sábado, 19 de diciembre de 2015

Y llegó una de las temidas preguntas...

Esto es redundar en una de mis entradas, pero es que precisamente una de las situaciones que expuse, pues que la he vivido esta semana. Toma ya...

Resulta que estábamos angelote y yo dando un paseo cuando, una vez más, y cada vez que salimos, estábamos delante de uno de los escaparates navideños que más le gusta al susodicho. Es un súper escaparate con un ciervo, búhos, ardillas y un mega árbol, todo adornado y todo nevado. Mi angelote flipa cada vez que lo ve y empieza a señalar y a decir en su media lengua todos los ingredientes de la estampa navideña.

En esto que se acerca una mujer, de unos 70 años y empieza a decir que qué gracioso, que qué guapo, que qué rubio. Y yo con mi sonrisa de oreja a oreja y ese orgullo que te sube y que si fuera un pavo real desplegaría las plumas de la cola todo lo que se pudiera desplegar y las pasearía para que todo el mundo las viera... Pues ahí estaba yo, con mi sonrisa, henchida a más no poder, cuando la mujer me mira y sin anestesia, sin cloroformo y ni siquiera un simple calmante me suelta: ¿Que es su hijo o su nieto? ¡¡¡Zasca!!! La sonrisa se me heló en la cara y mi cuerpo se desinfló como un globo que sueltan sin haberle hecho un nudo después de soplarle. Y como pude, le dije: pues no, señora, no es mi nieto, es mi hijo. Y me fui.

Me sentó realmente mal, luego al comentarlo por whatsapp con familia y amigos, pues todos evidentemente que si la mujer estaría mal, que estaba cegata, que no haga caso, que estoy muy bien... Pero lo dijo. Tenía la duda. Doy el pego de ser una abuela. Y yo pensando en otro hijo-nieto.

Luego me acordé de algo que me ocurrió cuando tenía unos 15 o 16 años. Me fui a pasear a mi hermano pequeño, mi primo y mi prima. Dos niños de 6 años y una niña de un añito o dos, que iba en carro. Y me fui a una tienda a comprarles unos gusanitos. Cuando fui a pagarle la mujer de la tienda me preguntó: ¿los tres son tuyos? Y yo me quedé alucinada de que una mujer adulta preguntara a una adolescente no sólo si era madre, si no si tenía tres hijos. Me reí y le dijo que no, que yo era pequeña, y me fui. Y por ahí lo voy a coger. Que hay gente que habla por hablar, que no se fija, que no calcula edades y que dijo eso como podía haber dicho que si angelote era niño o niña (esto sí que me lo preguntan mucho).

Y ayer viví una situación un tanto "extraña". Fui a comprar pan en un establecimiento que está fuera de mi barrio pero que me pillaba de paso, y la chica que me atendió me preguntó por la edad de angelote y al contestarle me dijo "¡como mi nieto!" Ojiplática que quedé. Pensé que había entendido mal porque para mí que la chica, como mucho, tenía mi edad. Pero me lo repitió. Mi nieto. Y tengo dos. No pude contener la pregunta en mi mente ni en mi boca "Pero ¿Cuántos años tienes?" "Voy a hacer cuarenta". "Mira, como yo" le referí.
Dos mujeres de 40 con vidas completamente diferentes. Ella abuela, yo madre casi reciente y con la operación hermanito en marcha. Y me sentí... no lo sé. 

Todavía no sé como me siento. Sólo que vuelve a retumbar ese "madre añosa" y todo lo que implica.


jueves, 17 de diciembre de 2015

¿Será ansiedad?

Creo que si me planteo en interrogación esta situación debe ser que no, pero no lo sé...

Esto no es un simple estar nerviosa, o muy nerviosa, es que hay momentos que no me encuentro bien, que me falta el aire, que noto un nudo en la garganta y en la boca del estómago que no se deshace por mucho que inspire/respire y beba agua.

Y para mí este no es el verdadero problema. Para mí es que no identifico causa alguna que haya derivado en este estado en el que me encuentro. Y esto me pone más nerviosa todavía. 

Pienso que estoy escribiendo esta entrada para intentar poner claras mis ideas. ¿Hay algo que me preocupa? ¿Es por el nuevo tratamiento? ¿Es por el trabajo? ¿Es por angelote? ¿Por todo? ¿Por nada? No lo sé. Disecciono mi vida y no encuentro nada perturbador. Evidentemente pasar de nuevo por querer ser madre me preocupa, pero ni la décima parte que cuando luchaba por ser madre antes de tener a angelote. El trabajo... pues trabajo es, épocas mejores y peores y ahora no estoy en las peores. Con mi chico bien, como siempre. No hay problemas a nivel de familia. La economía ni mejor ni peor. Salud, bien. Entonces ¿qué coj... me pasa?

Estoy de vacaciones. Diez días. Y esto empezó el segundo día de mis vacaciones. ¿Estará relacionado? 

Quizás debería de dejar el autoanálisis y pensar que ya se pasará, no centrarme en la causa y sí en qué cosas hacer para aliviar el malestar que siento. Pero es que a veces la "bola" es demasié para mi body. Me despierto con el corazón a 100.000 por hora. Siento como si algo gordo se me hubiera olvidado, o como si fuera a pasar algo muy grande. Una sensación extrañísima. Y luego conforme pasa el día va a peor. La opresión en el pecho aumenta y ya ni las respiraciones diafragmáticas me salvan. Luego por la tarde la cosa mejora, y si estoy con mi chico no me siento tan mal. Siento como alivio, como si en caso de que se cumpliera mi "premonición" por lo menos no me siento sola.

En fin, que quiero que esto se pase porque nunca me había sentido así y la verdad que no es nada agradable. Con la boca seca, las manos frías, dolor de cabeza, el corazón galopando y a punto de hiperventilar. Y paso de mirar internet que entonces sí que me da el pasmo.

Aun así yo sigo con mi vida diaria. No es algo que me vaya a impedir hacer las cosas que antes hacía, pero ¡qué desagradable coñe!

jueves, 10 de diciembre de 2015

Una cuestión de peso

Esta entrada no tiene nada que ver con la infertilidad (o sí), con el hecho de ser madre (o sí) ni con angelote (o sí).

Desde que a la tierna edad de 9 años me quitaron las amígdalas, mi cuerpo sufrió un gran cambio. Antes estaba como un espaguetti y pasé a ser un macarrón. De los gordos.

Y así estuve hasta los 16 años que, por comentarios ajenos a mí, y sobre mi cuerpo, decidí que ya estaba bien y quise volver a ser una espaguetti. Y lo conseguí, pero no de muy buenas maneras. Sencillamente cerré la boquita y adelgacé más de 20 kilos. Muy efectivo, pero nada sano, ni para mi cuerpo ni para mi mente...

Luego con la madurez me di cuenta de que este método no era bueno y me pasé a la comida sana y al deporte. Me enganché al spinning y a hacer bicicleta y esto me permitía cometer ciertas licencias con la alimentación. Llegaba el fin de semana y comía todo lo que me apetecía sin dar cuenta de si era pizza, patatas fritas o chuches. Lo quemaba todo con el deporte.

Pero llegaron los deseos de ser madre, los tratamientos, los embarazos perdidos e igual que se desmoronaban mis sueños se desmoronó mi cuerpo, mis hábitos y mi figura. Sé que es un problema "mental" el que tengo. Que como cuando tengo ansiedad. Que cuando tengo ansiedad como. Que me prometo todos los lunes volver al redil. Pero sigo sin conseguirlo.

Son días. O épocas. Antes del verano conseguí el mismo peso que antes de quedarme embarazada (después de 18 meses de haber sido madre), pero llegó el verano, llegó el pensar en volver a ser madre, llegó la cita con Juana Crespo, llegó el ver como real el nuevo tratamiento... y aquí estoy, con cinco kilos más que antes del verano.

Mi alimentación suele ser equilibrada. Tomo mucha verdura, todo a la plancha, me gusta más el pescado que la carne, no como fritos, ni dulces (esto no tiene ningún mérito es que no soy dulcera). Peeeeeero, de repente siento la punzada y voy a por patatas fritas, o me hago un bocadillo de jamón o arraso con lo que vea en la cocina (ainsssss). Y a esto se suma que me cuesta muchísimo perder peso y que no hago deporte (¿ir andando al trabajo, que está a 15 minutos, es deporte?).

Y se acercan las navidades, y empezamos con las comidas navideñas, del trabajo, de los amigos, de los cuñados, de los amantes de los encajes de bolillos... En todas me meten. Y yo un polvorón, un turrón o un mazapán lo perdono (ya digo que no soy dulcera), pero un paté, un hojaldre de puerros o unos "canapiés" es otro cantar. Y por supuesto todo regado con cerveza y un buen vino, y si puede ser terminado con una copa, vaya a ser que no haya ingerido suficientes calorías vacías.

Soy consciente de que nunca tendré el cuerpo de cuando tenía 20 años, pero ¡ay si perdiera 7 u 8 kilos!!

lunes, 7 de diciembre de 2015

¡Sí! Tengo derecho!!

Lo callaíca que estuve yo cuando pasamos por el tratamiento para tener a angelote y lo boca-chancla que me he convertido con esta segunda aventura. Y así me van las cosas...

Conste que decirlo sólo lo hemos dicho a la familia cercana, aunque me he guardado para mí cuando podría comenzar el proceso, refiriéndoles que la preparación del historial que me tiene que mandar IVI puede tardar hasta tres meses. Porque yo soy así, porque me agobio con el control (con todo el cariño) de mis allegados, porque preferimos vivir esto en nuestra soledad como pareja y como padres.

Pero lo saben. Saben que vamos a por el hermanito y aunque puedo decir que la mayoría se ha alegrado, hay un determinado sector que... ¡telita! Básicamente el mensaje que me hacen llegar es ¿no querías ser madre? ¿no lo eres ya? ¡¡pues para qué te metes en camisa de once varas!!

Y yo, que cuando no me espero ese tipo de comentarios, sólo me sale abrir los ojos, parpadear, y decir un "ea", que es lo más típico que se puede decir en mi tierra, me sorprendo a mí misma pensando: ¿tendrán razón? ¿me estoy complicando la vida? ¿estoy tentando la suerte? ¿me quedo quietecica y me quito de sufrimientos, nervios y sinsabores? Que de lo que hablamos no es de la complicación que puede resultarte el tener un segundo hijo, sino el tratamiento en sí.

Pero no. No soy diferentes, no soy anormal, no soy menos que nadie. Sólo soy infértil. Sólo necesito de la medicina para ser madre, y si quien me lo ha dicho tiene dos o incluso tres hijos, si esa persona ha podido optar por ser madre/padre en más de una ocasión ¿por qué yo no? ¿por qué me tengo que conformar? ¿porque se ha cumplido mi sueño? Pues sí, se ha cumplido, y hay gente que no se le va a cumplir y otra que sigue luchando para que se cumpla, pero tengo derecho a seguir cumpliendo sueños, o por lo menos de intentarlo. Y mi sueño es volver a quedarme embarazada, intentar de verdad disfrutar del embarazo, y volver a se mamá.

Como tú.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

¡¡A por el hermanito!! Primera consulta con el Equipo Crespo

Lo primero que tengo que decir, es que sé que todavía hay gente luchando por ser mamá por primera vez (me vienen a la memoria Bedabita, Trax, Hope Mary, pero sé que sois muchas más) y yo voy a escribir sobre repetir la experiencia. Muchísimo ánimo a todas y muchísima fuerza para seguir recorriendo este camino que tantos túneles, escaladas y profundidades nos trae.

Después de varios tiras y aflojas con mi chico, por fin nos decidimos a buscar un hermanito para angelote. La primera decisión que tomamos no nos fue muy bien. Decidimos probar por nuestra cuenta, acertamos a la primera, pero después del positivo empecé a manchar y tuve un bioquímico. Supongo que mis viejióvulos son más viejis que nunca y la insuficiencia ovárica que me detectaron hace 4 años no iba a mejorar pasado este tiempo y con mis casi 40 años. Así que, meeeeec ¡error!!! Vamos a estarnos quietecicos que estamos más guapos.

Así llegamos totalmente seguros de que debíamos buscar al hermanito entre los congelados que nos quedaron en la clínica IVI. Peeeero, muchas de vosotras sabréis que hace un año aproximadamente mi querida doctora Crespo decidió independizarse y, junto con su equipo, montó su propio chiringuito en otra clínica. Y yo, que queréis que os diga, con lo bien que me fue la primera vez, pues que repito con los ojos cerrados. Que hay gente devota de la Virgen del Carmen y yo lo soy de Juana Crespo, fíjate tú. Que soy consciente de que a todo el mundo no le va bien y que se quejan de su trato, pero como no es mi caso, pues ahí sigo a piñón fijo con ella. Eso sí, respeto todas las opiniones porque son experiencias que han vivido la gente con ella, y sé que a todo el mundo no le puede ir bien y tienen derecho a quejarse. De hecho hace poco una chica escribió en el blog una opinión de ella enlazando a una página donde había más quejas sobre la doctora y yo no la he borrado, la he dejado porque creo que la gente tiene que tener información de todo tipo y sopesar. Bueno, que me voy por las ramas...

La cita fue el 23 de noviembre, y tras pensar en si irnos con angelote o no y pegarle esa paliza de viaje (son casi 1000 km ida y vuelta), nos declinamos por irnos los tres a sabiendas de lo mal que podíamos pasarlo en el viaje en coche. Pero angelote nos sorprendió y no dio ni un ruido. También tiene que ver que alguna horita de sueño echó y que nos llevamos todo el arsenal de cuentos y juguetes que más le gustan... 

Llegamos el día de antes por la mañana y pasamos el día en Valencia. Visitamos el centro de la ciudad, comimos por el Ayuntamiento (menudo plato de paella se comió el niño) y luego por la tarde estuvimos en un Centro Comercial donde angelote se montó en un tren, en un caballo y vimos un teatro que le encantó. Cenamos en el hotel y a dormir.

Y llegó el 23 de noviembre. Nada más entrar en la consulta vimos la cantidad de parejas que había. Lo primero que pensé: de aquí no salimos hasta las cuatro de la tarde. Pero me equivoqué. A los 10 minutos nos llamaron y entramos a consulta. Nos atendió la enfermera del equipo (Mayka) que hizo una recopilación de nuestra trayectoria y lo primero que nos dijo era que teníamos que pedir el historial a IVI para pasárselo a ellas y dar el consentimiento para que trasladaran los embriones desde IVI a la clínica. A estas alturas angelote estaba bastante chinchoso porque tenía sueño, y no hacía más que lloriquear y protestar. Quería campar a sus anchas por la consulta y toquetearlo todo, como es natural, así que intentaron entretenerle haciendo globos con los guantes de goma, le dieron galletas, se portaron súper bien. Luego vino la doctora Fortuño, que fue quien me hizo la transfer la otra vez y fue ella la que me reconoció. Todos mis temores se borraron de un plumazo. Dijo que a mi útero le había sentado muy bien el embarazo y que estaba precioso, incluso mejor que en la primera transfer ¡¡qué felicidad me entró!! Oye, que me sentí orgullosa de mi útero y todo, jejeje.

Y por último llegó la doctora Crespo. Poco antes angelote se había quedado frito en mis brazos, así que lo conoció dormido, pero lo conoció. Me pegó un pedazo de abrazo que casi me desarma, se me saltaron las lágrimas de la emoción y todo. Y me dio las gracias ¡¡ella a mí!! Porque dice que gracias a casos como el mío, ella sigue aprendiendo, que tiene casos muy muy difíciles y que son los que más gratificantes le resultan. Me pareció más humana y cercana que nunca. Me habló de sus temores, de sus miedos, de la gran responsabilidad que sabe que es su trabajo y del sufrimiento que llevamos a cuestas. 

Por mi parte le llevé un ejemplar de "Cuentos sobre donación de gametos" en el que participé con mi relato y me pidió que se lo firmara. Se mostraron muy interesados en ese proyecto y me pidieron que les dijera donde podían encontrar más ejemplares.

Y pasamos a hablar de lo que íbamos a hacer conmigo. Dijo que dado que mi útero estaba tan bien y los congelados que teníamos eran tan buenos que íbamos a probar con uno solo. Ahí mi chico sintió un alivio porque era lo que más temía, que nos pusieran dos y los dos siguieran adelante. Y que por supuesto ciclo natural, que es como mejor responde mi útero. Así que chicas (y chicos por si alguno me lee), si todo va bien, lo más seguro que en enero comience una nueva aventura que por supuesto espero no sea tan larga como la que sufrí cuando decidimos ser papás por primera vez.

Después de salir de la clínica (habían pasado dos horas), nos fuimos directos a IVI y pedimos el historial y el consentimiento para el traslado de embriones. Nos trataron super bien. Muy amables y explicándonos todo de manera detallada y aclarando cualquier duda que tuviéramos. El historial tarda aproximadamente un mes en dárnoslo y los embriones seguramente ya estarán en la clínica del Equipo Crespo.

Comimos en el primer sitio que pillamos y nos volvimos a casita. Nuevamente angelote nos sorprendió con su aguante en el viaje. Sólo paramos una vez para darle la merienda y descansar un rato y del tirón hasta nuestra ciudad.

Seguiremos informando...

PD. Me hizo tremenda ilusión ver en el panel de las fotos una postal de agradecimiento de una blogera a la que sigo. Si me lees espero que sepas que hablo de ti...

lunes, 28 de septiembre de 2015

Y los sueños...

... sueños son.

Pues eso, que no ha podido ser. Pienso que he tenido un bioquímico, porque el test positivo era. Pero empecé a manchar y cada vez más hasta que hoy me ha bajado la regla.

Me lo tomo como un retraso, no quiero pensar en nada más. Sólo en que me reafirmo en mis ganas de volver a ser mamá, pero ya no me la juego. Será (espero) con uno de mis frigopeques que me esperan en Valencia. Es lo mejor.

Muchísimas gracias a todas por vuestros ánimos, por vuestro apoyo y vuestra energía.

Sé que volveré a ser madre, sólo que se va a retrasar un poco en el tiempo...

sábado, 26 de septiembre de 2015

En shock

Meses sin escribir, y ahora lo hago para deciros que el 23 de noviembre tengo la primera cita con la Doctora Crespo para poner en marcha "operación hermanito".

Que hoy tengo un retraso de cinco días.

Que acabo de hacerme un test.

Que ha salido positivo.

Que acabo de cagarme las patas abajo.

Que ruego todo lo rogable para que esto vaya bien.

Que estoy temblando.

Que mi marido no lo sabe y quedan diez minutos para que venga.

Que no sé lo que sentir ni lo que pensar.

Que seguiré informando...

jueves, 9 de julio de 2015

Colaboración con investigación

Ya he comentado en alguna entrada que hace un tiempo colaboré con la Universidad de Madrid sobre un estudio sobre donación de gametos y revelación de orígenes.

De ahí surgió lo de mandarles el relato que elaboré a angelote para que desde pequeño pudiera contarle su búsqueda y llegada y que comenté en la última entrada de mi blog: http://laberintomaterno.blogspot.com.es/2015/05/cuentos-sobre-donacion-de-gametos.html

Pues bien, me han pedido muy amablemente que informe a través de mi blog que están realizando una investigación para la que necesitan contar con familias que cumplan una serie de características.

Aquí os dejo la información:

Hola,
Soy María Isabel Jociles, miembro de un equipo de investigadoras e investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) que desarrolla en la actualidad el proyecto “Revelación y secreto de los orígenes en las familias con descendencia por donación de gametos: variaciones según los modelos familiares”. Contamos con el soporte del Programa Nacional de Proyectos de Investigación Fundamental, convocatoria 2012, en el marco del VI Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica 2008-2011 del Gobierno de España.

Te adjunto un enlace a la web de nuestro proyecto donde puedes ampliar información acerca del equipo que lo conformamos así como de los objetivos, actividades y publicaciones que tenemos:

En el marco de este proyecto, sobre comunicación de los orígenes genéticos a los hijos/as nacidos mediante TRA-D, hemos estado haciendo entrevistas a diferentes modelos de familias que han colaborado contándonos su experiencia, y en esta ocasión nos ponemos en contacto con vosotros/as porque también estamos entrevistando a hijos e hijas (de esas familias con descendencia por donación de gametos) para que, desde la opinión de niños y niñas, podamos saber cómo viven o han vivido el proceso de revelación de los orígenes por parte de sus familiares y cómo lo han interiorizado.

Para ello, necesitamos entrevistar a niños/as a partir de 7 años (y si son mayores, aún mejor), a fin de conocer cómo han vivido los relatos de sus familias sobre sus orígenes(siempre respetando absolutamente la confidencialidad de las personas informantes y garantizando que el uso será únicamente con fines académicos e investigadores); pensamos que los niños de 7 años y más, al ser ya mayores, pueden expresar de forma más clara que otros niños/as más pequeños cómo han vivido y viven la comunicación de sus orígenes.

Sería una entrevista no muy larga, que podríamos adaptar en función de cada caso, y orientarla a través de dibujos, de fotos o de unas preguntas que girarán en torno a sus orígenes: cómo se le han contado, cómo lo ha asumido y cómo lo ve de cara al futuro y a su proyección social (podemos enviarte si quieres el guion de entrevista si lo estimas necesario). Entendemos que niños y niñas son protagonistas de este asunto y, para poder hacer un estudio que ayude a las familias que aún están indecisas o no saben bien cómo enfrentar este tema, es tan fundamental conocer la opinión de padres y madres como de la de los hijos e hijas en este proceso.

Durante los meses de junio y julio estaremos haciendo las entrevistas y si nos dieras permiso para que tus hijos participen, podemos buscar una fecha que os venga bien y nos acercamos a vuestra casa o a otro lugar donde os podáis sentir cómodos (todo es cuestión de hablarlo). Si quieres que te amplíe la información o necesitas alguna aclaración más, no dudes en ponerte en contacto conmigo jociles@cps.ucm.es

Más adelante estaremos compartiendo con todas las personas que hayan participado en el estudio los resultados del mismo. Normalmente después del trabajo de campo solemos publicar diferentes artículos o libros en los círculos científicos, e impartir alguna charla a grupos de familias que nos lo piden. Al fin y al cabo esa es la finalidad principal, es decir, ayudar y contribuir a comprender la configuración de nuevos modelos familiares y que se difunda y comparta este conocimiento. Y en octubre estamos preparando un Simposio Internacional sobre la revelación de los orígenes, al que estás invitada y al que en breve estaremos dándole difusión y te enviaremos la información completa.

Quedo atenta a tu amable respuesta y gracias de antemano,
Saludos, María Isabel Jociles, Universidad Complutense

-- 
María Isabel Jociles Rubio
Departamento de Antropología Social
Facultad de CC. PP. y Sociología
Universidad Complutense de Madrid
Campus de Somosaguas
28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
 
Tl. 913942686

lunes, 11 de mayo de 2015

Cuentos sobre donación de gametos

Ya sabéis cual es mi postura respecto a contarle a angelote sus orígenes.
 
Esto ya se ha hablado en alguna entrada de mi blog, y mi postura es la de la naturalidad ante el hecho de que mi hijo ha nacido de mí, pero gracias al óvulo de otra persona. Como decía en una de mis entradas: Sin ella (la donante), mi hijo no estaría aquí. Sin mí, mi hijo no estaría aquí. Sin mi marido mi hijo no estaría aquí. Formamos parte de una ecuación donde ella es la incógnita...
 
Una de las herramientas en las que me voy a basar para explicarle a angelote la ovodonación es un cuento que he elaborado sobre nuestra historia de infertilidad. Y este cuento, junto con otros sobre la donación de gametos, se va a publicar próximamente.
 
Todo esto viene a raíz de haber colaborado en una investigación de la Universidad Comupletense de Madrid sobre revelación de orígenes genéticos. Como no sé hasta qué punto quieren que les mencione con nombres y apellidos, no lo voy a poner, pero no puedo dejar de decir la excelente mañana que pasé en compañía de dos mujeres con las que pude conversar sobre mi historia y lo que suponía ser mamá a través de la ovodonación. Una charla altamente enriquecedora que me hizo re-pensar y reasegurarme en muchas de las ideas que tenía sobre la importancia de revelar a mi hijo su historia. De esta conversación entre mujeres (y en presencia de mi angelote), cálida y distendida, surgió el hablar sobre el cuento que había elaborado para explicarle a mi hijo su procedencia, y ahí fue cuando me dijeron la posibilidad de formar parte de una compilación de relatos y cuentos para comunicar los orígenes en familias que habían tenido que acudir a la donación. No me lo pensé ni un microsegundo cuando ya había dicho que sí. Aprovecho esta entrada para darles las gracias tanto por ese proyecto de investigación como por la manera en que recogieron los datos y la información para el mismo. Gracias.
 
Para quien quiera más información sobre estos relatos, aquí os dejo unos links. Os van a cautivar por su sencillez a la vez que su emotividad. Son sencillamente geniales. El mio es el que se titula "Y colorín colorado nuestra historia ha comenzado". Es un poco largo comparado con los demás, pero ya sabéis mi problemática con mis intentos de no extenderme y ser concisa.... son batalla perdida, jejeje.
 
Estos son los links
 
 
 
 
http://www.infanciacontemporanea.com/wp-content/uploads/2015/02/papers_infancia_c_vvaa_relatos2015.pdf

En el segundo link están todos los relatos. Espero los disfrutéis porque son preciosos.


 

viernes, 24 de abril de 2015

Y lo que opinen los demás está de más...

Las que seais de mi época o aquellas que les guste Mecano sabrán que el título es una canción de este grupo que es mi época y de muchas épocas...
 
Esto es una realidad: no soy especialmente sociable. Me adapto, soy correcta, soy educada, interactuo, pero no necesito ni siento la obligación de hablar con los demás.
 
No me considero antipática, pero me cuesta mucho hablar con la gente y, sinceramente, puedo contar con los dedos de la oreja las amigas que tengo. ¡Ojo! que esto también es porque para mi la palabra AMIGO conlleva muchas características que pocas relaciones la cumplen.
 
En fín, que desbarro... Lo que quiero decir con esta entrada es que hablar es gratis. Y quizás tendría que ser la primera medida que tendría que tomar el gobierno (es coña por supuesto), que la gente tuviera que pagar por cada patochada que soltara, entonces las cosas cambiarían tanto... Por lo general la gente opina porque sí, de todo, sin tener ni idea, teniendo algo de idea o le suenan campanas y no sabes de donde. Cuando tienes problemas para tener un hijo y la gente se entera es un auténtico show... ¡¡no sabes lo bien que vives sin hijos!! ¡¡ahora mismo me cambiaría por tí!! ¡¡pero tú sabes lo que es estar 24 horas con ellos!! (no voy a comentar) Y luego cuando tienes hijos es un no parar. Todos, absolutamente TODOS opinan sobre lo que ven. Si voy al carnicero y le da una bolsa gusanitos a angelote y le digo que él no come de eso (además de pensar en lo desagradecida que soy) me dice: ¡¡qué dura eres y que estricta, déjalo que guarree!!.
Si voy a un restaurante y después de comer le ofrecen un helado y le digo que él no come de eso: ¡¡pero seguro que le gusta!! ¡¡todas las madres se lo dan!! ¡¡al final comerá de eso y peor!!
Si me ven porteando a angelote ¡¡pero si está mejor en el carro!! ¡¡ahí están muy agobiado es que no lo ves!! ¡¡el niño lo que quiere es su carro para estar a gusto!!
Si me ven dándole la misma comida que comemos nosotros ¡¡el niño se alimenta más con potitos!! ¡¡como una buena papilla no hay nada!! ¡¡cómo va a comer las lentejas sin pasarlas por el pasapués!!
 
Y tantas y tantas y tantas cosas...
 
Antes me costaba autoafirmarme. Siempre he sido una chica/mujer algo insegura y me solía guiar por las opiniones de los demás. Pero lo nunca, nunca, nunca, nunca, jamás de los jamases he hecho es decir nada parecido a lo que mucha gente me dice a mí. Porque me parece intrusivo, porque creo que forma parte del estilo de crianza de cada uno. Y, a no ser que ese estilo conlleve alguna herramienta punitiva para el hijo, voy a seguir sin opinar.
 
¿y qué hago yo? lo que la vida me ha enseñado. Asentir sonriendo y hacer lo que me sale de mis adentros.
 
Es que no sé como decirlo ¿te he dicho yo algo sobre lo que tú haces? Pues oye, que lo mismo pido

sábado, 11 de abril de 2015

Madres "añosas"

Cuando quise y pude empezar la búsqueda yo tenía 30 años y mi chico 32. Tardé año y medio en quedarme embarazada, es decir, cuando me quedé embarazada tenía 31 años y hubiera sido madre a los 32 años, pero el embarazo se perdió.
 
Y luego pasó todo lo que pasó, más embarazos perdidos, tratamientos, negativos, hasta que por fín llegó angelote cuando estaba a punto de cumplir los 38 años y mi chico acababa de cumplir los 40.
 
Sé que hay padres más mayores que nosotros, soy consciente, y si tengo suerte volveré a ser madre y seré todavía más mayor. Tampoco aparento la edad que tengo (creo), aunque cada vez me llaman menos "chica" y me dicen más de usted. Pero esto da igual, porque la edad es la edad y tengo los años que tengo. Y me pesan. Sé que a algunas os puede parecer una tontería, pero este tema de manera cíclica me viene a la mente y la verdad es que em agobia.
 
Me agobia que mi hijo tenga unos padres tan mayores, me agobia ir al parque y ver que la mayoría de los padres son más jóvenes que nosotros, me agobia pensar en el día que entre al colegio y ver que es el niño que tiene los padres menos jóvenes. Y sobre todo me agobia el día de mañana que mi hijo pierda a sus padres cuando todavía sea joven, que no lleguemos a ver a ningún nieto (si decide ser padre) o que si se casa y quiere que sea la madrina esté ya un poco "cascada".
 
Y sí, ya sé que lo último que he dicho es otra tontería, que morir podemos morir en cualquier momento y que hay gente que no llega a los 50 y otra que llega a los 90 (mismamente mi abuelo). Que hay gente con 60 que está mejor que otras de 40 pero (y vuelvo a lo mismo) la edad es la edad y yo estoy a punto de cumplir los 39.
 
 
Hace un mes me enteré que una prima de mi marido se ha quedado embarazada natural a punto de cumplir los 46 años (sí, sí, flipad, menos mal que tengo angelote, si no esa hubiera sido la puntilla para mi descabello) y no levanta cabeza. Tuvo a sus dos hijas cuando era joven y ahora estaba viviendo una "segunda juventud" junto a su marido. Y, como ella dice y teme ¿y si cuando lo lleve a la guarde o al cole me preguntan si soy su abuela?
Porque yo misma a veces me quedo mirando a gente que lleva niños pequeños y me pregunto ¿Madre tardía o abuela joven? Porque mismamente este verano estando de vacaciones pensé que un niño estaba con sus abuelos y sin embargo eran sus padres. Y me reconcome que pueda pasarme lo mismo.
 
¿Y sabéis lo que dice mi chico de todo esto? Pero niña, tú para que le das vueltas a estas cosas. ¿Eres feliz? Po ya tá.
 
 

miércoles, 1 de abril de 2015

Resultado: negativo

Lo primero primerísimo gracias por estar ahí a todas. Me ha llegado vuestro cariño y preocupación. Gracias de corazón.
 
Todo ha salido correcto. No hay cáncer, así que descartado.
 
Ahora vamos a observar como evoluciona ese bulto porque, como dice mi gine: Valeska, sólo te queda un ovario y hay que mimarlo. No nos podemos permitir perderlo.
 
Sé que la menopausia me llegará antes que a la mayoría de la gente de mi edad, pero tengo 38 años y si me quedo sin mi ovario pues menudo putadón (con perdón).
 
De momento a disfrutar que tengo cinco días de vacaciones para pasarlo requetebien.
 
Por cierto, os informo que a angelote le encantan las procesiones. Flipa en colores con los tronos y se pone a bailar con la música de las bandas, jajaja. Como le digo a mi chico: cari, a este vamos a tener que bautizarlo. Bueno, o hacerle cofrade o algo...

lunes, 30 de marzo de 2015

Marcadores tumorales

Ahora mismo estoy que no estoy. Ya comenté que había pedido hora con el gine para ver qué pasaba con estos ciclos tan raros que había tenido últimamente. Creía que era un adelanto de la menopausia, pero parece ser que no.

Hay algo en mi ovario con un tamaño de dos centímetros, y no sabe qué es, pero no parece un quiste. Él lo ha llamado tumor para seguidamente decir que es la forma "profesional" de decir bulto. Que no me preocupe. Que vamos a descartar. Ya me he sacado sangre para los marcadores tumorales y el miércoles me dan los resultados.

Y no sé como me siento, porque ya he pasado por esto y precisamente la semana que viene tengo mi revisión anual de mi extinto cáncer de piel. Y lo único que pienso es en mi angelote y que no quiero que me pase nada por él.

En fin, que he dicho que no sé como me siento, pero sí lo sé. Estoy asustada.

sábado, 7 de marzo de 2015

¿Menopausia?

Después de la cesárea la regla tardó en venirme seis meses. Justo el tiempo que estuve dándole el pecho a angelote.
Desde el principio fueron reglas regulares, me venían igual que antes de quedarme embarazada, más o menos a los 26-28 días.
 
Hasta ahora.
 
Llevo tres ciclos la mar de raros y me pregunto si no estaré empezando con la premenopausia. Sé que tiene que llegar. Iba a decir tarde o temprano, pero en mi caso desgraciadamente es temprano. Y la verdad es que hasta ahora no había pensado en esto, sino que pensaba en este problema de cara a mi infertilidad. Pero ¿y si con mis 38 años estoy empezando con la menopausia? Esto tiene unas consecuencias físicas muy importantes. Y hoy me siento delante del ordenador a desahogarme del agobio que me entra al pensar en esto...
 
Un ciclo me vino a los 34 días. El siguiente a los 22. Y ahora llevo casi 40 días esperando y nada de nada ni visos de venir. ¿Es o no es esto síntoma?
 
Estoy preocupada. ¿Debería ir al ginecólogo? ¿Me pondrán en tratamiento? ¿Se me está yendo la olla y me estoy preocupando sin más? No lo sé, pero soy incapaz de mirar en google porque ya sabemos como de tranquilizador es, y aquí estoy, viviendo en mi ignorancia y alimentando mi incertidumbre.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Cómo vivió mi chico la infertilidad

Mi chico es una de las personas más buenas que conozco. Es todo corazón. Me encanta su manera sencilla de ver la vida y cómo transmite esa tranquilida ante las dificultades que pueden ir surgiendo.
He aprendido mucho de él a lo largo de los años que hemos compartido y, donde más he aprendido ha sido en el camino de la infertilidad.
 
Mi chico me quiere mucho. Lo sé y me lo hace saber cada segundo que estoy con y sin él. No es excesivamente detallista, pero siempre tiene una palabra, un piropo, una mirada que te hace sentir lo más especial del universo. Es cariñoso y sensible, pero cuando hace falta se pone su coraza y batalla con decisión, como le tocó hacer.
 
Parto de la base de que mi chico quería ser papá, pero cuando empezamos a tener problemas para él dejó de ser un objetivo prioritario. Llegó un punto en que todo lo que hicimos sé que lo hizo más por mí que por ser padre. Llegó un momento en el que él no quería continuar porque le dolía más el verme pasar por quirófano una y otra vez que el pensar que no sería padre. Nunca me pidió que abandonáramos, jamás, pero sí expresaba su sufrimiento de verme padecer. Me decía que para él lo importante era yo y que los dos podíamos ser felices y éramos felices. No quería verme sufrir ni padecer.
 
Mi chico fue una roca durante todo el proceso. Fue el tronco en el que me apoyé, el hombro sobre el que lloré, el abrazo que me reconfortó, la palabra que me alivió. Una y otra vez, año tras año, pérdida tras pérdida se mantuvo en su papel. Sólo una vez le vi tambalearse, derrumbarse, maldecir, llorar, implorar... y fue con el negativo de nuestra segunda ovodonación. Nunca jamás olvidaré ese día. El momento de abrir el sobre y ver ese cero demoledor y acto seguido levantar la vista del resultado de la beta y ver a mi chico pasarse las manos por el pelo una y otra vez, tragar saliva y salirle las lágrimas de los ojos mientras decía que no podía creérselo, que como podía ser, que por qué a nosotros, que qué habíamos hecho para pasar por esto y que cuanto más íbamos a pasar. Y lo que más me llegó al corazón: Ya no puedo más.
 
Ahí me di cuenta de que el papel que había asumido mi chico había sido el más difícil. Había hecho de contención, de apoyo incondicional. Pero ¿quién le contenía a él y en quién se apoyaba? Yo había adoptado el papel de sufridora activa: lloraba, me quejaba, sufría, me expresaba... Pero él sólo recibía todo lo anterior: mis lloros, mis quejas, mi sufrimiento, mis palabras de dolor. Y fue acumulando y acumulando y acumulando hasta que ese día explotó. Y a mí me sirvió para que, por fin, se invirtieran algo los papeles, y yo también estuviera ahí para apoyarle, para contenerle y para animarle a que se expresara sobre cómo estaba viviendo él todo esto.
 
Y fue cuando me explicó que él era feliz sin hijos, que el hecho de buscarlos era lo que nos estaba amargando, que todo giraba en torno a la búsqueda y que comprendía que yo hubiera cambiado y estuviera afectada, pero que necesitaba un respiro, intentar volver a ser la pareja que éramos antes de entrar al laberinto: feliz, despreocupada y divertida. Al principio me dolieron sus palabras, pero las maduré y le di la razón. También él maduró lo que dijo y matizó algunas cosas como que sabía que no podíamos ser los de antes porque habíamos vivido cosas muy duras y era una utopía. Pero todo esto nos sirvió para darnos cuenta de que necesitábamos un descanso en todo esto. Luego vino un embarazo inesperado que volvió a terminar en aborto... pero nos referíamos a los tratamientos.
 
Quiero deciros que la infertilidad nos unió muchísimo más. Sé que hay parejas a las que desgasta o que incluso llegan a terminar la relación, pero no fue nuestro caso. Mi chico me dio amor a raudales y siempre estuvo a mi lado. Nunca me dijo ni una sola palabra que diera a entender que si pasábamos por esto era por mi causa (que no culpa). Y llegó a aceptar el probar con donación de embriones si esto nos daba la posibilidad de ser padres.
 
Cuando me encontraron el problema que tenía fue él el que me dijo que teníamos que intentarlo de nuevo, que no podíamos dejarlo ahí sin saber si lo podríamos haber conseguido. Y cuando lo logramos fue el hombre más feliz del mundo. Por dos razones: primero y fundamental por ser papá. Y segundo porque se acabó la pesadilla.
 
Todos los días me da las gracias por tener a nuestro angelote, por haber sido tan cabezona y haber luchado hasta el final.
Todos los días le doy las gracias por haber estado ahí de manera incondicional, por haberme escuchado una y otra vez mi sufrimiento y mi desesperanza, por haberme dado consuelo, y sobre todo por haberme hecho sentir que soy la mujer más maravillosa del mundo.
 
Siempre dije que tuve mala suerte con el hecho de intentar ser madre porque gasté toda la suerte encontrando a mi chico. Ahora tengo a mis dos chicos, así que esa mala suerte se terminó. Soy doblemente afortunada.

viernes, 13 de febrero de 2015

FELIZ CUMPLEAÑOS

Hace un año que fui madre. Bueno, esto es mentira, yo me considero madre muchisimo antes de que naciera angelote, pero esa es otra historia.
Este año se me ha pasado demasiado rápido. No puedo creerme que mi niño tenga ya un año, pero sí, lo tiene y me gustaría hacer un resumen de lo que ha supuesto para mí este año.
Lo primero que tengo que decir es que soy muy feliz. Antes no era desgraciada, pero el hecho de no poder ser madre era como una estaca clavada en el corazón, que en ocasiones me hacía caer en las tinieblas y me producía cierta inestabilidad en mi estado de ánimo. Ahora eso no existe. Siempre estoy feliz, aunque no haya dormido, aunque haya tenido todo el día a angelote en brazos, aunque me duela la espalda a reventar. Soy feliz. Y no lo digo en plan de restregarlo, ni mucho menos, es para que veais cómo el hecho de haber sido infértil puede paliar lo menos bueno que puede tener la maternidad.
¿Me sigo acordando de lo mal que lo pasé? Si
¿Me duele de la misma manera? No
¿He llorado en alguna ocasión por mis ocho años de infertilidad y pérdidas? Cuando he hablado de ello sí.
¿Pienso que mi historia ha podido modular de alguna manera mi crianza con angelote? Rotundamente si. De lo que más me alegro de haber luchado tanto y haberlo pasado tan mal es de que me parece un absoluto privilegio el ser madre y el disfrutar de mi hijo. Absorbo cada microsegundo que paso con ´´el, No puedo dejar de mirarlo, admirarlo, acariciarlo, besarlo... Me sigo despertando por las mañanas dando gracias por tener a mi hijo. Llevo un año con él y todavía me parece mentira. Y a mi chico le pasa lo mismo. Se me caen lagrimones cuando me llama mamá, cuando me busca, cuando veo algún avance o simplemente cuando lo veo dormir. Esto es muy grande. Mereció la pena. Merece la pena, chicas, luchad todo lo que podais por favor.
Angelote está muy grande, utiliza ropa de 18 meses y aun así, alguna le queda justa. Sigue siendo un rubiales super simpático que busca la boca a todo el mundo y todo el mundo está enamorado de él. Le quiero con toda mi alma y a veces me duele el corazón de tanto quererle. Y sé que él me quiere también. A veces me mira con unos ojos que me crea un vacio en el estómago. Es como un enamoramiento pero multiplicado por la millonésima potencia.
He tenido la suerte de que apenas se ha puesto malo, sólo un par de veces con mocos y tos y ya está. Por contrapartida tiene dermatitis atópica y a veces le dan unos brotes al pobre... Pero es un niño sano y, lo que más orgullosa estoy, es un niño tremendamente feliz. Y esa es mi meta en la vida, que mi hijo sea feliz.
Veo el mundo a través de sus ojos y es como vivirlo todo por primera vez. Su candidez, su sonrisa permanente, sus ojos brillantes... Mi hijo (que fuerte decir mi hijo) es lo que más quiero en el mundo. He pasado un año a su lado y estoy deseando de seguir viviendo momentos con él.
¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANGELOTE!!

lunes, 9 de febrero de 2015

Revelación de la ovodonación

No me gusta el título que le he dado a la entrada. Eso lo primero. ¿Por qué? Pues porque para revelar previamente habrás tenido que ocultar y creo que esto debe ser mucho más natural y paulatino que lo que conlleva la palabra REVELACIÓN.
 
Nosotros hemos decidido contarle a angelote que para poder tenerle tuvimos que recurrir al óvulo de una donante. La verdad, debo vivir un poco en la parra porque no me supone algo traumático o de especial relevancia. Repito que esto debe ser fruto de mi ignorancia sobre las consecuencias que esto puede conllevar, pero es que lo veo tan simple...
 
Tengo varios materiales en los que apoyarme para ir incorporando la ovodonación a la vida de angelote. Uno es un cuento sobre nuestra búsqueda, las pérdidas y la ovodonación. Un relato que podré contarle desde bien pequeño puesto que está escrito con símbolos y utilizando como personajes a su papá y su mamá, pero también a "brujos, sabios y hadas". En el cuento le explico como le llamábamos pero no podía oirnos porque la voz de mamá era muy débil y por eso necesitábamos de una tercera persona (un hada) para que llegara a mi vientre.
También tengo un álbum con fotos, informes, resultados de pruebas, la info que nos dan de la donante, etc.
Por supuesto tengo el blog, pero esto lo veo para cuando sea más mayor.
Y, evidentemente tiene a su padre y a su madre para poder resolverle cualquier tipo de duda sobre esta cuestión (esta y todas las que se le planteen que no serán pocas).
 
Y ya está. Nada más y nada menos. Porque pienso que esto es un tema más del que hablaremos, que será fácil y difícil según la época, que surgirán otros temas más difíciles todavía a los que nos tendremos que enfrentar. Y pienso, y creo de verdad que aquí está la clave de todo, que lo importante no es lo que le transmitamos sobre la ovodonación para que lo asimile, sino el tipo de crianza y el estilo de comunicación que adoptemos con nuestro hijo PARA CUALQUIER TEMA.
 
Quiero explicarme para que se entienda. Si para mí el tema de la ovodonación es súper importante, súper necesario, súper tremendo, súper... lo que quieras, tu hijo lo va a notar. Lo nota, lo sabe. Da igual que le estés sonriendo cuando le hagas referencia a esto. Mirará tu nerviosismo, tus dudas, tus miedos, y pensará que esto tiene más relevancia de lo que tiene. No se puede centrar la identidad de un niño en el óvulo del que provino. NO ES SANO. Una persona no es la unión de un óvulo y un espermatozoide. No lo es. Es muchísimo más que eso. No podemos caer en la imperiosa necesidad constante de decirle a nuestro hijo que es fruto de la ovodonación. El es fruto de muchas más cosas, y una de ellas es la ovodonación.
 
Permitidme hacer un paralelismo, aunque el tema no tenga que ver (o sí). Si yo trato con naturalidad la sexualidad con mi hijo desde pequeño (que es lo que hay que hacer), él también va a vivirla con naturalidad y no tendrá reparos en acudir a mí para exponerme todas las dudas y cuestiones que crea convenientes (aunque de adolescente tire más para los amigos). Si yo no hablo nada de sexualidad y le digo a mi hijo: ven, siéntate, tenemos que hablar. El primer incómodo va a ser él, que ya se huele de qué se trata y que ya sabe de la materia. Revelación. No tiene sentido. Y si mi hijo me empieza a preguntar de pequeñito y yo me pongo nerviosa, balbuceo y le doy respuestas esquivas y no del todo acertadas, lo primero es que llegará un momento en que mi hijo dejará de acudir a mí para preguntarme sobre el tema, y lo segundo es que le estoy transmitiendo algo negativo respecto a la sexualidad con mi actitud hacia sus preguntas. Pues lo mismo. Sé que la relevancia no se puede equiparar, pero es que yo lo veo así...
 
Y tendremos que lidiar con muchos problemas cuanto mayores se hagan, y uno de ellos por supuesto será el de la ovodonación, y otras familias tendrán otros problemas diferentes a nosotros. Punto pelota, es que yo no veo más... Mi vida no gira en torno a la ovodonación y no puedo pretender que lo haga la de mi hijo, como si no hubiera nada más, como si el hecho de que él estuviera aquí fuera sólo por eso, como si él fuera "mi hijo de ovodonación" y no "mi hijo".
 
Creo que a veces se le da demasiada vueltas o, vuelvo a repetir, vivo en el mundo de los osos amorosos y me van a llover palos por todos lados. Pero de momento yo lo veo así.

domingo, 25 de enero de 2015

De vuelta ¿qué ha pasado?

Lo primero que tengo que decir es GRACIAS. Gracias a todas por interesaros por mí y por mi ausencia, a Beatriz, Luli, Yaiza, Meri, Alba, Rath, Hellen, Luna y tantas y tantas otras que os habéis puesto en contacto conmigo para saber qué había pasado y por qué había privatizado el blog.
 
Me he sentido muy acompañada porque todas casi todas habéis intuído que había pasado y es que una persona cercana a mí puede que haya descubierto mi blog y sepa quien soy.
 
He estado reflexionando mucho tiempo sobre qué hacer con el blog. Lo primero que me salió fue cerrarlo y no dejar que nadie accediera a él. Me dio mucho miedo que esa persona fuera la primera en saber que mi hijo es fruto de la ovodonación, antes que nadie, incluso que él mismo. No sabía que hacer. Revisar las entradas, cambiar datos, fechas, cosas personales. Pero después de tanto reflexionar creo que es absurdo porque todo lo que aparece en mi blog no es cien por cien mi vida. Lo único que es cierto son mis abortos, mis tratamientos y poco más.  Tomé la precaución de cambiar algunas de las anécdotas para no ser reconocible en el caso de que alguien diera con mi blog. Siempre pensando en mi hijo en mi prioridad, y es que él sea el primero en saber que es fruto de la ovodonación.
 
Por tanto hay muchas cosas que he cambiado a posta y espero que lo entendais. Cosas accesorias como por ejemplo que vivo en el sur, que tengo dos hermanos, lo de mi hermana-prima (es otra persona), mi cáncer de piel (otra enfermedad), mi viaje a Nueva York (otro país) y tantos y tanto datos que me rodean y que podrían hacer fácilmente identificable. Pero sí que es cierto todo lo demás. He pasado por cinco abortos, he estado ocho años luchando para ser madre, lo logré gracias a IVI y a la doctora Crespo y por ovodonación. Y por supuesto mis sentimientos, pensamientos y todo lo demás es auténtico 1000 por 1000.
 
¿Y por qué he decidio reabrir el blog? Pues pensaréis que es por algo personal, pero no es así. Lo hago por las chicas y chicos que pueden estar pasando por algo parecido a lo que yo pasé. Por aquellos y aquellas que están perdidos, que no saben qué hacer, a dónde acudir, que creen que ya no pueden más, que han llegado a su límite, que no saben si seguir luchando. Creo que les puede ayudar mi experiencia. Lo creo sinceramente.
 
Así que aquí estoy de nuevo, no sé si volveré a escribir entradas, pero sí quiero que mi experiencia quede plasmada, que mi historia pueda dar un hálito de vida, esperanza, que es el motivo por el que escribí el blog.
 
Todo es posible en la vida. Incluso que una mujer después de ocho años, cinco abortos y varios tratamientos sea mamá de un niño increíble, guapísimo, cariñoso, listo y fruto de ovodonación