jueves, 27 de noviembre de 2014

Quiero intentarlo de nuevo

Sí, lo sé, estoy más para allá que para acá, pero no puedo evitarlo.
 
Creo que llevo tanto tiempo deseando ser mamá que se me acumuló de tal manera el instinto que no se me ha calmado del todo con angelote.
 
Quiero volver a ser mamá, lo estoy deseando. Cada día que pasa aumenta esta apetencia, quiero volver a estar embarazada, quiero volver a dar a luz (espero que no por cesárea), quiero volver a tener entre mis brazos a un recién nacido, quiero, quiero, quiero...
 
Pero mi chico no lo tiene tan claro. No estamos de acuerdo en este tema y me parece que me va a costar mucho convencerle de que vayamos ya a Valencia. De broma le digo que el día que menos se espere le digo que tengo un congreso de un par de días, me voy a Valencia y me vengo con los blastos puestos. Él de momento no cede. Bueno, esto no es cierto del todo, dice que quizás para septiembre del año que viene, que antes no. Pero es que somos tan mayores...
 
Sé que quien esté intentando ser madre por primera vez le revolverá las tripas que yo ya me esté planteando el segundo, pero no puedo evitarlo. No es ni muchísimo menos como antes y sé que el fracaso estará más que amortiguado. Pero no quiero tener sólo un hijo, quiero más. ¿Para qué esperar a intentarlo?
 
Mi chico se caga literal ante la posibilidad de que nos pongan dos y me quede de mellizos. Familia numerosa, casi nada. Y yo no puedo responderle nada porque no puedo asegurarle ni que sí ni que no.
 
¿Quién sabe lo que nos tiene el destino preparado? A lo mejor al final no resulta y nos quedamos con angelote. A lo mejor viene uno, a lo mejor vienen dos...
 
Cuando tienes un hijo todo cambia. La infertilidad, los tratamientos, los ves de otra manera. No hay tanta ansiedad, tanto estrés, tanta sensación de estar en el corredor de la muerte. Por lo menos por ahora no siento eso, espero poder contároslo en persona pronto...

domingo, 23 de noviembre de 2014

"Amma"

Mi angelote lleva dos días que dice "amma".
 
Antes decías papa, caca, lala, tata, pero no mama. Y ahora lo dice. Y no sólo lo dice, sino que me mira y me dice "amma". Y yo muero. Se me saltan las lágrimas de felicidad porque no puedo creerme que esté viviendo todo esto.
 
Estoy disfrutando de mi hijo al máximo. Ahora duerme su siesta, está con su papá, y sé que en cuanto se despierte, si sigue como estos días, lo hará diciendo "amma", y en cuanto me vea me echará sus brazos y mi corazón correrá desbocado ante tanta felicidad.
 
"Ammá", soy su "ammá", quiere ir con su "ammá". ¿Sabéis esto lo grande que es? ¿Lo increíble que es? Merece la pena, todo merece la pena. Por favor, luchad, luchad hasta que verdaderamente ya no podáis, tenéis que escucharlo, tenéis que vivirlo. Que vuestro hijo os mire, os sonría, alce los brazos y con gran alegría y satisfacción diga "ammá".

viernes, 14 de noviembre de 2014

Nueve meses y nueve meses

Mi angelote lleva casi el mismo tiempo dentro que fuera de mí.
 
Me parece increíble que ya llevemos 18 meses juntitos, nueve de los cuales lo llevamos haciendo fuera de la barriga.
 
Mi embarazo fue muy bueno físicamente. Emocionalmente fue muy duro, sobre todo durante los primeros meses en los que vivía aterrorizada de que pasara algo y no siguiera adelante. Pero siguió, y nació mi angelote.
 
No suelo hablar mucho de él en el blog. Sí en los comentarios de otros blogs en los que se habla sobre los bebés, pero hoy quiero hacerle una entrada a mi niño.
 
Mi angelote es un rubiales de ojos almendrados y pestañas larguísimas al que le gusta observar absolutamente todo. Lo que más le gusta en el mundo son los árboles mecidos por el viento, los perros, los carteles de helados (supongo que por los colores), los luminosos y las personas.
 
Angelote compromete absolutamente a todo el mundo. Se queda mirando fijamente a la persona en cuestión y no para de mirarla hasta que esa persona le dice algo. Y si no lo consigue empieza a hacer ruidos y a "hablar" como diciendo "tío, que te estoy llamando y no te coscas". Y cuando lo consigue dedica la mejor de sus sonrisas, que es encantadora. Todo un embaucador.
 
Angelote no está gordo ni delgado, pero es larguísimo, la ropa le queda ancha porque estoy usando de 12-18 meses, pero es que si no le queda corta. A veces lleva manga francesa cuando debería ser larga. Como siga así, puede dedicarse al baloncesto sin problema.
 
Angelote tiene dos hoyuelos en la cara y uno en el mentón. Tiene la boca muy grande y seis dientes. Dos abajo muy pequeños y cuatro arriba más grandes con grandes separaciones entre ellos y unos más crecidos que otros. Angelote tiene una nariz pequeñísima que contrasta con sus grandes ojos, su gran boca y sus enoooooooormes manos y pies.
 
A angelote le encanta estar con sus papás, dormir con ellos y jugar los tres. No es especialmente cariñoso ni le gusta estar pegado a su mamá, pero sí tiene que estar con ella porque en el momento en que desaparezco me reclama al instante.
 
Angelote se despierta de muy buen humor por las mañanas, pero de un humor de perros por las tardes. No le gusta nada el pescado, pero le encanta la carne, sobre todo la ternera. La verdura se la come sin problemas y su fruta preferida es el plátano.
 
A angelote le encanta bañarse y pone el cuarto de baño hasta arriba de agua. Tenemos una canción inventada para cuando llega la hora del baño y se vuelve loco al escucharla porque ya sabe lo que le espera. Le gusta tanto que cuando le sacamos de la bañera llora y patalea.
 
Angelote es un niño más bien tranquilo, que frunce el ceño cuando emite sonidos, que ya dice papá y mamá y nene, y tata, caca, lala, nana y millones de ruiditos encantadores.
 
Angelote es lo mejor que me ha pasado en la vida, ahora mismo está durmiendo y le echo de menos, estoy deseando que se despiete para poder abrazarlo, sobetearlo y ver la cara de felicidad que se le pone cuando me ve aparecer por la puerta.
 
A angelote lo quiero con toda mi alma, se han acabado las jornadas de 40 horas (oficiales) a la semana, me he reducido la jornada y no echo ni un minuto de más. Cuando llega la hora de salir me voy corriendo para llegarlo antes posible y poder estar con él.
 
Angelote llama la atención donde quiera que va. Es guapísimo y tan simpático que todo el mundo está prendado de él.
 
Y desde luego, los que más prendados están son sus papás.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Mi donante

Mi donante es una estudiante de enfermería de 21 años que un día vio un cartel en su facultad sobre donación de óvulos y que preguntó a una amiga sobre este proceso ya que ella se había sometido hacía menos de un año.
 
Mi donante es una chica generosa y solidaria, a la que, además, un pellizquito de dinero no le venía nada mal para hacer frente a un par de cosas que tenía en mente.
 
Mi donante es rubia y tiene los ojos claros, no es alta ni baja, ni gorda ni delgada. Le gusta mucho leer y es bastante responsable, aunque también le gusta mucho irse de juerga y hace botellón fin de semana sí y otro también porque su economía no está muy allá.
 
Mi donante ha donado sin que lo sepan sus padres porque tiene miedo de que la regañen o de que la convencieran para que no lo hiciera. Lo sabe su amiga y una hermana que acaba de casarse y que son uña y carne. A la hermana no le ha parecido muy bien, pero ha respetado su decisión. La amiga ha sido quien le ha acompañado en todo el proceso, la ha apoyado y le ha ido explicando qué tenía que hacer. Incluso le ha enseñado a ponerse las "banderillas".
 
Mi donante es pizpireta, aunque un poco tímida, no tiene novio, pero tampoco le van los rollos de una noche. Se está sacando el carnet de conducir, pero ahora va a todos sitios andando o en su bici. Le gusta el cine, pero jamás iría a una película en versión original porque necesita gafas y es demasiado presumida como para ponérselas en público.
 
Mi donante tuvo el valor de someterse a una estimulación ovárica, meterse en un quirófano y pasar por una punción. Cualquier aque haya pasado por un TRA sabe lo que es eso. Ella lo hizo.
 
Mi donante donó sus óvulos para que yo consiguiera mi sueño. Ellá donó células y yo soy mamá.
 
En mi mente mi donante siempre está sonriendo (como angelote) y es guapa (como angelote). Tiene las manos y los pies grandes (como angelote), es risueña (como angelote) y deseo que sea feliz (como angelote).
 
Una vez me preguntaron que si me gustaría conocer personalmente a mi donante. Mi respuesta fue NO. Tengo a mi donante idealizada, tengo una imagen de ella por fuera y por dentro, y aunque la realidad superara mis expectativas, no encajaría con mi imagen y me desencantaría.
 
Sin ella, mi hijo no estaría aquí. Sin mí, mi hijo no estaría aquí. Sin mi marido mi hijo no estaría aquí.
 
Formamos parte de una ecuación donde ella es la incógnita...