viernes, 14 de octubre de 2016

40 semanas

Hoy hago 40 semanas. Hace mucho que no escribo y ando desconectada del mundo bloggeril. Sí que suelo leer las entradas de las bloggers a las que sigo, pero no comento ni tampoco hago nuevas entradas. Has hoy.

Este embarazo ha sido totalmente diferente al de mi angelote. En el de angelote estuve de baja, en este he estado trabajando hasta que me correspondía. COn angelote estaba pendiente minuto a minuto de lo que sentía y los cambios que veía. En este ha habido días enteros que ni siquiera he pensado en que estaba embarazada. Con angelote descansaba y me mimaba, me cuidaba al máximo y estaba tranquila y serena. En este, debido principalmente a angelote, ni descanso, ni tengo tiempo y siempre voy algo estresada de un lado para otro. Muy, muy, diferente. Tanto que no ha nacido y ya veo que el trato de uno a otro no tiene nada que ver y a veces me hace sentir... culpable. Hasta "mala madre". Pero las circunstancias son las que mandan.

Reconfirmado que lo que espero es un niño. ¡¡Estamos muy contentos!!Bueno lo estaría fuera lo que fuera, pero en mi interior, si hubiera podido elegir, hubiera elegido niño. 

Ha sido un embarazo con nauseas hasta la semana 16 más o menos, que me hizo perder peso incluso, pero ya lo he recuperado de sobra. También he sentido miedo y temor a que se torciera, pero era mucho menor que con angelote. Aunque no se puede decir que lo haya disfrutado más por lo que he comentado anteriormente.

¿Y cuando nacerá? Pues de momento está tan a gusto ahí en la barriga de su mamá. No tengo absolutamente ninguna molestia, ni contracciones, ni he manchado, ni nada de nada de nada... Por lo menos está en cefálica, a ver si, igual que el embarazo está siendo diferente, el parto también lo es y puedo tener uno lo más natural posible. Con angelote fue cesárea programada porque estaba de nalgas. Vamos a ver qué pasa...

Releo lo escrito y me parece tan vacuo... No hay emoción, no se ve la ilusión, y no quiero transmitir esto porque no es así. Es que angelote me tiene tan cansada, duermo tan poquito y tan mal, además estamos atravesando una racha un poco difícil con él (los terribles dos años que se alargan y alargan) y la preocupación y los pensamientos se los lleva más angelote que este embarazo. Me preocupa como repercutirá la llegada de Valeskito en Angelote. Ojalá me sorprenda, pero me temo que va a ser toda una revolución que tendremos que gestionar de la mejor manera posible.

Y esto es todo, nada más y nada menos. Aquí una infértil que es mamá y que, dentro de poco (pufff que fuerte) volverá a serlo.

Ánimo a todas las luchadoras!!!


sábado, 4 de junio de 2016

¿Qué hay de nuevo Valeska?

Cuando una pareja se plantea la maternidad/paternidad lo último que debería esperar es que algo que debería de convertirse en un proceso de ilusión y alegría se convierta en un camino de amargura y sinsabores.

Somos conscientes de que hay personas con problemas de fertilidad, escuchamos casos de tal o cual pareja que ha tenido que ir a una clínica, que se ha inseminado, que ha tardado años, que ha pasado por abortos, pero se queda en un mero comentario. En un dato olvidado en poco más de lo que dura esa conversación. Hasta que te toca a ti.

Entonces haces una compilación de todos esos casos que has oído pero no escuchado intentando recordar el final, el periplo, si te dijeron qué clínica, si lo consiguieron... algún dato que pueda arrojar luz sobre si algún caso que te han contado puede asemejarse al tuyo y puede marcarte el camino de hacia dónde debes ir. Y, evidentemente, recurres al mejor contador de historias, intimidades y cotilleos infértiles: Don Google.

Cuando empiezas a recorrer el camino tienes la esperanza de que el tuyo sea corto y poco complicado, que tengas que pasar un bache y quizás tropieces con una piedra. Y resuenan en tu cabeza casos que han tardado 4, 5, 6 y hasta 10 años, con decenas de tratamientos a sus espaldas, fracasos, éxitos que terminan en fracasos,... Y piensas que tú no podrías pasar por eso.

Cuando comienzas a darte cuenta de que tu camino quizás era más complicado del que pensabas dejas de mirar el camino. Te centras en cada bache, en cada curva, cada cuesta y piensas que a lo mejor tú sí eres una de esas mujeres que no lo va a tener fácil. Que vas a tener que luchar más de lo que pensabas y que esa maternidad tan idílica quizás la consigas después de pasar un tormento.

Y conforme ese camino se va ensortijando y de repente se vuelve en un ascenso interminable lleno de hoyos, precipicios, y escaladas permanentes es cuando te parece que lo que estás viviendo debe de ser lo más parecido a estar en el infierno.

Yo he conseguido escapar de allí, lo he logrado. Hace más de dos años que tengo a mi hijo y aún así estoy cansada de ser infértil. No logro dejar de verme a través de esa lente y me hace seguir sintiendo un poco "minus válida". Si alguien me preguntara si veo a una mujer menos válida o menos mujer por tener problemas de infertilidad, respondería de manera rotunda "¡por supuesto que no!" Si alguien me diera a entender que por no haber tenido a mi hijo "como el resto de los mortales" es porque no soy tan mujer como las demás contestaría de manera más que airada que no sólo no soy menos sino que puede que incluso más porque he tenido el coraje de pasar todo lo que he pasado por llegar a ser madre. Pero si me inspecciono a mi misma, el resultado que encuentro no es este.

Estoy abriendo mi corazón. A mi todo el proceso me ha dejado tocada.  Ni mucho menos hundida, pero sí tocada. Y  empiezo a no querer recordar como he conseguido ser madre. No me refiero a la ovodonación, sino a toda mi historia hasta conseguirlo. Estoy un poco harta de revivirla. Y lo que antes me llenaba de orgullo y me hacía pensar en lo luchadora y fuerte que soy, ahora se está transformando en un gran hastío y un pensar "quiero ser normal". 

Siete años. Cinco embarazos malogrados. Una trompa y un ovario perdidos por el camino. Docenas de intervenciones y pasos por quirófano. Cientos de pruebas. Miles de exploraciones en mis adentros. Meses de intentos "por lo natural", 2 meses con omifín, 1 FIV, 4 ciclos de ovodonación. Pero lo más importante: desesperanza, desilusión, tristeza, impotencia, frustración, más tristeza, más desesperanza, autoenfado con mi cuerpo, desesperación, más tristeza...

Y todo esto me vuelve de manera cíclica. Cuando alguien me saca el tema, cuando alguien me comenta un caso, cuando me entero de una pérdida... Y se está convirtiendo en una losa. 

Sé de dónde me está viniendo todo esto. Cada vez que voy al ginecólogo para hacerme eco o tener un control de embarazo me toca contar toooooooooooooooooooooodo lo que he pasado hasta llegar a ser mamá (que digo yo que les costaría leerse lo que pone en el ordenador) y con eso vuelven las sensaciones, el regusto amargo en el paladar, el revivir anímicamente mi historia. Y serán las hormonas del embarazo o que estoy más susceptible, pero es como un estoque en mi corazón que van removiendo y removiendo y removiendo. También me influye lo que pasa a mi alrededor (no voy a ahondar en esto porque estoy muy sensible, pero me refiero a gente que conozco que reciben negativos o pierden su positivo ¡¡ánimo!!). Por otro lado me escribís muchas contándome vuestras historias, buscando un hálito de esperanza. Historias realmente tremendas que me remueven muchísimo y me hacen pensar que sí, que yo gané la batalla, pero no se vence la infertilidad porque una haya sido madre. La infertilidad te abandona y se va aposentando en otras mujeres a las que les tocará lidiar con esta contrincante tan complicada. Y me imagino lo que estáis pasando y a lo mejor lo que todavía os queda por pasar y me hace sentir tanta impotencia, tal sentimiento de injusticia, que muchas veces tengo que dejar que pasen unos días para poder contestaros como se merece vuestro padecer. Y ojo, espero que me sigáis escribiendo y preguntando y desahogando!!

Total, tanto tiempo en silencio para hacer una entrada bloggerterapéutica y sacar toda la mierda que llevo dentro.

Y como no quiero mezclar churras con merinas y hablar de mi embarazo en esta entrada de "vómito emocional", ya haré otra contando como va mi embarazo.

sábado, 12 de marzo de 2016

Visita a Valencia

El lunes de esta semana tenía cita con el Equipo Crespo en Valencia. Era la última ecografía antes de que me dieran el alta y estaba deseando de que llegara este día.

Sé que esto lo he dicho en otras ocasiones y me repito un montón, pero de verdad qué largo se me hace tener que trasponer hasta allí y hacer ese viaje porque son muchos kilómetros en muy poco tiempo y me deja agotada. Además esta vez también fuimos con angelote que, la verdad, se porta demasiado bien para lo intranquilo que es, pero es un auténtico palizón para él.

Llegamos el domingo a Valencia y, como siempre, fuimos a dar una vuelta por la ciudad que ya estaba adornada y preparándose para las fallas. En esta ocasión nos quedamos en otro apartamento ya que el que habíamos ido anteriormente estaba ocupado. No estaba mal, era muy moderno y bastante amplio, pero con una distribución algo extraña y con el cuarto de baño sin puerta. Sí, sí, como leéis. No tenía puerta. Y no tendría más relevancia si no fuera que además de nosotros tres se vinieron mis padres para poder quedarse con angelote cuando fuéramos a la clínica. Pero eso no fue lo peor. Lo pero fue el lunes cuando a las 8 de la mañana fui a ducharme y no salía agua caliente. Después de llamar al gerente de los apartamentos resulta que había que darle a un botón y esperar media hora para que se calentara el agua. ¡¡Yo no podía esperar media hora!! Teníamos cita a las 9 de la mañana y de esto me enteré a las 8:20 cuando cansada de darle al agua e intentar buscar una explicación decidí llamar al susodicho. Y claro, si hubiera ido a que me vieran la boca o un pie pues para qué ducha completa, pero tratándose de lo que se trataba y sin un bidet donde aposentarse pues ahí que hice tripas corazón y con el agua tal y como caía me duché. Desde luego sirvió para espabilarme.

Pero centrémonos que como siempre me voy por las ramas...
Llegamos puntuales a nuestra cita y le comentamos a la recepcionista que nuestro tren salía en unas horas para que lo tuvieran en cuenta por si teníamos que esperar mucho. Finalmente entramos casi a las 10:30 y nos vio la doctora Fortuño. Sara, que así se llama, fue la que en mi anterior tratamiento me hizo la transferencia y también la que me vio cuando pudimos escuchar el latido de angelote. Me preguntó como me encontraba y en seguida pasamos a hacerme la eco. Y allí pudimos ver a nuestro valeskit@, con su corazón a 170 pulsaciones y sus 2 cm. de largura. ¡¡Y se movía!! Fue algo increíble. Sé que ya he pasado antes por esto, pero es que todavía no me cabe en mi cabeza como de algo tan minúsculo puede ir creciendo un bebé. Me emocioné mucho al escuchar el latido y mi chico y yo no podíamos dejar de mirar la pantalla embobados y con una sonrisa de oreja a oreja. Me recalcularon el tiempo de embarazo y me dijeron que debo indicar que mi FUR fue el 8 de enero. El día de la eco estaba de 8+3, aunque la medida del embrión era mayor a ese tiempo, como le pasaba a angelote. Y a día de hoy estoy de 9+1.

Ya me han dado el alta y me han pedido que les siga informando. Y así lo haré como hice de angelote, por supuesto.

Seguimos en este camino, esperando que pase el primer trimestre pero también intentando disfrutarlo. No estoy tan asustada como con angelote, pero siempre que me siento en el potro me vengo un poco abajo y vuelven mis temores, aunque son pasajeros.

Ojalá las que todavía estáis en la lucha pronto podáis vivir todo esto. Y quiero hacer mención en esta entrada a alguien que ha estado a punto de conseguir su sueño pero que finalmente se ha marchado. Estás demostrando una gran fortaleza, ojalá te recuperes pronto y ya mismo vuelvas a luchar por tu bebé.

Un abrazo a todas las luchadoras!!!

viernes, 26 de febrero de 2016

Seis semanas y cuatro días

Ayer tuve mi segunda eco tras la beta positiva.
Miento si digo que estaba tan tranquila y que iba tan contenta para reencontrarme con mi valeskit@. Sí, he decidido ponerle ese nombre de momento, pero el mérito no es mío, sino de Ariel Pop, que lo llamó así y oye, que me ha encantado, así que con tu permiso y hasta que pensemos en otro nombre, se llamará valeskit@.

Pues eso, que ya he comentado que para mi las ecos me parecen torturas más que momentos de disfrute, así que iba un poco contrariada porque además era consciente de que estaba justo en esa fase en el que puede que se detecte latido y puede que no y que las dos cosas son normales. Pero claro, puestos a elegir... pues me quedo con que se detecte latido y alivio que te llevas.

Como siempre entré con retraso, pero menos que otras veces. Esta vez me acompañó mi chico y eso hacía que me sintiera un poco más fuerte. Aunque no caí en que a mi gine le encanta hablar con mi chico porque se conocen de hace tiempo y porque mi gine entiende del negocio de mi chico y empieza a preguntarle y a conversar y... ¡¡¡me estaban poniendo negra!!! Vamos, que estuve a punto de levantarme, irme a la sala del ecógrafo, abrirme de piernas y metérmelo yo sola mientras ellos seguían debatiendo. Yo le daba pataditas a mi chico en plan "¡¡¡pero cállate ya y no le des coba!!!" y él me miraba sin entender. En fin... hombres.

Después de esa eterna charla ya se centró en mi. Me preguntó como me encontraba y yo contesté con un: "bien, todo bien". Me hizo alguna pregunta más y casi que le llevo yo de la mano al cuarto de marras. Por fin me hizo subirme al potro, metió el ecógrafo y nada más meterlo dice: "Ahí está el embrión" para acto seguido rematar con un celestial "y mira como late su corazón". ¡¡¡¡¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! Pude ver como latía. Un punto diminuto, un micropunto que no hacía más que parpadear a toda velocidad. Mi chico y yo nos miramos y yo me sentí tan contenta que no podía dejar de hablar mientras mi gine me seguí diciendo medidas y demás que yo no escuchaba por mi parloteo continuo.

Así que seguimos en esta aventura. La tercera ecografía será en Valencia y, si todo va bien, ya me darán el alta. Estoy muy emocionada. Si nada se tuerce seré madre por segunda vez. Increíble. Si alguien me lo hubiera dicho hace tres años... y fijaros.

Muchísimo ánimo a todas.

jueves, 18 de febrero de 2016

¿Hay algo peor que la betaespera?

Sí.
La ecoespera.

En mi caso han sido 10 días después de la beta. En la clínica me dijeron que entre una semana y diez días después, pero he preferido dilatarlo lo máximo.

Sé que la mayoría vive esta primera ecografía con ilusión, deseando de ver lo que su cuerpo está gestando. Y yo me prometí que este embarazo lo viviría así. Pero qué fáciles son las palabras y qué difícil es mantener una promesa...

El haber pasado por tantas pérdidas me ha marcado. De todos mis embarazos sólo uno ha ido bien. Han sido tantos momentos en el "potro" recibiendo malas noticias, que me ha marcado a fuego y sólo visualizo caras de gines mirando preocupados el monitor mientras giran y giran el ecógrafo dentro de mi cuerpo para después decirme que el embarazo no va bien.

Hoy ha sido mi primera ecografía. Odio las ecografías. LAS ODIO. Sobre todo las tempranas que lo único que hacen es generar ansiedad cuando no se ve lo que se tiene que ver. Y que lo que no se ve puede ser que sea porque nunca se verá o puede ser porque falta un día para que se vea. ¿No es una tortura?

Eso es lo que he vivido hace un rato. He ido a mi gine y, para variar, a pesar de que la cita era temprano, iba con retraso. He entrado una hora más tarde, pero como he ido sola, me ha servido para leer revistas del corazón (¿Sabíais que el hijo de la Pantoja tiene 2 hijos??!!!), mirar internet por el móvil y echarme unas risas y compartir preocupaciones con un grupo de whatsapp muy especial para mí. Desde aquí chicas ¡¡¡millones de gracias!!!

Y ha llegado mi turno. Dentro de lo que cabe estaba tranquila, mucho más que en mi primera eco de angelote. Saludos de rigor con mi gine, la enhorabuena, lee el informe de la clínica. Y un compartir opinión con mis ideas: "Valeska, que sepas que a mí estas ecografías tan tempranas no me gustan nada". Ni a mí, ni a mí...

Llega la hora, introduce el ecógrafo y yo miro la pantalla como si me fuera la vida en ello. Y miro, y miro, hasta que veo una mancha y dice: "ahí está el saco". Sonrisa en mi cara. ¡Vamos! ¡a por la vesícula vitelina! Pienso, mientras noto como me relajo. Mide el saco y dice que está perfecto y muy bien implantado. Sigo sonriendo. Y empieza a mover el ecógrafo, a alejar y acercar la imagen. Me dejo los ojos pegados. No vemos nada. "No te preocupes Valeska, que si no se ve la vesícula no significa nada". Me derrumbo. Me vienen todas mis pérdidas a la cabeza. Todo lo que sé sobre desarrollo embrionario. Me quiero ir de allí. Quiero llorar. Para qué me tengo que hacer una eco tan temprano joder. Saca el ecógrafo, le echa gel. Me explica que a ver si con el gel se aprecia algo. Vuelve a meter. Y nada. "Valeska, te vienes el lunes y volvemos a verte". ¡Ay por favor! Cuantas veces he escuchado esa frase. Cuantas. Y siempre con el mismo final. Y cuando me voy a levantar, mientras me sigue diciendo que no me preocupe, que no pasa nada, que es normal, me dice: "Espérate, vamos a hacerte la eco abdominal, a ver si hay suerte". Vuelvo a tumbarme, me echa el gel, pone el ecógrafo y ¡¡¡¡ahí está!!!! ¡¡¡¡Síiiiiii!!!!! El saco con su vesícula vitelina. 

Era tanta la emoción contenida que me he echado a llorar. Qué mal lo he pasado por favor. Todavía estoy contracturada de los nervios que he pasado. Me ha vuelto a medir todo, me he ido pitando y he llamado a la clínica. Les he dado las medidas y me han dicho que todo está perfecto. Ahora mismo estoy de 5+4.

Peeeeeero, me han indicado que la semana que viene me haga otra eco para comprobar que hay latido. ¿No hay misericordia? ¿Por qué esta tortura? Yo por mi no me la hacía, os lo juro. Es que de verdad que después de lo de hoy me va a costar más todavía mantener la promesa de disfrutar el embarazo y vivir las ecografías con ilusión.

Lo que voy a hacer es quedarme con lo que me interesa: saco bien implantado y se ve la vesícula vitelina. ¡¡Hay que celebrarlo!!!

viernes, 12 de febrero de 2016

Feliz cumpleaños cariño

Hoy es el segundo cumpleaños de mi angelote. ¿Os lo podéis creer? ¡Qué rápido se pasa el tiempo! Pero si hace nada estaba hecho un bebé que manoteaba y decía "ajo" ¿dónde ha ido a parar ese bebito?

No hablo mucho de angelote en el blog, pero hoy os voy a contar un poquito de cómo está y cómo es. 

Angelote sigue siendo un rubiales súper simpático que siempre está riendo y sonriendo y al que le gusta también hacer reír. 

Ahora mismo está en una etapa increíble, en la que cambia por horas y aprende por minutos. Nos sorprende a cada momento y hace que mi amor por él se multiplique por mil.

No es excesivamente cariñoso, pero sí es muy familiar y tiene bastante "mamitis". 

Cuando viene corriendo a darme un beso ya sé que ha cometido alguna "fechoría" (meter el rollo de papel higiénico en el váter, sacar toda la ropa de los cajones, abrir el grifo del bidé y meterse dentro...), es la manera que ha aprendido para intentar remediar lo irremediable. Y yo me derrito...

Lo que más le gusta a angelote son los cuentos. A pesar de ser un niño muy movido al que le gusta la actividad física, tiene su rato de tranquilidad con los cuentos. Vamos mucho a la biblioteca donde disfruta muchísimo, pero tiene el problema de querer abarcar más de lo que puede y no hace nada más que coger y coger y coger. La bibliotecaria está super contenta con nosotros y tiembla cuando nos ve aparecer...

El momento que más me gusta es por las mañanas cuando se despierta. Cuando no trabajo y estoy en casa, como ahora, al despertarse me llama y cuando ve que soy yo, y no su cuidadora, sonríe de oreja a oreja y dice "mamá, aquí". Y me tengo que tumbar a su lado. Se cobija en mi cuerpo, se pega a mí y empieza a tocarme el pelo. Y así podemos estar hasta media hora...

Angelote tiene sus manías, y una de ellas es precisamente el pelo. Cuando está cansado se toca el pelo, se lo retuerce, se toca los mechones, y también al que tenga al lado. Esto ha sido algo a lo que me he tenido que acostumbrar ya que no me gusta que me toquen el pelo, me da repelús, pero por un hijo...

Seguimos colechando y la verdad que estamos muy a gusto y muy contentos con esta decisión.

Comemos lo mismo los tres. Cocino sin sal y cosas sanas. La verdad que angelote tiene muy buena boca, aunque últimamente se está volviendo más selectivo y cosas que antes le gustaban ahora las rechaza. He leído que es normal, que con la edad empiezan a restringir sus apetencias, así que preocupación cero.

Y por lo demás pues es un niño muy sano, que sigue con la piel atópica que a veces conlleva unos brotes que tenemos que tratar, que para mi es guapísimo y lindísimo y que es lo mejor que me ha pasado en la vida.

martes, 9 de febrero de 2016

Y el resultado es...

POSITIVOOOOOOOOOO


Estoy en el trabajo, pero aprovecho el desayuno para hacer esta minientrada e informaros.

Estoy que no me lo creo. Gracias a todas, por vuestras palabras, por vuestra energía y buenos deseos.

Mucha suerte a las que están en la lucha, estamos esperando noticias de otras chicas y deseo que sean buenas.

Ya os contaré más detenidamente.

Ah, la beta ha sido de 1010!!!

Porque me he puesto uno, si no pensaba que eran mellizos, jejeje