Cuando se llevaron a mi angelote intenté retener en mi memoria esos escasos segundos que habíamos compartido. Quería recordar su olor, su tacto, su carita tan preciosa y sus enormes manos.
Me llevaron a la sala de reanimación y lo primero que pregunté fue que qué tenía que hacer para salir de allí y reunirme con mi hijo. La respuesta muy sencilla: hasta que no muevas las piernas, de aquí no te vas. Y allí que me puse con todo el empeño del mundo a intentar mover mis piernas. ¡Qué sensación más extraña! Quería moverlas, les mandaba señales, me concentraba, me esforzaba, pero nada... Y así durante dos largas horas. Hasta que al final vino una chica y dijo que ya estaba bien de estar separados, que me llevaba con mi hijo. Y yo me puse nerviosa perdida, llorando, deseando de abrazar a mi hijo.
Estaba en brazos de mi chico, y en cuanto llegué, me lo puso en mis brazos. Ahí era ya una magdalena, repitiendo sin parar: mi hijo, qué bonito es mi hijo, te quiero, mi hijo, que bonito es, ay lo que le quiero, mi hijo, ay mi hijo (una y otra vez como un mantra). La verdad es que yo de esto no me acuerdo, pero todos los que estaban allí me dicen que sí, que fue así. Lo que sí recuerdo es a mi madre, emocionada perdida, diciéndome: eres mamá, ya eres mamá, lo has conseguido, lo has conseguido.
En cuanto tuve a mi angelote en brazos no podía parar de tocarlo, de acariciarlo , de olerlo, de abrazarlo. Me parecía mentira, tan perfecto, con sus mofletes, su entrecejo fruncido, sus uñitas tan largas, su piel tan suave... Mi angelote estaba dormido, así había estado las dos horas en brazos de su papá, y así seguía. Aún así, casi inmediatamente, me lo puse en el pecho y ví como poco a poco se iba moviendo su cabecita y su boca hasta engancharse a él. Yo ya estaba en una nube, lo que siempre había soñado se estaba haciendo realidad.
Durante los cinco días que permanecí ingresada mi hijo apenas pisó la cuna. Incluso dormía encima de mí. Era tal la necesidad de sentirlo que no podía soportar estar separada de él ni un milímetro. Y mi angelote lo único que hacía era dormir y comer. Tan pequeño, tan lindo, tan perfecto, TAN MÍO.
Mi chico y yo no hacíamos más que mirarlo, y cogerlo y achucharlo. A pesar del dolor de la cesárea (duele, duele, duele) yo quería hacer todo a mi angelote: cambiarlo, ir con él cuando lo bañaban, cuando lo pinchaban, etc. No quería perderme ni un segundo de estar con él. Aunque el cordón umbilical se había cortado físicamente, todavía estábamos conectados y unidos.
Qué precioso lo que cuentas, me tienes emocionadísima, sobre todo cuando tu madre te decía que ya lo habías conseguido... vaya lucha!! y ahí tenías tu gran recompensa, qué bonito!
ResponderEliminarUn besito!
Fue un momento tan emocionante... A día de hoy lo sigo recordando y me emociono. Ojalá todas podamos vivir ese momento
EliminarLlorando me tienes, qué bonito lo que describes! Disfruta de él mucho y no dejes de contarnos cositas! Bsss
ResponderEliminarEstoy disfrutando al máximo!! Por eso apenas entro al blog y puedo seguiros. Dedico cada segundo a mi peque. Esto es alucinante...
EliminarQué bonito! Me he emocionado leyéndote!
ResponderEliminarUn beso
Gracias Trax. Otro besote para tí!!
EliminarQue emoción! Se me saltan las lágrimas, yo estuve menos rato hasta poder ver a mi nena después de la cesárea pero se me hizo eterno...Y bien que haces de cogerlo y achucharle, que luego cuando crecen no se dejan ;-)
ResponderEliminarQue lo disfruteis mucho!
Eterno, pero eterno. Creo que quedé como la pesada de las cesareadas porque cada vez que veía a alguien pasar cerca de mí no hacía más que preguntarle que cuando iba a ver a mi angelote. Y me daba igual si era enfermera, doctora o la de la limpieza. Cualquiera que llevara una bata la llamaba para preguntar, jejeje. Y me lo estoy comiendo a besos
EliminarQue llorera!!! Que emoción el primer momento que puedes tener a tu hijo en brazos, uffff!!!!!!!!!!! debe ser algo indescriptible, felicidades Valeska, disfruta mucho a tu angelito. Besos!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEl poder cogerlo, tenerlo entre mis brazos, olerlo, puff, se me están saltando las lágrimas. Es algo increíble.
EliminarUn beso
No he dejado de llorar mientras te leía, ese sentimiento debe ser maravilloso!!! enhorabuena, disfruta!!!
ResponderEliminarSí que lo es, no se puede comparar con nada.
EliminarUn abrazo
Madre mia! pero cuando voy a dejar de llorar... que cosa mas bonita, estoy emocionadísima con esta entrada...
ResponderEliminarhellenfm