viernes, 26 de febrero de 2016

Seis semanas y cuatro días

Ayer tuve mi segunda eco tras la beta positiva.
Miento si digo que estaba tan tranquila y que iba tan contenta para reencontrarme con mi valeskit@. Sí, he decidido ponerle ese nombre de momento, pero el mérito no es mío, sino de Ariel Pop, que lo llamó así y oye, que me ha encantado, así que con tu permiso y hasta que pensemos en otro nombre, se llamará valeskit@.

Pues eso, que ya he comentado que para mi las ecos me parecen torturas más que momentos de disfrute, así que iba un poco contrariada porque además era consciente de que estaba justo en esa fase en el que puede que se detecte latido y puede que no y que las dos cosas son normales. Pero claro, puestos a elegir... pues me quedo con que se detecte latido y alivio que te llevas.

Como siempre entré con retraso, pero menos que otras veces. Esta vez me acompañó mi chico y eso hacía que me sintiera un poco más fuerte. Aunque no caí en que a mi gine le encanta hablar con mi chico porque se conocen de hace tiempo y porque mi gine entiende del negocio de mi chico y empieza a preguntarle y a conversar y... ¡¡¡me estaban poniendo negra!!! Vamos, que estuve a punto de levantarme, irme a la sala del ecógrafo, abrirme de piernas y metérmelo yo sola mientras ellos seguían debatiendo. Yo le daba pataditas a mi chico en plan "¡¡¡pero cállate ya y no le des coba!!!" y él me miraba sin entender. En fin... hombres.

Después de esa eterna charla ya se centró en mi. Me preguntó como me encontraba y yo contesté con un: "bien, todo bien". Me hizo alguna pregunta más y casi que le llevo yo de la mano al cuarto de marras. Por fin me hizo subirme al potro, metió el ecógrafo y nada más meterlo dice: "Ahí está el embrión" para acto seguido rematar con un celestial "y mira como late su corazón". ¡¡¡¡¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! Pude ver como latía. Un punto diminuto, un micropunto que no hacía más que parpadear a toda velocidad. Mi chico y yo nos miramos y yo me sentí tan contenta que no podía dejar de hablar mientras mi gine me seguí diciendo medidas y demás que yo no escuchaba por mi parloteo continuo.

Así que seguimos en esta aventura. La tercera ecografía será en Valencia y, si todo va bien, ya me darán el alta. Estoy muy emocionada. Si nada se tuerce seré madre por segunda vez. Increíble. Si alguien me lo hubiera dicho hace tres años... y fijaros.

Muchísimo ánimo a todas.

jueves, 18 de febrero de 2016

¿Hay algo peor que la betaespera?

Sí.
La ecoespera.

En mi caso han sido 10 días después de la beta. En la clínica me dijeron que entre una semana y diez días después, pero he preferido dilatarlo lo máximo.

Sé que la mayoría vive esta primera ecografía con ilusión, deseando de ver lo que su cuerpo está gestando. Y yo me prometí que este embarazo lo viviría así. Pero qué fáciles son las palabras y qué difícil es mantener una promesa...

El haber pasado por tantas pérdidas me ha marcado. De todos mis embarazos sólo uno ha ido bien. Han sido tantos momentos en el "potro" recibiendo malas noticias, que me ha marcado a fuego y sólo visualizo caras de gines mirando preocupados el monitor mientras giran y giran el ecógrafo dentro de mi cuerpo para después decirme que el embarazo no va bien.

Hoy ha sido mi primera ecografía. Odio las ecografías. LAS ODIO. Sobre todo las tempranas que lo único que hacen es generar ansiedad cuando no se ve lo que se tiene que ver. Y que lo que no se ve puede ser que sea porque nunca se verá o puede ser porque falta un día para que se vea. ¿No es una tortura?

Eso es lo que he vivido hace un rato. He ido a mi gine y, para variar, a pesar de que la cita era temprano, iba con retraso. He entrado una hora más tarde, pero como he ido sola, me ha servido para leer revistas del corazón (¿Sabíais que el hijo de la Pantoja tiene 2 hijos??!!!), mirar internet por el móvil y echarme unas risas y compartir preocupaciones con un grupo de whatsapp muy especial para mí. Desde aquí chicas ¡¡¡millones de gracias!!!

Y ha llegado mi turno. Dentro de lo que cabe estaba tranquila, mucho más que en mi primera eco de angelote. Saludos de rigor con mi gine, la enhorabuena, lee el informe de la clínica. Y un compartir opinión con mis ideas: "Valeska, que sepas que a mí estas ecografías tan tempranas no me gustan nada". Ni a mí, ni a mí...

Llega la hora, introduce el ecógrafo y yo miro la pantalla como si me fuera la vida en ello. Y miro, y miro, hasta que veo una mancha y dice: "ahí está el saco". Sonrisa en mi cara. ¡Vamos! ¡a por la vesícula vitelina! Pienso, mientras noto como me relajo. Mide el saco y dice que está perfecto y muy bien implantado. Sigo sonriendo. Y empieza a mover el ecógrafo, a alejar y acercar la imagen. Me dejo los ojos pegados. No vemos nada. "No te preocupes Valeska, que si no se ve la vesícula no significa nada". Me derrumbo. Me vienen todas mis pérdidas a la cabeza. Todo lo que sé sobre desarrollo embrionario. Me quiero ir de allí. Quiero llorar. Para qué me tengo que hacer una eco tan temprano joder. Saca el ecógrafo, le echa gel. Me explica que a ver si con el gel se aprecia algo. Vuelve a meter. Y nada. "Valeska, te vienes el lunes y volvemos a verte". ¡Ay por favor! Cuantas veces he escuchado esa frase. Cuantas. Y siempre con el mismo final. Y cuando me voy a levantar, mientras me sigue diciendo que no me preocupe, que no pasa nada, que es normal, me dice: "Espérate, vamos a hacerte la eco abdominal, a ver si hay suerte". Vuelvo a tumbarme, me echa el gel, pone el ecógrafo y ¡¡¡¡ahí está!!!! ¡¡¡¡Síiiiiii!!!!! El saco con su vesícula vitelina. 

Era tanta la emoción contenida que me he echado a llorar. Qué mal lo he pasado por favor. Todavía estoy contracturada de los nervios que he pasado. Me ha vuelto a medir todo, me he ido pitando y he llamado a la clínica. Les he dado las medidas y me han dicho que todo está perfecto. Ahora mismo estoy de 5+4.

Peeeeeero, me han indicado que la semana que viene me haga otra eco para comprobar que hay latido. ¿No hay misericordia? ¿Por qué esta tortura? Yo por mi no me la hacía, os lo juro. Es que de verdad que después de lo de hoy me va a costar más todavía mantener la promesa de disfrutar el embarazo y vivir las ecografías con ilusión.

Lo que voy a hacer es quedarme con lo que me interesa: saco bien implantado y se ve la vesícula vitelina. ¡¡Hay que celebrarlo!!!

viernes, 12 de febrero de 2016

Feliz cumpleaños cariño

Hoy es el segundo cumpleaños de mi angelote. ¿Os lo podéis creer? ¡Qué rápido se pasa el tiempo! Pero si hace nada estaba hecho un bebé que manoteaba y decía "ajo" ¿dónde ha ido a parar ese bebito?

No hablo mucho de angelote en el blog, pero hoy os voy a contar un poquito de cómo está y cómo es. 

Angelote sigue siendo un rubiales súper simpático que siempre está riendo y sonriendo y al que le gusta también hacer reír. 

Ahora mismo está en una etapa increíble, en la que cambia por horas y aprende por minutos. Nos sorprende a cada momento y hace que mi amor por él se multiplique por mil.

No es excesivamente cariñoso, pero sí es muy familiar y tiene bastante "mamitis". 

Cuando viene corriendo a darme un beso ya sé que ha cometido alguna "fechoría" (meter el rollo de papel higiénico en el váter, sacar toda la ropa de los cajones, abrir el grifo del bidé y meterse dentro...), es la manera que ha aprendido para intentar remediar lo irremediable. Y yo me derrito...

Lo que más le gusta a angelote son los cuentos. A pesar de ser un niño muy movido al que le gusta la actividad física, tiene su rato de tranquilidad con los cuentos. Vamos mucho a la biblioteca donde disfruta muchísimo, pero tiene el problema de querer abarcar más de lo que puede y no hace nada más que coger y coger y coger. La bibliotecaria está super contenta con nosotros y tiembla cuando nos ve aparecer...

El momento que más me gusta es por las mañanas cuando se despierta. Cuando no trabajo y estoy en casa, como ahora, al despertarse me llama y cuando ve que soy yo, y no su cuidadora, sonríe de oreja a oreja y dice "mamá, aquí". Y me tengo que tumbar a su lado. Se cobija en mi cuerpo, se pega a mí y empieza a tocarme el pelo. Y así podemos estar hasta media hora...

Angelote tiene sus manías, y una de ellas es precisamente el pelo. Cuando está cansado se toca el pelo, se lo retuerce, se toca los mechones, y también al que tenga al lado. Esto ha sido algo a lo que me he tenido que acostumbrar ya que no me gusta que me toquen el pelo, me da repelús, pero por un hijo...

Seguimos colechando y la verdad que estamos muy a gusto y muy contentos con esta decisión.

Comemos lo mismo los tres. Cocino sin sal y cosas sanas. La verdad que angelote tiene muy buena boca, aunque últimamente se está volviendo más selectivo y cosas que antes le gustaban ahora las rechaza. He leído que es normal, que con la edad empiezan a restringir sus apetencias, así que preocupación cero.

Y por lo demás pues es un niño muy sano, que sigue con la piel atópica que a veces conlleva unos brotes que tenemos que tratar, que para mi es guapísimo y lindísimo y que es lo mejor que me ha pasado en la vida.

martes, 9 de febrero de 2016

Y el resultado es...

POSITIVOOOOOOOOOO


Estoy en el trabajo, pero aprovecho el desayuno para hacer esta minientrada e informaros.

Estoy que no me lo creo. Gracias a todas, por vuestras palabras, por vuestra energía y buenos deseos.

Mucha suerte a las que están en la lucha, estamos esperando noticias de otras chicas y deseo que sean buenas.

Ya os contaré más detenidamente.

Ah, la beta ha sido de 1010!!!

Porque me he puesto uno, si no pensaba que eran mellizos, jejeje

domingo, 7 de febrero de 2016

Por qué no me hago un test de embarazo y ¿tengo síntomas?

Quedan dos días para la beta y hace diez días de mi transferencia. Con angelote la beta fue a los diez días, pero esta vez han dispuesto que pasen dos días más.

A estas alturas sé que hay muchas mujeres que ya se han hecho un test porque no pueden aguantar la betaespera y necesitan saber qué está pasando por ahí dentro. Si ha funcionado o no. Y hay veces que se llevan la alegría de su vida y otras que se hunden porque el test les da un blanco nuclear insultante.

Yo no me hago tests. No me he hecho ni uno en ninguna de mis transferencias. Y esto es por dos motivos fundamentales: cobardía y superstición. No me enorgullezco de ninguno de estos motivos evidentemente. Paso a explicarme...

Cobardía. Para mí hacerse un test requiere tener un par de ovarios. Y se ve que como a mí sólo me queda uno y me funciona "pichí pichá" pues no encuentro el valor para hacérmelo. Porque si sale negativo pues menudo disgustazo. Y encima empiezas a mirar por internet y encuentras casos que se hicieron el test antes de la beta y luego la beta era negativa, pero también encuentras casos que se hicieron el test antes y luego la beta era positiva. Así que te quedas igual o peor. Tengo un negativo ¿será que no lo he conseguido o será que luego me dará positivo en la beta? Yo paaaaaso. Pero es que si sale positivo, yo entiendo que te tienes que llevar una alegría, pero desgraciadamente en mi caso un test positivo no me dice nada. Necesito tener un valor, un número, alto tangible que me indique que es un buen resultado y que no terminará en un bioquímico por ejemplo. Si mi beta es de 50 y me hago el test me saldrá positivo, pero ese valor no tiene muy buen pronóstico. Tengo un positivo ¿será luego la beta alta o no lo será? Yo paaaaaaso.

Superstición. Esto sí que me jode sobremanera porque soy la persona menos supersticiosa y más pragmática del mundo. Pero ay el campo de la infertilidad, cuando te absorbe ya no eres quien eras y yo aquí si tengo supersticiones y rituales. En mis embarazos conseguidos de manera natural (que ya sabéis que ninguno ha progresado), la manera de averiguarlo ha sido mediante un test. En el embarazo de angelote fue mediante una beta y NO ME HICE NINGÚN TEST porque ya había desarrollado esa vena supersticiosa. Cognitivamente sé que no tiene nada que ver el hacerse un test con que el embarazo progrese o no, pero me puede mi lado irracional y prefiero hacerlo igual que con angelote.

Así que, queridas mías, hasta la beta no sabremos nada de si se está cociendo algo por ahí dentro porque si es por los síntomas... Paso a detallaros:

- Pecho: igual. Ni más grande, ni me duele más, ni me molestan los pezones, ni tengo venitas ni ná de ná.
- Calambres o dolor de ovarios: tampoco. Fresca como una rosa.
- Dolores en los riñones: pues no, me encuentro fenomenal.
- Aumento en el número de micciones: sigo miccionando con la misma frecuencia de siempre. Es decir, muchísimo.
- Nariz "hueletodo": como siempre. Si piso una mierda la huelo, pero el suavizante de la ropa tendida del tercero no.
- Sangrado, manchado, cambio de color en el flujo o cualquier otro signo de una posible implantación: nothing de nothing. Mi salvaslip bien llenito de proges y punto.
- Hinchazón barriguil: esto sí. Me noto súper hinchada y con unos gases quepaqué. Gracias, querida progesterona.
- Fatiga y sueño excesivo: también. Mi chico y angelote están malos y no paran de tose, sobre todo por las noches. Gracias querida familia por darme este síntoma.
- Náuseas: sí. Sobre todo después de desayunar desde hace un par de días. Ay, mi amiga proges, qué bien me quieres.

Y esto es todo.

Supongo que la próxima vez que nos "veamos" será el martes para deciros el resultado de la beta. Mi chico está convencido de que va a ser positivo y cuando le pregunto por qué me dice: pues porque sí. Anda que...

jueves, 4 de febrero de 2016

Hace una semana...

Hace una semana que estaba preparándome para recibir a mi pequeño "petrificado".

Como os conté, a Valencia nos fuimos nosotros tres y mis padres, así que optamos por alquilar un apartamento que estaba cerca de la clínica y de la estación del tren. Por cierto, el apartamento estaba chulísimo, super nuevo y muy espacioso. Acertamos de lleno.

Me duché tranquilamente ya que angelote estaba durmiendo la siesta y son las contadas ocasiones que puedo darme una ducha bien dada. Me eché crema corporal tranquilamente, me perfumé y hasta me maquillé. Una bienvenida especial para mi pequeño congeladito.

Luego vino lo que os conté en mi anterior entrada y ...

¡¡ya ha pasado una semana!!

No me lo puedo creer que esto se esté pasando tan rápido. Qué diferencia con las veces anteriores en las que cada hora era un día, un día una semana y la semana un mes.

Cuando pienso que me quedan cuatro días para la beta ¡¡puff!! es que me parece mentira.

Confieso que a veces se me sigue olvidando que estoy en betaespera. Tener a mi angelote y estar trabajando a media jornada pero como si estuviera a completa hace que la semana sean días, los días horas y las horas segundos.

Soy consciente que doy un asco considerable a quien ahora mismo sea betaesperante y esté mordiéndose los nudillos, pero tenéis que comprender que no es lo mismo antes que ahora.

Antes podía tener todos los síntomas del mundo porque podía fijarme y estar atenta a mi cuerpo. Ahora no puedo deciros si tengo o no tengo porque es que ¡¡no lo sé!! Además ya sabéis que los síntomas que suele haber son más psicosíntomas o están producidos por la progesterona, así que... 

Sólo sé que el martes se acerca y que me he descubierto teniendo un pensamiento un tanto inquietante... Si es negativo es un palazo, pero lo siento más palo porque tendría que empezar de nuevo, quizás Juana miraría si operarme o no, más viajes a Valencia, controles ecográficos... Y me viene largo. Con angelote esto me viene bastante largo. Si yo viviera en Valencia, o el tratamiento me lo hicieran aquí, otro gallo cantaría. Me dejaría llevar completamente, y si fuera negativo, pues de reserva tengo, alguno se quedaría, digo yo. Pero está tan lejos, requiere tanto esfuerzo y tengo que hacer verdaderos encajes de bolillos para poder llevar el tratamiento, mi trabajo y a mi hijo. Bueno que os voy a contar...

En fin, que evidentemente lo que prima es el querer volver a ser mamá, que cuando veo un recién nacido se me cae la babá que no veas, que me quedo mirando a las embarazadas y tengo muchísimas ganas de volver a tener barriga (bueno, barriga tengo, pero me refiero a que sea consecuencia de un embarazo y no de mi no dieta y falta de ejercicio, jejeje).

Cuatro días. Cuatro.

Seguiremos informando...