Aquí una infértil que es mamá y que, dentro de poco (pufff que fuerte) volverá a serlo.

Ánimo a todas las luchadoras!!!


sábado, 4 de junio de 2016

¿Qué hay de nuevo Valeska?

Cuando una pareja se plantea la maternidad/paternidad lo último que debería esperar es que algo que debería de convertirse en un proceso de ilusión y alegría se convierta en un camino de amargura y sinsabores.

Somos conscientes de que hay personas con problemas de fertilidad, escuchamos casos de tal o cual pareja que ha tenido que ir a una clínica, que se ha inseminado, que ha tardado años, que ha pasado por abortos, pero se queda en un mero comentario. En un dato olvidado en poco más de lo que dura esa conversación. Hasta que te toca a ti.

Entonces haces una compilación de todos esos casos que has oído pero no escuchado intentando recordar el final, el periplo, si te dijeron qué clínica, si lo consiguieron... algún dato que pueda arrojar luz sobre si algún caso que te han contado puede asemejarse al tuyo y puede marcarte el camino de hacia dónde debes ir. Y, evidentemente, recurres al mejor contador de historias, intimidades y cotilleos infértiles: Don Google.

Cuando empiezas a recorrer el camino tienes la esperanza de que el tuyo sea corto y poco complicado, que tengas que pasar un bache y quizás tropieces con una piedra. Y resuenan en tu cabeza casos que han tardado 4, 5, 6 y hasta 10 años, con decenas de tratamientos a sus espaldas, fracasos, éxitos que terminan en fracasos,... Y piensas que tú no podrías pasar por eso.

Cuando comienzas a darte cuenta de que tu camino quizás era más complicado del que pensabas dejas de mirar el camino. Te centras en cada bache, en cada curva, cada cuesta y piensas que a lo mejor tú sí eres una de esas mujeres que no lo va a tener fácil. Que vas a tener que luchar más de lo que pensabas y que esa maternidad tan idílica quizás la consigas después de pasar un tormento.

Y conforme ese camino se va ensortijando y de repente se vuelve en un ascenso interminable lleno de hoyos, precipicios, y escaladas permanentes es cuando te parece que lo que estás viviendo debe de ser lo más parecido a estar en el infierno.

Yo he conseguido escapar de allí, lo he logrado. Hace más de dos años que tengo a mi hijo y aún así estoy cansada de ser infértil. No logro dejar de verme a través de esa lente y me hace seguir sintiendo un poco "minus válida". Si alguien me preguntara si veo a una mujer menos válida o menos mujer por tener problemas de infertilidad, respondería de manera rotunda "¡por supuesto que no!" Si alguien me diera a entender que por no haber tenido a mi hijo "como el resto de los mortales" es porque no soy tan mujer como las demás contestaría de manera más que airada que no sólo no soy menos sino que puede que incluso más porque he tenido el coraje de pasar todo lo que he pasado por llegar a ser madre. Pero si me inspecciono a mi misma, el resultado que encuentro no es este.

Estoy abriendo mi corazón. A mi todo el proceso me ha dejado tocada.  Ni mucho menos hundida, pero sí tocada. Y  empiezo a no querer recordar como he conseguido ser madre. No me refiero a la ovodonación, sino a toda mi historia hasta conseguirlo. Estoy un poco harta de revivirla. Y lo que antes me llenaba de orgullo y me hacía pensar en lo luchadora y fuerte que soy, ahora se está transformando en un gran hastío y un pensar "quiero ser normal". 

Siete años. Cinco embarazos malogrados. Una trompa y un ovario perdidos por el camino. Docenas de intervenciones y pasos por quirófano. Cientos de pruebas. Miles de exploraciones en mis adentros. Meses de intentos "por lo natural", 2 meses con omifín, 1 FIV, 4 ciclos de ovodonación. Pero lo más importante: desesperanza, desilusión, tristeza, impotencia, frustración, más tristeza, más desesperanza, autoenfado con mi cuerpo, desesperación, más tristeza...

Y todo esto me vuelve de manera cíclica. Cuando alguien me saca el tema, cuando alguien me comenta un caso, cuando me entero de una pérdida... Y se está convirtiendo en una losa. 

Sé de dónde me está viniendo todo esto. Cada vez que voy al ginecólogo para hacerme eco o tener un control de embarazo me toca contar toooooooooooooooooooooodo lo que he pasado hasta llegar a ser mamá (que digo yo que les costaría leerse lo que pone en el ordenador) y con eso vuelven las sensaciones, el regusto amargo en el paladar, el revivir anímicamente mi historia. Y serán las hormonas del embarazo o que estoy más susceptible, pero es como un estoque en mi corazón que van removiendo y removiendo y removiendo. También me influye lo que pasa a mi alrededor (no voy a ahondar en esto porque estoy muy sensible, pero me refiero a gente que conozco que reciben negativos o pierden su positivo ¡¡ánimo!!). Por otro lado me escribís muchas contándome vuestras historias, buscando un hálito de esperanza. Historias realmente tremendas que me remueven muchísimo y me hacen pensar que sí, que yo gané la batalla, pero no se vence la infertilidad porque una haya sido madre. La infertilidad te abandona y se va aposentando en otras mujeres a las que les tocará lidiar con esta contrincante tan complicada. Y me imagino lo que estáis pasando y a lo mejor lo que todavía os queda por pasar y me hace sentir tanta impotencia, tal sentimiento de injusticia, que muchas veces tengo que dejar que pasen unos días para poder contestaros como se merece vuestro padecer. Y ojo, espero que me sigáis escribiendo y preguntando y desahogando!!

Total, tanto tiempo en silencio para hacer una entrada bloggerterapéutica y sacar toda la mierda que llevo dentro.

Y como no quiero mezclar churras con merinas y hablar de mi embarazo en esta entrada de "vómito emocional", ya haré otra contando como va mi embarazo.

sábado, 12 de marzo de 2016

Visita a Valencia

El lunes de esta semana tenía cita con el Equipo Crespo en Valencia. Era la última ecografía antes de que me dieran el alta y estaba deseando de que llegara este día.

Sé que esto lo he dicho en otras ocasiones y me repito un montón, pero de verdad qué largo se me hace tener que trasponer hasta allí y hacer ese viaje porque son muchos kilómetros en muy poco tiempo y me deja agotada. Además esta vez también fuimos con angelote que, la verdad, se porta demasiado bien para lo intranquilo que es, pero es un auténtico palizón para él.

Llegamos el domingo a Valencia y, como siempre, fuimos a dar una vuelta por la ciudad que ya estaba adornada y preparándose para las fallas. En esta ocasión nos quedamos en otro apartamento ya que el que habíamos ido anteriormente estaba ocupado. No estaba mal, era muy moderno y bastante amplio, pero con una distribución algo extraña y con el cuarto de baño sin puerta. Sí, sí, como leéis. No tenía puerta. Y no tendría más relevancia si no fuera que además de nosotros tres se vinieron mis padres para poder quedarse con angelote cuando fuéramos a la clínica. Pero eso no fue lo peor. Lo pero fue el lunes cuando a las 8 de la mañana fui a ducharme y no salía agua caliente. Después de llamar al gerente de los apartamentos resulta que había que darle a un botón y esperar media hora para que se calentara el agua. ¡¡Yo no podía esperar media hora!! Teníamos cita a las 9 de la mañana y de esto me enteré a las 8:20 cuando cansada de darle al agua e intentar buscar una explicación decidí llamar al susodicho. Y claro, si hubiera ido a que me vieran la boca o un pie pues para qué ducha completa, pero tratándose de lo que se trataba y sin un bidet donde aposentarse pues ahí que hice tripas corazón y con el agua tal y como caía me duché. Desde luego sirvió para espabilarme.

Pero centrémonos que como siempre me voy por las ramas...
Llegamos puntuales a nuestra cita y le comentamos a la recepcionista que nuestro tren salía en unas horas para que lo tuvieran en cuenta por si teníamos que esperar mucho. Finalmente entramos casi a las 10:30 y nos vio la doctora Fortuño. Sara, que así se llama, fue la que en mi anterior tratamiento me hizo la transferencia y también la que me vio cuando pudimos escuchar el latido de angelote. Me preguntó como me encontraba y en seguida pasamos a hacerme la eco. Y allí pudimos ver a nuestro valeskit@, con su corazón a 170 pulsaciones y sus 2 cm. de largura. ¡¡Y se movía!! Fue algo increíble. Sé que ya he pasado antes por esto, pero es que todavía no me cabe en mi cabeza como de algo tan minúsculo puede ir creciendo un bebé. Me emocioné mucho al escuchar el latido y mi chico y yo no podíamos dejar de mirar la pantalla embobados y con una sonrisa de oreja a oreja. Me recalcularon el tiempo de embarazo y me dijeron que debo indicar que mi FUR fue el 8 de enero. El día de la eco estaba de 8+3, aunque la medida del embrión era mayor a ese tiempo, como le pasaba a angelote. Y a día de hoy estoy de 9+1.

Ya me han dado el alta y me han pedido que les siga informando. Y así lo haré como hice de angelote, por supuesto.

Seguimos en este camino, esperando que pase el primer trimestre pero también intentando disfrutarlo. No estoy tan asustada como con angelote, pero siempre que me siento en el potro me vengo un poco abajo y vuelven mis temores, aunque son pasajeros.

Ojalá las que todavía estáis en la lucha pronto podáis vivir todo esto. Y quiero hacer mención en esta entrada a alguien que ha estado a punto de conseguir su sueño pero que finalmente se ha marchado. Estás demostrando una gran fortaleza, ojalá te recuperes pronto y ya mismo vuelvas a luchar por tu bebé.

Un abrazo a todas las luchadoras!!!

viernes, 26 de febrero de 2016

Seis semanas y cuatro días

Ayer tuve mi segunda eco tras la beta positiva.
Miento si digo que estaba tan tranquila y que iba tan contenta para reencontrarme con mi valeskit@. Sí, he decidido ponerle ese nombre de momento, pero el mérito no es mío, sino de Ariel Pop, que lo llamó así y oye, que me ha encantado, así que con tu permiso y hasta que pensemos en otro nombre, se llamará valeskit@.

Pues eso, que ya he comentado que para mi las ecos me parecen torturas más que momentos de disfrute, así que iba un poco contrariada porque además era consciente de que estaba justo en esa fase en el que puede que se detecte latido y puede que no y que las dos cosas son normales. Pero claro, puestos a elegir... pues me quedo con que se detecte latido y alivio que te llevas.

Como siempre entré con retraso, pero menos que otras veces. Esta vez me acompañó mi chico y eso hacía que me sintiera un poco más fuerte. Aunque no caí en que a mi gine le encanta hablar con mi chico porque se conocen de hace tiempo y porque mi gine entiende del negocio de mi chico y empieza a preguntarle y a conversar y... ¡¡¡me estaban poniendo negra!!! Vamos, que estuve a punto de levantarme, irme a la sala del ecógrafo, abrirme de piernas y metérmelo yo sola mientras ellos seguían debatiendo. Yo le daba pataditas a mi chico en plan "¡¡¡pero cállate ya y no le des coba!!!" y él me miraba sin entender. En fin... hombres.

Después de esa eterna charla ya se centró en mi. Me preguntó como me encontraba y yo contesté con un: "bien, todo bien". Me hizo alguna pregunta más y casi que le llevo yo de la mano al cuarto de marras. Por fin me hizo subirme al potro, metió el ecógrafo y nada más meterlo dice: "Ahí está el embrión" para acto seguido rematar con un celestial "y mira como late su corazón". ¡¡¡¡¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! Pude ver como latía. Un punto diminuto, un micropunto que no hacía más que parpadear a toda velocidad. Mi chico y yo nos miramos y yo me sentí tan contenta que no podía dejar de hablar mientras mi gine me seguí diciendo medidas y demás que yo no escuchaba por mi parloteo continuo.

Así que seguimos en esta aventura. La tercera ecografía será en Valencia y, si todo va bien, ya me darán el alta. Estoy muy emocionada. Si nada se tuerce seré madre por segunda vez. Increíble. Si alguien me lo hubiera dicho hace tres años... y fijaros.

Muchísimo ánimo a todas.

jueves, 18 de febrero de 2016

¿Hay algo peor que la betaespera?

Sí.
La ecoespera.

En mi caso han sido 10 días después de la beta. En la clínica me dijeron que entre una semana y diez días después, pero he preferido dilatarlo lo máximo.

Sé que la mayoría vive esta primera ecografía con ilusión, deseando de ver lo que su cuerpo está gestando. Y yo me prometí que este embarazo lo viviría así. Pero qué fáciles son las palabras y qué difícil es mantener una promesa...

El haber pasado por tantas pérdidas me ha marcado. De todos mis embarazos sólo uno ha ido bien. Han sido tantos momentos en el "potro" recibiendo malas noticias, que me ha marcado a fuego y sólo visualizo caras de gines mirando preocupados el monitor mientras giran y giran el ecógrafo dentro de mi cuerpo para después decirme que el embarazo no va bien.

Hoy ha sido mi primera ecografía. Odio las ecografías. LAS ODIO. Sobre todo las tempranas que lo único que hacen es generar ansiedad cuando no se ve lo que se tiene que ver. Y que lo que no se ve puede ser que sea porque nunca se verá o puede ser porque falta un día para que se vea. ¿No es una tortura?

Eso es lo que he vivido hace un rato. He ido a mi gine y, para variar, a pesar de que la cita era temprano, iba con retraso. He entrado una hora más tarde, pero como he ido sola, me ha servido para leer revistas del corazón (¿Sabíais que el hijo de la Pantoja tiene 2 hijos??!!!), mirar internet por el móvil y echarme unas risas y compartir preocupaciones con un grupo de whatsapp muy especial para mí. Desde aquí chicas ¡¡¡millones de gracias!!!

Y ha llegado mi turno. Dentro de lo que cabe estaba tranquila, mucho más que en mi primera eco de angelote. Saludos de rigor con mi gine, la enhorabuena, lee el informe de la clínica. Y un compartir opinión con mis ideas: "Valeska, que sepas que a mí estas ecografías tan tempranas no me gustan nada". Ni a mí, ni a mí...

Llega la hora, introduce el ecógrafo y yo miro la pantalla como si me fuera la vida en ello. Y miro, y miro, hasta que veo una mancha y dice: "ahí está el saco". Sonrisa en mi cara. ¡Vamos! ¡a por la vesícula vitelina! Pienso, mientras noto como me relajo. Mide el saco y dice que está perfecto y muy bien implantado. Sigo sonriendo. Y empieza a mover el ecógrafo, a alejar y acercar la imagen. Me dejo los ojos pegados. No vemos nada. "No te preocupes Valeska, que si no se ve la vesícula no significa nada". Me derrumbo. Me vienen todas mis pérdidas a la cabeza. Todo lo que sé sobre desarrollo embrionario. Me quiero ir de allí. Quiero llorar. Para qué me tengo que hacer una eco tan temprano joder. Saca el ecógrafo, le echa gel. Me explica que a ver si con el gel se aprecia algo. Vuelve a meter. Y nada. "Valeska, te vienes el lunes y volvemos a verte". ¡Ay por favor! Cuantas veces he escuchado esa frase. Cuantas. Y siempre con el mismo final. Y cuando me voy a levantar, mientras me sigue diciendo que no me preocupe, que no pasa nada, que es normal, me dice: "Espérate, vamos a hacerte la eco abdominal, a ver si hay suerte". Vuelvo a tumbarme, me echa el gel, pone el ecógrafo y ¡¡¡¡ahí está!!!! ¡¡¡¡Síiiiiii!!!!! El saco con su vesícula vitelina. 

Era tanta la emoción contenida que me he echado a llorar. Qué mal lo he pasado por favor. Todavía estoy contracturada de los nervios que he pasado. Me ha vuelto a medir todo, me he ido pitando y he llamado a la clínica. Les he dado las medidas y me han dicho que todo está perfecto. Ahora mismo estoy de 5+4.

Peeeeeero, me han indicado que la semana que viene me haga otra eco para comprobar que hay latido. ¿No hay misericordia? ¿Por qué esta tortura? Yo por mi no me la hacía, os lo juro. Es que de verdad que después de lo de hoy me va a costar más todavía mantener la promesa de disfrutar el embarazo y vivir las ecografías con ilusión.

Lo que voy a hacer es quedarme con lo que me interesa: saco bien implantado y se ve la vesícula vitelina. ¡¡Hay que celebrarlo!!!

viernes, 12 de febrero de 2016

Feliz cumpleaños cariño

Hoy es el segundo cumpleaños de mi angelote. ¿Os lo podéis creer? ¡Qué rápido se pasa el tiempo! Pero si hace nada estaba hecho un bebé que manoteaba y decía "ajo" ¿dónde ha ido a parar ese bebito?

No hablo mucho de angelote en el blog, pero hoy os voy a contar un poquito de cómo está y cómo es. 

Angelote sigue siendo un rubiales súper simpático que siempre está riendo y sonriendo y al que le gusta también hacer reír. 

Ahora mismo está en una etapa increíble, en la que cambia por horas y aprende por minutos. Nos sorprende a cada momento y hace que mi amor por él se multiplique por mil.

No es excesivamente cariñoso, pero sí es muy familiar y tiene bastante "mamitis". 

Cuando viene corriendo a darme un beso ya sé que ha cometido alguna "fechoría" (meter el rollo de papel higiénico en el váter, sacar toda la ropa de los cajones, abrir el grifo del bidé y meterse dentro...), es la manera que ha aprendido para intentar remediar lo irremediable. Y yo me derrito...

Lo que más le gusta a angelote son los cuentos. A pesar de ser un niño muy movido al que le gusta la actividad física, tiene su rato de tranquilidad con los cuentos. Vamos mucho a la biblioteca donde disfruta muchísimo, pero tiene el problema de querer abarcar más de lo que puede y no hace nada más que coger y coger y coger. La bibliotecaria está super contenta con nosotros y tiembla cuando nos ve aparecer...

El momento que más me gusta es por las mañanas cuando se despierta. Cuando no trabajo y estoy en casa, como ahora, al despertarse me llama y cuando ve que soy yo, y no su cuidadora, sonríe de oreja a oreja y dice "mamá, aquí". Y me tengo que tumbar a su lado. Se cobija en mi cuerpo, se pega a mí y empieza a tocarme el pelo. Y así podemos estar hasta media hora...

Angelote tiene sus manías, y una de ellas es precisamente el pelo. Cuando está cansado se toca el pelo, se lo retuerce, se toca los mechones, y también al que tenga al lado. Esto ha sido algo a lo que me he tenido que acostumbrar ya que no me gusta que me toquen el pelo, me da repelús, pero por un hijo...

Seguimos colechando y la verdad que estamos muy a gusto y muy contentos con esta decisión.

Comemos lo mismo los tres. Cocino sin sal y cosas sanas. La verdad que angelote tiene muy buena boca, aunque últimamente se está volviendo más selectivo y cosas que antes le gustaban ahora las rechaza. He leído que es normal, que con la edad empiezan a restringir sus apetencias, así que preocupación cero.

Y por lo demás pues es un niño muy sano, que sigue con la piel atópica que a veces conlleva unos brotes que tenemos que tratar, que para mi es guapísimo y lindísimo y que es lo mejor que me ha pasado en la vida.

martes, 9 de febrero de 2016

Y el resultado es...

POSITIVOOOOOOOOOO


Estoy en el trabajo, pero aprovecho el desayuno para hacer esta minientrada e informaros.

Estoy que no me lo creo. Gracias a todas, por vuestras palabras, por vuestra energía y buenos deseos.

Mucha suerte a las que están en la lucha, estamos esperando noticias de otras chicas y deseo que sean buenas.

Ya os contaré más detenidamente.

Ah, la beta ha sido de 1010!!!

Porque me he puesto uno, si no pensaba que eran mellizos, jejeje

domingo, 7 de febrero de 2016

Por qué no me hago un test de embarazo y ¿tengo síntomas?

Quedan dos días para la beta y hace diez días de mi transferencia. Con angelote la beta fue a los diez días, pero esta vez han dispuesto que pasen dos días más.

A estas alturas sé que hay muchas mujeres que ya se han hecho un test porque no pueden aguantar la betaespera y necesitan saber qué está pasando por ahí dentro. Si ha funcionado o no. Y hay veces que se llevan la alegría de su vida y otras que se hunden porque el test les da un blanco nuclear insultante.

Yo no me hago tests. No me he hecho ni uno en ninguna de mis transferencias. Y esto es por dos motivos fundamentales: cobardía y superstición. No me enorgullezco de ninguno de estos motivos evidentemente. Paso a explicarme...

Cobardía. Para mí hacerse un test requiere tener un par de ovarios. Y se ve que como a mí sólo me queda uno y me funciona "pichí pichá" pues no encuentro el valor para hacérmelo. Porque si sale negativo pues menudo disgustazo. Y encima empiezas a mirar por internet y encuentras casos que se hicieron el test antes de la beta y luego la beta era negativa, pero también encuentras casos que se hicieron el test antes y luego la beta era positiva. Así que te quedas igual o peor. Tengo un negativo ¿será que no lo he conseguido o será que luego me dará positivo en la beta? Yo paaaaaso. Pero es que si sale positivo, yo entiendo que te tienes que llevar una alegría, pero desgraciadamente en mi caso un test positivo no me dice nada. Necesito tener un valor, un número, alto tangible que me indique que es un buen resultado y que no terminará en un bioquímico por ejemplo. Si mi beta es de 50 y me hago el test me saldrá positivo, pero ese valor no tiene muy buen pronóstico. Tengo un positivo ¿será luego la beta alta o no lo será? Yo paaaaaaso.

Superstición. Esto sí que me jode sobremanera porque soy la persona menos supersticiosa y más pragmática del mundo. Pero ay el campo de la infertilidad, cuando te absorbe ya no eres quien eras y yo aquí si tengo supersticiones y rituales. En mis embarazos conseguidos de manera natural (que ya sabéis que ninguno ha progresado), la manera de averiguarlo ha sido mediante un test. En el embarazo de angelote fue mediante una beta y NO ME HICE NINGÚN TEST porque ya había desarrollado esa vena supersticiosa. Cognitivamente sé que no tiene nada que ver el hacerse un test con que el embarazo progrese o no, pero me puede mi lado irracional y prefiero hacerlo igual que con angelote.

Así que, queridas mías, hasta la beta no sabremos nada de si se está cociendo algo por ahí dentro porque si es por los síntomas... Paso a detallaros:

- Pecho: igual. Ni más grande, ni me duele más, ni me molestan los pezones, ni tengo venitas ni ná de ná.
- Calambres o dolor de ovarios: tampoco. Fresca como una rosa.
- Dolores en los riñones: pues no, me encuentro fenomenal.
- Aumento en el número de micciones: sigo miccionando con la misma frecuencia de siempre. Es decir, muchísimo.
- Nariz "hueletodo": como siempre. Si piso una mierda la huelo, pero el suavizante de la ropa tendida del tercero no.
- Sangrado, manchado, cambio de color en el flujo o cualquier otro signo de una posible implantación: nothing de nothing. Mi salvaslip bien llenito de proges y punto.
- Hinchazón barriguil: esto sí. Me noto súper hinchada y con unos gases quepaqué. Gracias, querida progesterona.
- Fatiga y sueño excesivo: también. Mi chico y angelote están malos y no paran de tose, sobre todo por las noches. Gracias querida familia por darme este síntoma.
- Náuseas: sí. Sobre todo después de desayunar desde hace un par de días. Ay, mi amiga proges, qué bien me quieres.

Y esto es todo.

Supongo que la próxima vez que nos "veamos" será el martes para deciros el resultado de la beta. Mi chico está convencido de que va a ser positivo y cuando le pregunto por qué me dice: pues porque sí. Anda que...

jueves, 4 de febrero de 2016

Hace una semana...

Hace una semana que estaba preparándome para recibir a mi pequeño "petrificado".

Como os conté, a Valencia nos fuimos nosotros tres y mis padres, así que optamos por alquilar un apartamento que estaba cerca de la clínica y de la estación del tren. Por cierto, el apartamento estaba chulísimo, super nuevo y muy espacioso. Acertamos de lleno.

Me duché tranquilamente ya que angelote estaba durmiendo la siesta y son las contadas ocasiones que puedo darme una ducha bien dada. Me eché crema corporal tranquilamente, me perfumé y hasta me maquillé. Una bienvenida especial para mi pequeño congeladito.

Luego vino lo que os conté en mi anterior entrada y ...

¡¡ya ha pasado una semana!!

No me lo puedo creer que esto se esté pasando tan rápido. Qué diferencia con las veces anteriores en las que cada hora era un día, un día una semana y la semana un mes.

Cuando pienso que me quedan cuatro días para la beta ¡¡puff!! es que me parece mentira.

Confieso que a veces se me sigue olvidando que estoy en betaespera. Tener a mi angelote y estar trabajando a media jornada pero como si estuviera a completa hace que la semana sean días, los días horas y las horas segundos.

Soy consciente que doy un asco considerable a quien ahora mismo sea betaesperante y esté mordiéndose los nudillos, pero tenéis que comprender que no es lo mismo antes que ahora.

Antes podía tener todos los síntomas del mundo porque podía fijarme y estar atenta a mi cuerpo. Ahora no puedo deciros si tengo o no tengo porque es que ¡¡no lo sé!! Además ya sabéis que los síntomas que suele haber son más psicosíntomas o están producidos por la progesterona, así que... 

Sólo sé que el martes se acerca y que me he descubierto teniendo un pensamiento un tanto inquietante... Si es negativo es un palazo, pero lo siento más palo porque tendría que empezar de nuevo, quizás Juana miraría si operarme o no, más viajes a Valencia, controles ecográficos... Y me viene largo. Con angelote esto me viene bastante largo. Si yo viviera en Valencia, o el tratamiento me lo hicieran aquí, otro gallo cantaría. Me dejaría llevar completamente, y si fuera negativo, pues de reserva tengo, alguno se quedaría, digo yo. Pero está tan lejos, requiere tanto esfuerzo y tengo que hacer verdaderos encajes de bolillos para poder llevar el tratamiento, mi trabajo y a mi hijo. Bueno que os voy a contar...

En fin, que evidentemente lo que prima es el querer volver a ser mamá, que cuando veo un recién nacido se me cae la babá que no veas, que me quedo mirando a las embarazadas y tengo muchísimas ganas de volver a tener barriga (bueno, barriga tengo, pero me refiero a que sea consecuencia de un embarazo y no de mi no dieta y falta de ejercicio, jejeje).

Cuatro días. Cuatro.

Seguiremos informando...

domingo, 31 de enero de 2016

Y llegó la transfer...

La transferencia de mi "petrificado" estaba dispuesta para el jueves 28 de enero a las 17.30 horas.

Finalmente, tras barajar diferentes opciones, nos fuimos a Valencia con angelote y también con mis padres para que pudieran quedarse con él mientras estábamos en el hospital.

Nos fuimos el miércoles y pasamos unos días muy buenos, visitando la ciudad, comiendo por ahí, y disfrutando mucho de esta ciudad y de angelote que está súper gracioso.

Estuve muy tranquila, pero esa tranquilidad dejó paso al nerviosismo cuando faltaba poco tiempo para irnos al hospital. Nerviosismo porque todo saliera bien, nerviosismo por dejar a angelote con mis padres y nos echara de menos, nerviosismo por la importancia que tenía este día...

Nos dirigimos al hospital y una vez avisados de nuestra llegada nos llevaron a las dependencias de Ginemed. Allí esperamos un rato y finalmente nos indicaron cual era nuestra habitación, que nos pusiéramos las batas, gorros y "loquecubrelospies" (no sé como se llama) y nos dispusimos a esperar. Tardaron bastante en llamarnos, pero me sirvió para relajarme y también para echar una charleta tranquilamente con mi chico, que hacía casi dos años que no teníamos esa oportunidad. Es que angelote es muy absorbente y se mete en todas nuestras conversaciones...

Nos llamaron y una vez en la camilla primero llegó la bióloga para contarnos que nuestro "petrificado" había descongelado perfectamente, que no había sufrido ninguna modificación y que era "muy bonito". Mira, como su hermano, pensé yo... Y acto seguido se presentó Juana y empezó a preguntar por angelote y por como estábamos. Tardó un plis plas en ponerme el embrión y luego estuvimos unos minutos de charla hablando de la maternidad y de lo que haríamos si esta vez no funcionaba. Nos dimos un abrazo y nos despedimos.

Y después de ponerme la progesterona intramuscular, vuelta con angelote, tarde tranquilita, y al día siguiente de viaje hasta mi ciudad.

Este es mi tercer día de betaespera y la verdad que me estoy tomando al pie de la letra las indicaciones postransferencia. Vida normal. Y eso hago, porque no es lo mismo una betaespera con niño que sin niño. Ni física, ni emocionalmente. Intento cuidarme en no coger a angelote porque el fiera pesa cerca de 18 kilazos, pero por lo demás... Ayer por ejemplo nos fuimos al teatro con angelote y unos amigos y luego estuvimos de cena y nos acostamos cerca de la una de la mañana. Y hoy nos iremos al parque y luego quizás comamos por ahí.

Sinceramente me da un poco de pena porque es que a veces hasta se me olvida que estoy en betaespera. Luego de repente me acuerdo y me entra el gusanillo y mariposas en el estómago, pero ya no puedes focalizar tu atención en esto porque tengo un personajillo que me reclama a todas horas.

Deseo con todas mis fuerzas que "petrificado" se quede con nosotros y sé que conforme se acerque la fecha de la beta me iré poniendo más nerviosa. Pero hasta entonces, disfrutaré de esta semiinconsciencia. Es mi quinta betaespera y, sin género de duda, puedo decir que es la más diferente de todas.

Seguiremos informando...

viernes, 22 de enero de 2016

Tercer control ecográfico: nos vamos a Valencia

Ayer fue un día bastante cansado. Tenía cita en la clínica de la doctora Crespo y no sabíamos muy bien como hacerlo sobre todo por angelote que no teníamos con quien dejarlo mientras yo no estaba y su padre trabajaba. El problema era que su cuidadora tampoco estaba disponible, pero al final se solventó. La cuidadora nos dijo que a partir de las once ya estaba libre como el viento y hasta entonces mi chico se quedó con angelote. Problema resuelto...

A las siete de la mañana estaba camino de Valencia. Me pilló un nieblazo quepaqué las prisas. Pero durante muchos años estuve viajando a diario por motivos laborales y he pasado de todo: lluvias torrenciales, nieve, nieblas súper densas, hielo... A pesar de esto me pongo tensa porque no hago nada más que intentar ver lo que tengo delante vaya a ser que tenga un coche o camión a 100 metros y no lo vea con el consiguiente disgusto.

Total que llegué a Valencia un poco/bastante contracturada y cansada porque por la noche no descansé del todo bien. Pero me dio tiempo a descansar. Y bastante. Porque entré casi tres horas más tarde que la hora de mi cita. Menos mal que conozco el percal y me llevé un libro (hasta lo terminé) y, como el 90% de los seres del planeta mi móvil. Así me fui entreteniendo hasta que por fin dijeron mi nombre.

Volvieron a ver la historia, me pidieron la documentación del IVI y al rato vino Juana Crespo. Pasó a hacerme la ecografía y ahí me llevé una pequeña decepción porque me dijo que mi útero estaba de aprobado, pero ya está. Que ni notable ni sobresaliente. Que veía una zona abombada en la pared del útero pero que aún así no me iba a "lijar" porque creía que podía quedarme embarazada. Que había muchas zonas del útero que estaban perfectas e ibamos a esperar que el embrión se enganchara a una de esas zonas y no a la "fea". La que esté viviendo un tratamiento de fertilidad sabe perfectamente lo que dijo Juana, pero también sabe perfectamente lo que entendió mi cabeza: "no te quedas embarazada ni de coña". Creo que vamos a tomar esto como un ensayo, a ver si hubiera suerte, y si no pues ya pensaremos en histeroscopias y demás. Pero qué pereza me da. Sólo pensaba en lo cansadísima que estaba, que no había comido, que me esperaban cinco horas más para volver a mi casa y que todo este trasiego lo paso este mes, pero que si no funciona... El mes que viene ya veremos.

Midió folículo y endometrio y todo perfecto. Me pautó pincharme el ovitrelle anoche pero antes debía hacerme una analítica hormonal para comprobar que el estradiol estaba ok. Así que tuve que ir al laboratorio del hospital y hacerme la analítica. Finalmente estaba bien, así que todo sigue adelante. Como he dicho el ovitrelle (medicación que induce la ovulación) está pinchado y la transfer será el jueves 28 por la tarde. El mejor día para mí, la verdad, porque esa semana trabajo lunes, martes y miércoles, así que por lo menos esto ha salido bien. Y me pondré uno. 

Medicación: igual que la otra vez. Heparina, progesterona vaginal e intramuscular. Y la beta el 9 de febrero. Tres días antes del segundo cumpleaños de angelote y dos días después del de mi chico. ¡¡Ojalá lo celebremos con un positivo!! Aunque si no, evidentemente este negativo no sería como cuando no tenía a angelote.

Y me fui de Valencia casi a las cinco de la tarde, con un triste sandwich de máquina en mi cuerpo como comida y las esperanzas un poco bajas. Evidentemente todo se me quitó en cuanto llegué a mi casa y vi a mis chicos. Los dos se lanzaron a por mi y no dejaban de abrazarme y darme besos. Yo también los eché de menos.

Así que, queridas mías, ya sí que sí estoy en el lío. No sé como me siento, sobre todo después de esta visita y los comentarios de Juana. Pero ya sabemos que en esto de la infertilidad a veces las garantías no son éxitos y lo improbable se vuelve posible.

martes, 19 de enero de 2016

Transferencia en ciclo natural: segundo control ecográfico

Ayer por la tarde tuve que volver a ir al gine. Esta vez no hubo preámbulos, no hubo palabras ni tampoco charla pre exploración. Era tarde y era la última cita del día. Abrió la puerta de su despacho, me vio y dijo: Valeska, pasa directamente a desnudarte y te tumbas en la camilla. Es lo que tiene la confianza...

Lo agradecí porque eran cerca de las ocho de la tarde y a esa hora cerraban el chiringuito de Valencia. Hay un teléfono de urgencias médicas al que puedes recurrir, pero para qué complicarse la vida pudiendo llamar al "no urgente".

Mi midió el folículo y el endometrio. Me lo apuntó en el papelito y me sugirió que le llamara para contarle qué me habían dicho. Y que allí estaba para lo que necesitara. Tampoco hubo arrumacos post exploración ni despedidas con promesas sólo con la de llevarle un positivo.

Inmediatamente llamé a la clínica ya que eran las 19.59 y me lo cogieron. ¡¡Cómo se parecía la que me cogió el teléfono a Juana hablando!! Pensé que el pasar tanto tiempo juntas hacía que se cogiera la misma prosodia, acento y tono de voz. Hasta que me dijo ¡¡soy Juana Valeska!! jolines, con razón se parecía tanto...

Y me dijo que me quiere ver el jueves. Que tengo que ir allí para controlarme ella, que no quiere dejar nada al azar. Y yo se lo agradezco infinito, porque me vuelve a parecer una profesional como la copa de un pino, porque sé que quiere las máximas garantías, porque quiere que sea un positivo. Y todo eso también lo quiero yo, pero ay madre lo que conlleva el tener que irme este jueves...

No tengo con quién dejar a angelote ¡a nadie! Porque la chica que lo cuida ese día no puede, y aquí estamos resolviendo el problema a marchas forzadas para averiguar que es lo menos malo. Me voy y vengo en el día yo sola.

Pero ahora viene lo peor... Y es que la transfer será la semana que viene. Al prinicipio me extrañó que fuera tan tarde pero no había caido en algo más que obvio y es que si tengo blastos, que son embriones de cinco días, me lo ponen cuando pasen unos cinco días tras la ovulación. Y si mis cálculos no me fallan, que espero con toda mi alma y corazón que me fallen, esto será el miércoles. EL ÚNICO DÍA DEL MES QUE NO PUEDO FALTAR A MI TRABAJO. Manda narices...

Aquí estoy con una angustia quepaqué, colapsada e intentando ver las posibilidades que tengo. Pero ahora mismo la única posibilidad es que me diga que la transfer es cualquier día menos el miércoles.

Esto es una más de ser infértil. El compatibilizar tu vida con los tratamientos, sobre todo cuando son a 500 km. de tu ciudad. Que yo estoy encantada con todo, que tengo a mi angelote, que por eso vuelvo a hacerlo con Juana Crespo, porque si no hubiera trasladado los embriones a la clínica de mi ciudad y punto. Pero es que es agobiante intentar llevarlo todo por delante, y porque además (y doy todos los días gracias) ahora tengo un hijo y todo se complica por mil.

Así que el jueves me espera un pedazo de viaje, pero, una vez más, es un viaje lleno de esperanza, de ilusión y hacia una nueva maternidad.

Seguiremos informando...

sábado, 16 de enero de 2016

Transferencia en ciclo natural:primer control ecográfico

Ya dije en una de mis entradas  la diferencia que existe entre hacer una transferencia en ciclo natural o sustituido. Yo he tenido de las dos y, evidentemente me quedo con la primera por dos motivos: el primero es porque de todas las transferencias realizadas en la que me quedé embarazada y siguió adelante fue en la de ciclo natural y segunda: no tienes que tomar la puñetera meriestra con sus consabidos efectos secundarios.

Tras venirme la regla llamé a la clínica de la Doctora Crespo y me dijeron que debía hacerme una ecografía el sexto día del ciclo. Esto fue ayer, viernes, y ahí empezó uno de los escollos y es que mi gine no visita los viernes. Sus fines de semana empiezan los jueves, y muy bien que hace si se lo puede permitir.

Ya pensaba en tener que buscar otro gine, contarle toda mi vida, explicarle el por qué, abrirme de piernas en una nueva camilla con nuevos desconocidos en un ambiente extraño y tan vulnerable como te sientes... Que no pasa nada porque anda que no me han visto ginecólogos en mi vida. Anda que no me han hecho ecografías vaginales, metidos picos de pato, trasteado manualmente y un largo etcétera. Pero mira, que con la edad me estoy volviendo más perezosa en esto y estoy más fiel que nunca. He cerrado el círculo de personas que tienen el placer de asomarse a mis adentros: mi gine, la Crespo (lo hago extensible a la doctora Fortuño) y mi chico.

Porque con mi gine, mientras me mete el cachirulo y me va explorando me pregunta por el negocio de mi marido, me pregunta por mi trabajo, me cuenta cosas de su vida, de su pasado, me explica como se hace una eco, que si plano sagital, que si plano transversal, que mira tu endometrio, mira tu ovario, oye tienes la vejiga llena ¿te estás haciendo pis? Y así quieras que no, hemos ido forjando una amistad en ese potro con esa posición y la luz tenue.

Pero se ve que esa relación ha dado sus frutos porque le llamé para comentarle que ibamos a empezar de nuevo con la búsqueda del hermanito, que me habían pedido de la clínica que fuera el viernes, que sabía que el no pasaba consulta pero que prefería que me recomendara a algún colega suyo, que... Pero me cortó. Y con su tono sobrio y acento cordobés a pesar de llevar toda la vida en mi ciudad, me digo: Valeska, el viernes te veo en mi consulta. ¿Es majo o no?

Y allí que me fui el viernes, y estuvimos un poco de charleta, pre y post indagación vaginal y me dio las medidas del folículo. Vamos por 9.5 mm. Ya me anticipó que seguramente me indicarían de hacerme otra eco el lunes o el martes porque todavía quedaba. Y efectivamente, al llamar a la clínica me dijeron que el lunes volviera a repetirme la ecografía para ver como iba el folículo y poder calcular mejor la transferencia. Así que volví a llamar a mi querido doctor, del que tengo el privilegio de tener su móvil particular, y el lunes le vuelvo a ver en su consulta para seguir estrechando nuestra curiosa relación.

No sé cuando será la transfer. Según los resultados de la eco del lunes así me pautarán, porque unas 36 horas antes de la transfer tengo que pincharme el ovitrelle, que ya sabéis que es una medicación que desencadena la ovulación, y seguramente empezaré con la progesterona como la vez anterior.

Pero esto es adelantarme, y ya os seguiré contando...

domingo, 10 de enero de 2016

Preparados, listos... ¡¡ya!!

Hoy es el cumpleaños de mi padre, y resulta que ha sido a mí a quien le ha caído un regalo: me ha bajado la regla antes de lo que esperaba.

¿Y qué significa esto? Pues que mañana estoy llamando a la clínica para informarles de que empezamos con este ciclo la búsqueda del hermanito para angelote. ¡¡¡Estoy nerviosa perdida!!!

El que me haya bajado antes hace que todo sea más fácil ya que laboralmente tenía un mes bastante chungo, he ido adelantando trabajo, pero tenía una cosilla pendiente para finales de mes y temía que me coincidiera con la transfer, pero ya va a ser que no (eso espero).

Ya empieza el movimiento. Además de llamar a la clínica tengo que llamar a mi gine de aquí para que me de cita el próximo viernes para ver como evolucionan los folículos y tome medidas. Así se va calculando la ovulación y dependiendo de esto será el día de la transferencia embrionaria. Lo de que me de cita para el viernes sí es un problema ya que él no visita los viernes, a ver si hace una excepción y todos estos años de relación sirven para algo. Si no tendré que buscarme a otro gine y, la verdad, no me apetece nada. Ni contar todo desde el principio, ni decir el por qué de esa visita, ni abrirme de piernas ante un nuevo desconocido. Pero si hay que hacerlo, pues se hará...

Mi chico y yo hemos pasado una "crisis". De repente le ha entrado el pánico a tener un segundo hijo. Y me pidió que lo retrasáramos unos meses. Me sentó muy mal porque ya tenía el cuerpo hecho a que con la regla de enero estaríamos en el lío. Porque me he esforzado muchísimo en el trabajo para que las fechas cuadraran con el tratamiento. Porque he dispuesto la agenda laboral para estar lo menos estresada posible y poder compatibilizar trabajo y tratamiento. Porque no me podía creer que reculara tras una decisión tan importante. Pero estuvimos hablando de esos miedos y son miedos que yo también tengo. Le entiendo perfectamente porque yo también pienso que nos puede desbordar tener otro bebé. Pero es que si lo piensas no lo tienes, así de claro lo tengo yo. Y sobre todo: todo lo que hablamos no desaparecerá de aquí a unos meses. Da igual el tiempo que pase, siempre estarán esos miedos. Así que, la decisión ya está tomada. 

Sentimientos encontrados: alegría, ilusión, nervios, miedo. Para mí (como para todas claro) lo peor: la betaespera. Aunque creo que serán "sólo" diez días porque son blastos, pero aún así... Qué jodida es esa espera por favor. Pensar que sí, pensar que no, notarte, no notarte, ilusionarte, no querer ilusionarte. Es un diálogo interno muy jodido. Te deja hecha polvo.

¿Problemas añadidos? Tenemos a angelote y no sabemos como vamos a hacer para ir a Valencia. Creo que iré yo sola. Tampoco tenemos muchas más opciones la verdad. Iré y vendré en tren. Una auténtica paliza de horas, pero pienso que así voy relajada, sentada y descansada. Más que si condujera diez horas en coche.

Seguiremos informando...

sábado, 2 de enero de 2016

Mi hijo es producto de un aquelarre químico

Eso es lo que opina el obispo de Córdoba de los hijos producto de las técnicas de reproducción asistida.

Y menos mal que no sabe que mi hijo es de ovodonación, si no directamente lo excomulga o lo exorciza. Ay espera, que angelote no está bautizado, pues eso que me ahorro...

La verdad que a mí lo que diga la Iglesia como que me toca un poco el pie. El año pasado el Papa Francisco condenó las TRA. Eso sí, los hijos que son productos de estas técnicas no los condena, sólo las técnicas en sí. Pues muy bien... Sigo diciendo que yo no tengo ningún problema, que para mí es como si alguien me dice que tengo que ponerme velo por ser mujer o que no puedo recibir una transfusión de sangre. Me parece extraterrestre.

Pero me pongo en la piel de mujeres y hombres que sí sigan la doctrina de la Iglesia, que también quieran ser padres y que "el abrazo amoroso" del que habla el arzobispo, y que es la única técnica que aprueba para poder ser padres, no surta efecto. Menudo dilema... o no. Recuerdo un capítulo de la serie La Que se Avecina, en la que Berta, personaje de misa diaria y confesiones horarias, quería recurrir a la FIV para volver a ser madre y, al consultar a su cura de cabecera, a éste le dio un infarto del disgusto que pilló. No sin antes dejarle bien claro a la susodicha que las TRA eran producto del demonio. Sé que esto es una serie, pero también sé que esta dualidad se le tendrá que presentar a más de uno y a más de dos. ¿Qué opción habrán escogido? ¿Seguir lo que una persona le dice que debe o no debe hacer o habrá podido más el querer ser padres?

Yo no entiendo de Iglesia y a lo mejor con esta entrada estoy metiendo un montón de patas y mezclando churras con merinas. Mi cuñada dice que eso es imposible que lo diga la Iglesia. Le mandé un enlace de la noticia en la que se incluía que el Papa actual había condenado las TRA. Pues ella resolvió esa dualidad (el pertenecer a la Iglesia y el querer a su sobrino) diciendo que como no lo había dicho el cura de su parroquia pues que para ella no valía. Pero que lo iba a consultar. Miedo me da lo que le diga Don Francisco...

Y a lo mejor cada uno resuelve la dualidad de la manera que mejor pueda.

Yo como no la tengo...